Capítulo 11

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El silencio reinó por unos segundos en el apartamento, y, posteriormente, las fuertes pisadas de Lissie hicieron retumbar el suelo. ¿Confirmamos que me iba a asesinar? ¿Confirmamos? Confirmamos.

Apareció hecha una furia en el umbral del pasillo, como si me estuviera dando ventaja para huir. No lo habría dudado si no hubiera sabido que estaba la puerta con el cerrojo echado.

-Más te vale que solo haya sido una suposición, que no me has visto con la ropa interior –dijo con tono amenazador.

¿Para qué molestarme en contestar algo que ambos sabemos que he hecho?

Se fue acercando lentamente, hasta quedarse a un par de metros de distancia de mí.

-Corre.

Se abalanzó sobre mí con los brazos abiertos, y no con intención de darme un abrazo de oso. Más bien de estrangularme.

Instintivamente, me aparté y me agaché. Wo, acababa de esquivar a una guardia de Wayward. Pausa para un aplauso mental, por favor. Me encontraba detrás del sofá, lo que le dio puntos en positivo a ella, dado que se subió encima y se volvió a abalanzar sobre mí. El impacto de nuestros cuerpos me hizo perder el equilibrio. Caí boca arriba, y Lissie aprovechó mi situación para subirse a horcajadas sobre mi abdomen. Apoyó sus manos a ambos lados de mi cabeza.

-¿Cuantas horas prefieres estar inconsciente? ¿Hasta mañana por la mañana has dicho?

Levantó su puño, el cual estaba preparado para recaer con fuerza sobre mi cara.

El timbre de la puerta principal sonó. La chica giró su cabeza con rapidez para mirar a la dirección del sonido. Volvió a centrarse en mí, en mis ojos.

-¿Y si es tu padre? –dije cauteloso.

Bufó.

Increíble, la había disuadido. Se levantó de encima de mí, y se dirigió a la puerta. Antes de abrir, suspiró, y me dijo:

-¿Quieres que me haga un interrogatorio de cómo has llegado al suelo y atemorizado? Eso no estaría a tu favor, Presley.

No me había dado cuenta de lo tenso que estaba mi cuerpo hasta que no me levanté del suelo. Para intentar parecer "natural" ante su padre, decidí sentarme en una silla del salón, con los codos sobre las rodillas, la espalda encorvada, y la cabeza gacha.

-Eso es, que parezcas un preso de verdad –sonrió con ironía.

Abrió la puerta, y la sombra de Paul Johnson se reflejó en una de las paredes del salón. Era un hombre que ya imponía con su figura. Alto y musculoso, a pesar de que ya no era especialmente joven. Su mandíbula siempre bien cuadrada le daba una expresión seria. Simplemente temible.

-¿Estás bien? –le preguntó Paul a su hija. Puso una mano en su pecho, comprobando su constante cardiaca. Inmediatamente me miró a mí, a quien aun no había dirigido palabra alguna-. ¿Qué le has hecho a mi hija, Presley?

-Nada, nada, papá –dijo quitándose la mano de su padre de encima.

-¿Y por qué estas tan acelerada?

-Em... Es que... Tenía prisa para no llegar tarde a la cena, exacto. Ya sabes, em... Hace mucho que no ceno aquí, y los horarios y tal, y...

-Vale, cielo, relájate que aún es buena hora.

Ojalá que Paul fuera siempre así, como con su hija. Risa, eso es imposible.

-Sí, sí, no te preocupes –Lissie se pasó una mano por la frente.

Me dirigió una ligera mirada. Sonreí como un niño, para burlarme de ella.

-Y bien –comenzó Paul-, ¿qué tal con el fenómeno?

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2017 ⏰

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Away for this place [Wattys 2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora