"No es que tuviera mala suerte en el amor, la vida me estaba haciendo esperarte"
"Dejar ir, también es un acto de amor."
Wind Breaker Fanfiction
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— ¿Comemos? — Propusiste al trio, que de inmediato aceptaron yendo a comprar su comida a la cafetería de la escuela, tomaste la mano de dom antes de que saliera del salón.
— ¿No trajiste loche dom? — Preguntaste sosteniendo su mano entre las tuyas, el moreno negó.
— Que bueno, porque yo sí, traje uno para ti y uno para mí — informaste llevándolo a tu asiendo donde sacaste una pequeña bolsa con dos cajas de bentos.
— Elije la que prefieras — informaste agachándote para buscar los cubiertos en tu bolsa y tu monedero.
— Es la primera vez que una chica me hace el almuerzo — confeso sentimental a lo que tu reíste suave.
La comida se veía exquisita a sus ojos.
— Pues ve acostumbrándote cariño, a partir de hoy yo te traeré tu comida — aseguraste situándote frente a él con los cubiertos en tu mano.
El moreno te miro sonrojado, ninguna chica ha sido tan atenta con el cómo tú, se sintió conmovido de tu comportamiento con él.
— ¿Vamos con los chicos? — Preguntaste tomando tu almuerzo y tomando su mano entre la tuya, el moreno absorto en tu rostro y tu dulzura asintió obediente dejándose guiar por ti.
Guiando al moreno detrás de ti lo llevaste a la puerta para salir, pero ni bien la abriste fuiste empujada por una castaña, que entraba con un carácter furioso.
— Dom sabía que estabas aquí, ¿cuándo entenderás que no te quiero cerca mío? me abruma tu presencia, y deja de enviarme esos regalos tontos, no los quiero — atacó aquella chica que por lo que decía suponías era Yuna, miraste al moreno y casi se parte tu corazón al ver su expresión.
— Pero Yuna, yo los hice para ti, cambié mis gustos para que disfrutemos las cosas juntos —dijo dom triste.
— No me importa que los hayas hecho tu o no, no te voy a aceptar, entiéndelo — dijo la chica aventándole los regalos en la cara, después de aquella acción la chica salió del salón sin notar tu parecencia.
— ¡Oh por dios! ¡Dom! ¿estás bien bebe? — Preguntaste yendo hacia él y tomando su rostro con tus manos.
— No le hagas caso a esa chica — consolaste con una mueca triste atrayendo su cuerpo al tuyo para brindarle un abrazo, tomaste tus cosas y las de él dejándolas en el escritorio a tu derecha para mayor comodidad.
— Eres una persona maravillosa, no cambies por nadie, solo mejora por quien lo merece — Dijiste masajeando suavemente su cuello buscando relajarlo, el moreno totalmente abatido por la acción de la persona que creía, amaba con el corazón, buscó consuelo con la pelinegra, enterrando su rostro en el hueco de tu cuello.
