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OLIVIA

— Ya puedes ir escupiéndolo todo — Auron se sentó sobre la cama después de cerrar la puerta de su cuarto.

— ¿A qué te refieres?

Me miró obvio y tiró de mi brazo para acostarme a su lado.

No era muy cariñoso, pero el poco afecto físico que tenía con las personas era realmente valioso.

Lo conocía desde antes de que empezara en YouTube, fuimos juntos a la universidad y desde ahí mantuvimos contacto hasta hoy.

La verdad es que agradecía mucho el tenerlo en mi vida.

— ¿Qué me miras así? ¿Ya te has puesto melancólica? — me miró con asco y reí. Ese era el Auron que todos conocían.

Nos acostamos uno al lado del otro, mirando al techo.

Todo esto me ponía realmente nostálgica, y me transportaba hasta aquellas épocas en Madrid en las que iba más a su casa que a la mía.

Él siempre estuvo ahí presente.

— Cuéntame, sabes que no se lo diré a nadie.

Y era cierto. Él sabía prácticamente toda mi vida y yo la suya. Era el mejor guardando secretos.

Además, fue el único que estuvo para mí en aquellos tiempos en los que empezó mi primer ship en internet. Y cuando todo acabó.

Todo aquello me dejó muy tocada, y pedí públicamente, destrozada, que se dejara de hablar del tema.

Afortunadamente mis seguidores son muy comprensivos y en ese momento me ayudaron mucho con mensajes de ánimo.
Incluso apoyaron la idea de que dejara las redes un tiempo por mi propia salud.

— Se disculpó conmigo — hablé finalmente.

— No, si eso ya se ve — rió obvio y le pegué en el brazo de broma.

— ¿Crees que debería darle una oportunidad? — bajé la mirada jugando con mis manos.

— Olivia — se sentó y me miró con el semblante serio —. ¿Tú le quieres?

Me paré a pensar unos instantes.

¿Quererle?

Es una palabra muy grande.

No había querido a nadie desde... bueno, desde aquel incidente con ese streamer.

Mi cabeza no podía ni siquiera nombrarlo. Rápidamente mi pecho comenzó a doler.

— No lo sé — admití.

— Eres mi amiga, y quiero lo mejor para ti, ya lo sabes, pero... — se cruzó de brazos — Tienes que tener claro qué es lo que quieres con él. Al fin y al cabo él también es un chaval que... bueno, tiene sus cosillas, pero es buena gente, créeme.

Lo miré y sus ojos me transmitieron seguridad, como siempre.

Siempre lo había visto como un hermano mayor.

— Necesito pensar, sé que no es justo de esta forma.

No dijo nada más, simplemente se limitó a darme un abrazo, gesto que no solía ocurrir a menudo.

— Te quiero, Raúl.

— Anda cállate, voy a vomitar al final si sigo aquí contigo — reí y salimos de la habitación, encontrándonos a todos los demás en el gran salón.

— Pero vamos a ver — todas las miradas se centraron en Joaquín, quien se levantó sin camiseta llamando la atención —. Que estamos en París, nos queda una semana para irnos y no hemos hecho nada, cojones. Vámonos de fiesta o algo. No he cruzado media España para esto.

¹ 𝐀𝐓𝐓𝐑𝐀𝐂𝐓𝐄𝐃, imantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora