Capítulo 22

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—Nezuko no lo hagas! -la demonio enfrentaba un batalla, pero recordó que los humanos no son su comida, ella los protejer y con fuerza de voluntad giró au cabeza.

Con una fuerza de voluntad impresionante, Nezuko resistió la tentación de la sangre humana. Giró la cabeza, enfrentando la batalla interna con determinación. El alfa peliblanco observó con interés la prueba de la capacidad de la demonio para resistir sus instintos más oscuros.

—Interesante. —comentó el alfa, retirando la caja y liberando al omega, quien cayó al suelo con un gruñido de frustración.

—Que pasa? -preguntó el alfa de olor sándalo a una de sus hijas-

—La demonio apartó la mirada, Shinazugawa-sama la apuñalo tres veces, pero no mordió su brazo sangriento pese a las provocaciones.

—Esto demuestra que Nezuko no ataca a los humanos. -su mirada se dirigió al peliburdeo- Tanjiro,esto no significa que todo el mundo vaya a apreciar a Nezuko, deben seguir demostrando que son capaces de pelear como asesinos de demonios.

Ante las palabras de advertencia y sabiduría del líder, el omegano dudó en reconocer la importancia de su responsabilidad. Con gratitud y respeto, se arrodilló ante el líder de la organización de cazadores de demonios y dijo con sinceridad:

—Agradezco profundamente sus enseñanzas. Entiendo la importancia de demostrar continuamente nuestra dedicación a proteger a los humanos. Seguiré esforzándome para honrar nuestras responsabilidades como cazadores de demonios y asegurar la seguridad de aquellos a quienes juramos proteger.

—Muy bien, recuerda fortalecerte para que venzas a una de las Doce Lunas Demoniacas, y no dudes en preguntarles a los pilares en como puedes mejorar, ellos son espadachines, muy hábiles, se fortalecieron a sí mismos superando un duro entrenamiento y vencieron a algunas de las Doce Lunas. Por eso, todo el mundo los respeta. Sanemi, Obanai, no sean muy crueles con los menores.

—A la orden. -respondieron ambos-

—Ya terminamoes de hablar de Tanjiro, puedes retirarte.

—Kamado-kun puede quedarse en mi finca. -dije la pilomorada y a la vez aplaudió- Llévenselos, por favor. -ambos kakushis entraron a gran velosidad, y tras realzar una reverencia tanto al patrón como a los pilares los cuatro se retiraron-

Después de la intensa reunión, Tanjiro, Nezuko y los dos kakushis emprendieron una larga caminata en dirección a una finca que se perfilaba en la distancia. El paisaje cambiaba a medida que avanzaban, con campos verdes extendiéndose a ambos lados del camino. El aire fresco y limpio del bosque se mezclaba con los aromas de la naturaleza que los rodeaba.

Llegaron a la finca, una propiedad aparentemente tranquila rodeada de vegetación exuberante. Los kakushis, con su identidad oculta bajo sus máscaras, entraron primero, seguidos por el omega. El lugar estaba impregnado de una serenidad inesperada, contrastando con la tensión que se vivió en la reunión anterior.

Dentro de la finca, los pasillos parecían interminables, y la luz filtrada a través de las ventanas creaba un juego de sombras y destellos. Las puertas se abrieron revelando espacios cuidadosamente decorados y áreas tanto de entrenamiento como médica, evidenciando que la finca no solo servía como refugio y enfermería, sino también como un lugar de preparación para los cazadores de demonios.

—Con permiso, hay alguien?

—No contesta nadie.

—Vayamos al jardín.

El grupo continuó su camino hacia el jardín, donde la belleza de la naturaleza se manifestaba en toda su plenitud. El omega se detuvo un momento para apreciar las delicadas flores que adornaban el terreno, cada una meticulosamente cuidada, creando un mosaico de colores que capturaba la atención de cualquiera que pusiera los ojos en ellas. Las mariposas danzaban en el aire, aportando una sensación de gracia y ligereza al entorno.

El sonido suave del viento entre las hojas de los árboles proporcionaba una melodía tranquila y armoniosa que envolvía el lugar. Avanzaron, disfrutando de la serenidad que ofrecía el jardín bien cuidado.

Mientras exploraban, se toparon con la pelinegra que Tanjiro estuvo a punto de enfrentar en el monte. Su presencia en la finca sugirió que tenía un papel crucial en la organización de cazadores de demonios. Aunque sus miradas se cruzaron por un momento, la tensión que antes existía en el monte se había disipado. La pelinegra, con una expresión seria pero neutral, saludó al grupo.

—Ahí hay alguien.

—Es la Tsuguko, esto... Como se llamaba?

—Tsuguko?

—Es Tsuyuri Kanao-sama, los Tsuguko son los herederos de los Pilares, solo eligen aquellos con más talento.

—Discúlpenos, Tsuyuri-sama venimos por orden de Kocho-sama, podemos entrar a la casa?

—Quíenes son ustedes? -habló una peliazul detrás de ellos asustándolos- Son parte de los kakushi? Veo que traen a un herido. Síganme. -estando adentro se encontraron con el pelirubio y el jabalí-

—Debo tomar cinco veces al día? -preguntó el pelirubio a la pequeña-

—Si. -contestó la niña-

—Zenitsu

—Tanjiro -respondió el omega rubio sorprendido- Estas en una pieza? Escuche que te enfrentaste a una Luna Demoniaca. -dijo preocupado-

—Bueno, era obio que no saldría ileso, como estas tu?

—Me picaron unas arañas y ellas me inyectaron veneno, a pesar que dolia logré derrotar al demonio. Estuve a punto de convertirme en araña, por eso mis extremidades están cortas.

—Haz visto a Inoske o Murata?

—No se quien es Murata, pero Inosuke esta a mi lado.

—Ah! No me di cuenta, me alegro que estes bien Inossuke. -se acercó a su camilla- Siento no haber ido a ayudarte.

—Tranquilo, no importa. -respondió on una voz ronca-

—Parece que se lastimó la garganta. -contestó el pelirubio-

—Siento ser tan debil.

—Animo Inosuke! No es prpio de ti estar decaído.

—Hiciste lo que pudiste, eres genial!

Con la tarde despidiéndose lentamente en el horizonte, el omega observó cómo sus compañeros se recuperaban gradualmente en la finca. Finalmente, llegó el momento de que el omega recibiera la atención que necesitaba.

Con el atardecer pintando el cielo con tonos cálidos y dorados, el omega se tomó un momento para reflexionar en silencio. A través de las ventanas, los últimos rayos del sol iluminaban la finca, creando una atmósfera serena que contrastaba con la intensidad de las horas anteriores.

Finalmente, cuando la noche empezó a desplegar su manto estrellado, el omega decidió dirigirse a la habitación donde su hermana, aguardaba en su caja. El ritual de liberarla se volvía un acto familiar.

La puerta se abrió con suavidad, y el omega se acercó a la caja, sintiendo la familiar presencia de su hermana en su interior. Con movimientos cuidadosos, liberó a Nezuko, permitiendo que saliera al mundo una vez más. La habitación quedó iluminada por la luz tenue de una lámpara, revelando el rostro sereno de Nezuko, ahora libre de la restricción de la caja.

—Dijeron que puedes usar esta habitación. -se sentó en la cama- Realmente acabamos muy heridos en el monte Natagumo, pese a que resiví atención médica aún me duele el cuerpo, Nezuko, gracias por proteguerme en la montaña. -la beta se durmió al escucharlo- Claro necesitas dormir. -sin importar el dolor de sus heridas colocó a su hermana en la cama para que duerma más comoda- Descansa Nezuko. -salió de la habitación para diriguirse a la suya y descansar-

Fin.

Buenas queridas constelaciones, espero que esten bien y hayan disfrutado la navidad, les deseo un feliz año nuevo a ustedes! Espero que les guste el capítulo, nos leemos luego.

El Omega Prime A͜͡l͜͡l͜͡ x͜͡ T͜͡a͜͡n͜͡j͜͡i͜͡r͜͡o͜͡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora