Capítulo 3

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Intenté quedarme dormido cuando la hija de Paul se marchó, pero no lo conseguí. Dentro de mí había un presentimiento que me hacía estar siempre alerta. Desde pequeño me han enseñado que nunca se sabe por dónde puede salir un miembro de Wayward. Se caracterizaban por su locura y acción, así que no sabía que esperarme de ellos. Ni siquiera sabía que sería de mí ahora que estaba preso por ellos. No creo que inviten a un té con pastas a aquellas personas de la facción contraria que se cuelan en su ciudad...

Mis hombros no aguantaban más tiempo a mis brazos elevados. Mis piernas cada vez se flexionaban más de pasar tanto tiempo de pie. Necesitaba dormir. Lo necesitaba urgentemente. Agaché un poco la cabeza, y fuí cerrando los ojos muy poco a poco.

Escuché un crujido. Abrí los ojos automáticamente. Miré a un lado y a otro. Habría sido el viento... Volví a la postura anterior. No era la más cómoda, pero por hacer el intento de descansar no perdía nada. Volví a escuchar otro crujido. ¿Y si eran los de Wayward queriéndome atacar por la espalda? Oh, venga ya Alan, no seas tan paranoico. Seguí escuchando muchos ruidos, pero me limité a seguir como estaba, para no asustarme más de lo que ya lo estaba. Escuché una serie más de ruidos. Tras esto, todo quedó en silencio. ¿Que habría sido todo lo anterior? Con los ojos cerrados no conseguía saciar mi curiosidad, así que finalmente, los acabé abriendo. Dí un gran salto del susto.

-¿Qué... qué haces aquí? -dije recuperando un poco el aliento- ¿Quieres matarme de un susto antes de que lo hagan tus compañeros, o qué?

-No podía dormir, y por lo que veo tu tampoco -sonrió- Apuesto lo que sea a que dormir de pie tiene que relajar más... -se empezó a reír.

-Si has venido a molestarme y a reírte de mí, ya te puedes ir -le dije- Quiero descansar -aunque dudo que lo haga.

Dió un paso al frente.

-Para empezar, tú no me dices si me quedo o me voy a dormir. Eso lo decido yo solita, por si las dudas -dijo mirándome fijamente. Aparté la mirada de la suya- Además, no he venido para "molestarte".

La miré confuso. Se agachó, levantó un poco la parte baja de sus vaqueros, y del calcetín se sacó... una navaja. Se puso de pie de nuevo. Comenzó a darle vueltas a la navaja, con la hoja aún sin sacar. Dió otro paso hacia delante, y siguió jugando con el arma.

-Siempre hay que llevar una, mi queridísimo Alan -dijo mientras sonreía con picardía- Nunca se sabe cuándo vas a necesitar una de sus varias funciones -sacó la hoja.

Tragué saliva con fuerza. Mi garganta estaba totalmente seca.

-¿Qué piensas hacer con eso? -dije intentando que mi voz no saliese rota.

Dió otro paso hacia delante, y yo cada vez me temía lo peor.

-¿Con qué? ¿Con esto? -dijo fingiendo estar perdida.

Sonrió al ver mi cara. Se sabía a leguas que ella era la hija de Paul: era igual de sádica que él. Quién sabe, a lo mejor su padre ya le había ordenado ejecutarme. Intenté concienciarme de que no, que Paul deseaba verme morir con él delante, no a solas con su hija. Pero a ver, ¿enserio que Paul me querría matar con una navaja? Siendo él, utilizaría algo más directo, como una pistola. Pero, para él solo soy un estorbo, y al día siguiente volvían a la ciudad. ¿Y si quería quitarme de en medio lo antes posible, aunque sea con un arma blanca? No, claro que no Alan.

Las acciones de su hija contradecían a mis pensamientos. La tenía a menos de un par de pasos, y seguía con la navaja en la mano. Se echó hacia atrás y yo no dudé en cerrar los ojos.

Pasaban los segundos, y seguía sin notar nada. ¿A caso ya estaba en el cielo? Vaya, siempre pensé que estas cosas dolían más. Noté que algo tiraba de las cuerdas que me ataban. Abrí los ojos con sumo cuidado. La hija de Paul se encontraba manteniendo tensa con una mano una de las cuerdas, mientras que con la otra la cortaba. Esperen. Me estaba... ¿salvando?

-¿Qué...? -dije.

-Shh -saltó.

Terminó de cortar las dos cuerdas. Cuando mis muñecas ya estaban libres, me las froté. Estaban muy rojas y con algunas rozaduras abiertas. Quité la vista de mis manos, para dirigirlas hacia ella. Me miraba expectante. Sus ojos claros analizaban cada parte de mí.

-¿Por qué? -fue lo único que salió de mí- ¿Por qué me ayudas?

-Si lo hago, es porque tengo mis razones.

A esta le encantaba mantener la curiosidad en los demás.

-Nunca me imaginé que una chica como tú, que da tanto de hablar, puedera ser tan... misteriosa -dije.

Se cruzó de brazos, y se fue acercando a mí, con pasos lentos, pero amplios.

-Si tan listo eres, si tan miembro de Wisdom eres, ¿por qué no vas cogiendo carrerilla, y te vas ya a tu ciudad? Está bastante lejos a pie, y no te conviene que te descubran otra vez -me dijo, cuando ya estábamos cara a cara.

Asentí levemente.

Pasé por su lado. Comencé a caminar hacia el bosque, pero antes de adentrarme a él, me giré. Ella seguía observándeme, con los brazos en el pecho, supongo que para protegerse del frío de la noche.

-Gracias, eh... -dije desde donde me encontraba- Aún no se tu nombre. Permíteme saberlo solo para agradecerte.

Rodó los ojos, y volvió a dirigirse hacia mí.

-Lissie, Lissie Johnson -dijo al fin.

Antes de que pudiese agradecerle por su nombre, ya se había girado a paso rápido para sumergirse en su tienda.

Yo también me giré, y caminé hacia mi libertad.




Away for this place [Wattys 2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora