16 ⋆ Final

787 52 37
                                    

Alana Messi

Silencio.

Un silencio que aturdia mis oídos, eso era lo que escuchaba. Como si por un momento el tiempo se hubiese frenado y medio mundo con él. Apenas se cumplieron los ciento veinte minutos del partido, elegí cambiarme y usar la camiseta de mi hermano como de costumbre, ya no me importaba cumplir con el uniforme requerido.

Por primera vez en todo lo que iba del mundial, estaba tranquila. Mi corazón latía a un ritmo relativamente normal mientras estaba parada, esperando el resultado tan anhelado. Siento como un brazo rodea mis hombros y luego un beso sobre la coronilla. Rodrigo, el encargado de abrazarme, decide quedarse a mi lado. Noto en su postura y lenguaje corporal lo nervioso que está, pero no logra contagiarme. Creo que ambos queremos esto por muchas razones, pero la principal es Leo.

Gonzalo camina a paso lento hacia el punto del penal y por un momento creo que se gira buscando mis ojos, los cuales encuentra por una milésima de segundo. Al estar posicionado a la distancia necesaria, veo como toma aire y exhala pesadamente, algo que siempre hace antes de patear un penal. Realiza los pasos necesarios para poder patear y convierte sin ningún problema. Siempre estuve confiada de que esa pelota iba a entrar, imposible cuando era él quien se encargaba del penal decisivo.

Luego de eso todo sucede demasiado rápido. Rodrigo se suelta y sale corriendo junto al resto de los jugadores. Algunos se abrazan entre sí, a otros les fallan las piernas y caen arrodillados al suelo dejando salir esas lágrimas de felicidad y alivio. Mi primera reacción es felicitar a Scaloni y al cuerpo técnico, sin ellos nada esto era posible. Antes de que se empiece a descontrolar más el campo de juego, voy corriendo hacia donde está mi hermano. Logra verme a lo lejos y con amabilidad, corre a sus compañeros para tener espacio y encontrarme a mitad de camino. Lo abrazo con todas mis fuerzas y me levanta del suelo para hacerme girar un par de veces.

—Sos campeón del mundo Leo. Te lo dije mil veces, naciste para cosas grandes. — Ninguno de los dos puede controlar las lágrimas, en especial yo. Si supiera la admiración que le tengo.

—Gracia' por estar siempre hermanita y por no dejarme abandonar la selección cuando quise irme.

Es de público conocimiento que el capitán es de pocas palabras, asique lo que me dice me emociona aún más. Nunca creí que podría tener algún tipo de influencia sobre sus decisiones, pero parece que soy tan importante para él, como él lo es para mí. De a poco van llegando los familiares y los grupos se van mezclando entre felicitaciones y fotos. Se hace la entrega de premios y la hinchada vuelve a estallar cuando levantan la copa. Cada vez hay mas gente acumulada y cuesta caminar entre tanto alboroto. En cierto punto la seguridad comienza a sacar a todos aquellos que no sean familiares o amigos cercanos, tratando de mantener un poco el orden y la intimidad del momento, si es que es posible en un lugar tan grande. 

Cuando estamos todos un poco mas calmados, sentados hablando entre nosotros, me doy cuenta que no he felicitado a todos. Busco con la mirada a Gonzalo y lo encuentro con sus padres y algun que otro familiar u amigo pero antes de poder acercarme, Julian llega a mi lado junto a Emilia. Lo felicito por enesima vez del espectacular mundial que hizo y le recuerdo que debería estar orgulloso por lograr tanto a tan corta edad. Los tres hablamos un buen rato, hasta que Emi cambia su expresión por completo, observando algo a mis espaldas.

―Ah no, pero si es un pelotudo con todas las letras. ― Me sigue causando gracia escuchar a Julian decir malas palabras y con su particular tonada.

Giro mi cabeza para mirar hacia la misma dirección que ellos, arrepintiéndome casi al instante. Enzo junto a Valentina, abrazados o dándose besos como una pareja normal. Se sacan foto junto a Oli y es la típica imagen de una familia completamente feliz. Algo en mi interior se remueve, no sé si por haber caído nuevamente en sus chamuyos o por envidia de no tener eso mismo con alguien. 

Nunca Digas Nunca - Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora