Capítulo 20

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Con el demonio derrotado, la oscuridad que había envuelto el bosque se disipó, dejando espacio para la luz de la luna. El omega, con la katana en mano, se erguía como un guerrero victorioso bajo el manto celestial. La beta se acercó, extendiendo la mano en un gesto de complicidad y triunfo compartido, marcando el final de una épica batalla.

—Lo logramos Nezuko. -dijo sonriente y la beta lo abrazó-

En el silencio que siguió a la victoria, el omega, con una sonrisa triunfante, pronunció esas palabras reconfortantes hacia su hermana Nezuko. El abrazo fraternal era un símbolo de la fortaleza de su lazo y la superación de las adversidades.

Sin embargo, la alegría se vio eclipsada por la presencia inesperada del demonio, cuya voz resonó con amargura y frustración.

—Imposible... se supone que ustedes debían odedecerme y solo seguir lo que les pedí. Y así, tu no morirías. -exclamó el demonio, descontento por la resistencia de los hermanos a cumplir con sus demandas.-

—Te lo dije, no te entregaré a Nezuko. Ni a nadie la entregaría.

—Crees que esto se quedará así?! -gritó furioso-

La tensión en el aire aumentó, revelando la persistente hostilidad entre ambas partes. El destino de los hermanos y el desafío del demonio pendían en el equilibrio, creando un clima de incertidumbre y anticipación.

El bosque se convirtió en el escenario de una batalla intensa y desafiante entre el omega y el demonio furioso. A pesar de que la cabeza del demonio ya había sido separada de su cuerpo, la oscura energía que lo mantenía conectado a la existencia hacía que la lucha continuara.

Con la katana desenvainada, el omega se lanzó hacia el demonio con agilidad y determinación. Cada movimiento estaba cargado de la fuerza de su voluntad y la determinación de proteger a su hermana Nezuko. El demonio, a pesar de la desintegración lenta, aún desataba ataques feroces con sus extremidades restantes y las sombras que giraban a su alrededor.

El sonido de acero chocando resonaba en el bosque mientras el omega esquivaba con destreza los ataques del demonio. Aunque la cabeza del demonio yacía inmóvil en el suelo, la esencia malévola que emanaba continuaba siendo una amenaza latente. La beta, observando con atención, se mantenía alerta, lista para intervenir en cualquier momento.

—¿Crees que cortarme la cabeza es suficiente para detenerme? -rugió el demonio con desprecio-

Su voz retumbando en el aire. Las sombras que lo rodeaban se agitaron, manifestando su resistencia ante la inevitable desaparición.

El omega, sin embargo, no cedía ante la provocación. Cada golpe de su katana estaba imbuido con la intención de dispersar la oscura presencia del demonio. La lucha se prolongaba, un enfrentamiento entre la persistencia del omega y la resistencia final del demonio.

El bosque se llenó de destellos de acero, la danza del omega contra las sombras del demonio. A medida que el tiempo transcurría, la esencia maligna del demonio se debilitaba gradualmente, pero su furia persistía.

Finalmente, en un momento de silencio, roto solo por la intervención de un joven pelinegro, que defendió la espalda del omega, la cual iba a ser peligrosamente cortada, con una magnífica danza de agua, se acercó al demonio y volvió su cabeza pedazos para que se dessintegrará más rápido.

—Hiciste bien aguantando hasta que llegue. -le dijo el pelinegro-

—Ah... -suspiró- Gracias por lo de antes....esto...

—Tu eres... -soltó sorprendido al recordar a ese omega de hace unos años atrás, aunque no pudo continuar porque rapidamente, defendió de un ataque a la beta-

El Omega Prime A͜͡l͜͡l͜͡ x͜͡ T͜͡a͜͡n͜͡j͜͡i͜͡r͜͡o͜͡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora