Las cuerdas que unían mis manos a los postes de madera clavados en la tierra me estaban empezando a dañar las muñecas. Me encontraba inmóvil, a unos 5 metros de los miembros de la patrulla de Wayward. Estaban sentados en unos troncos, alrededor de una hoguera en la que había una cacerola con comida, bebiendo cerveza. Sus voces retumbaban en mi cabeza. Hablaban demasiado fuerte. Tanto, que estaba metido en su conversación.
-¿Dónde está tu hija? -preguntó uno de ellos.
-Andará por ahí perdida -contestó Paul, el líder de Wayward- No sé para qué insistió tanto en venir si al final se aburre...
-La tienes muy sobreprotegida, jefe -intervino otro de los guardias- Es hora de que vaya descubriendo como es vivir en Wayward.
Paul bebió de su cerveza, y le lanzó una mirada asesina al guardia que había hablado. Supongo que, si es el líder de aquí, no le gustará mucho que le den órdenes, más sobre cómo educar a su hija.
-No la veo capacitada, aún es una niña -justificó Paul.
Había oído hablar varias veces de su hija en Wisdom. Al parecer le tiene mucho rencor a su madre por traicionar a su familia. Dicen que desde entonces, se ha entrenado muy duro para su venganza, pero que su padre siempre le está parando los pies para que no monte una revolución. Vaya con la hijita del líder...
Paul levantó la vista de su botellín, y me miró directamente a los ojos. Hasta en la distancia, su mirada intimidaba.
-¿Y a ti cómo te va Presley? -dijo sonriendo con malicia- ¿Os habéis pillados los dedos tu mamá y tú?
Comenzó a reirse, y en nada de tiempo, sus seguidores también. Bajé la mirada, y apreté la mandíbula lo más fuerte que pude. Odiaba que se rieran de mí en mi cara.
-Vamos a divertirnos un poco, ¿no creeís? -dijo mientras se levantaba del tronco.
Caminó hasta estar frente a mí. Me colocó el botellín sobre la cabeza y empezó a sonreír con poca gracia. Cuando quitó sus manos de mi cabeza, la incliné de golpe a un lado, haciendo que la cerveza cayese. Se le borró completamente la sonrisa de la cara. Se creería que me iba a ofrecer como juguetito suyo para el aburrimiento.
-Mira niñito pijo -me tomó por el cuello de la camisa que llevaba. Tenía un par de botones desabrochados- No te conviene replicarme ni cuestionarme lo que haga contigo, si es que quieres llegar vivo hasta el final de la patrulla de este mes.
Y me callé. Si fuese otra persona, no me tomaría enserio una amenaza, pero era Paul, Paul Johnson, el hombre que siempre cumple lo que dice.
Cogió otra botella, ésta estaba cerrada, y me la volvió a colocar en la cabeza. Esta vez si que me quedé quieto, intentando no mover siquiera un músculo.
-Así me gusta -dijo cuando se separó de mí, mientras sonreía con prepotencia.
Paul se giró al escuchar el galope de un caballo. No, no penséis que sería uno de los míos intentando salvarme. Los caballos son más de Wayward que de Wisdom.
Me quedé mirando como una jovencita de pelo castaño y ojos claros se bajaba de aquel animal. Se fue acercando andando hacia Paul, que ya se había sentado en uno de los troncos. Éste se levantó y le dió un abrazo. Con que esa era la famosa hija de Paul.
-¿De dónde se supone que has sacado un caballo? -le preguntó uno de los guardias.
-De una granja cercana -contestó la chica con tono firme. No me esperaba que una chica tan... mona tendría una voz tan seria- Lo he pedido prestado, ya sabes... para entretenerme en los dos días que quedan. ¿No te molestará, verdad papá?
-Claro que no, pequeña -sí que la niña tiene pasmado a su padre. Parece otro Paul el que está con ella.
La hija de Paul levantó la mirada para observarme. Se me fue acercando, hasta que se quedó a un metro y algo de distancia de mí.
-¿Y este quien es? -preguntó sin quitarme un ojo de encima.
Paul le puso una mano en el hombro.
-Otro de Wisdom intentando colarse para hacer pruebas -contestó.
Nada más escuchar lo que dijo su padre, rodó los ojos.
-Las personas como tú me dais asco -y eso me lo dijo a mí- ¿No os conformais con lo que ya teneis, eh?
-Eh, ya vale -dijo Paul. Menos mal, porque no iba a consentir que me dijese eso- También está aquí para que nos divirtamos con él.
La sonrisa que le asomó a la chica en la comisura de los labios no me hizo ni pizca de gracia...
-¿Qué propones? -preguntó divertida.
Paul se sacó una pistola de la pistolera, y se la pasó a su hija. Ésta se quedó mirando la mano de su padre en la que se encontraba la pistola, y luego, dirigió su mirada a la botella de mi cabeza. Sonrió. No, no, ¡no! Si Paul la ha sobreprotegido tanto, su capacidad con las armas sería... Terrible. La bala podría ir desde el árbol que hay a 5 metros hasta todo mi estómago. En los líos en los que me meto...
Se alejaron de mí unos cuatros metros. La chica tomó por fin la pistola, y se la separó de la cara. Entrecerró un ojo y abrió un poco las pierna. Mi cara estaba totalmente descompuesta. Mi fin había llegado, y todo gracias a una chica sin puntería. Estaba preparada para disparar.
-Momentos como estos son en los que me arrepiento de no llevar una cámara conmigo -dijo.
-Todo sea por hacerme sufrir, ¿no crees? -dije. Me estaba desesperando.
Rió por lo bajo. Al menos voy a morir habiendo hecho a alguien reír...
Sin pensárselo dos veces, aprieta el gatillo. Cierro los ojos. Para mi sorpresa, la bala no impacta contra mi cuerpo. Noto que la botella se tambalea un poco, pero no llega a caerse. Cuando abro los ojos, la veo acercarse a mí. Toma la botella de mi cabeza y bebe un trago de cerveza. ¡La ha abierto!
-Deberías haberte visto la cara, pijillo -rió.
-¿Como...? -fue lo único que salía de mi boca. Mi cuerpo aún estaba en shock.
Paul también se quedó pasmado ante la perfecta actuación de su hija. Cuando consiguió salir de su asombro exclamó:
-¡Esa es mi niña!
Se le echó encima para abrazarla.
-¡Papá! ¡Qué tengo 19 años! ¡No soy una niña!
Siguieron hablando, o puede que discutiendo, pero mi respiración estaba demasiado agitada como para escuchar algo. La hija de Paul Johnson... ¿cómo había hecho eso?
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Away for this place [Wattys 2015]
Action© Todos los derechos reservados. "Perteneces al lugar en el que naciste". Eso nos lo enseñan desde pequeños, pero... Somos curiosos. Demasiado. Y descubrir lo que hay más allá de los límites que nos ponen, es como una golosina. Es por ello que yo aq...