¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tai Lung estaba durmiendo en posición fetal, una gota de agua que cayó en su frente lo hizo despertar. Al abrir los ojos se percató que no estaba en la habitación si no más específicamente en la cocina. Levantó la mirada y miro a Po comer de las galletas de Mono.
Po: Perdón, creí ser cuidadoso.
Tai: ¿Por qué estamos en la cocina?
Po: Te cargue, tienes el sueño pesado.
Tai se había levantado del suelo y buscó el reloj de la pared.
Po: Aún es temprano, pero no puedo contener mi apetito. Toma (le dió una galleta).
Tai: Ajá, si tanto te gustan estas cosas. Llevatelas.
Po: Pero sería cometer un crimen, Mono seguramente se enfadaría conmigo.
Tai: ¿A quién le importa? Puede conseguir muchas otras.
Po: Bueno, pero toma tú el frasco. No quiero sentirme más culpable.
Tai suspiró y tomó el frasco, lo siguiente que hicieron fue salir de ahí para caminar afuera.
Po: Nunca lo hice, ¿Debería devolverlo?
Tai: Escucha panzón, tómalo como un préstamo. Haber si así ya dejas de dramatizar.
[•••]
Continuaron su entrenamiento como el día anterior y ahora era más pesado.
Tigresa: Ok, Creo que ya es suficiente.
Tai: ¿Eso crees? Puedo hacerlo trizas si me lo propongo.
Po: No si yo lo hago primero... Ay tu herida.
Tai observó como las vendas se estaban cubriendo de sangre nuevamente.
Tigresa: Iré por agua oxigenada.
Tai: Pero no es necesario.
Po: Ya basta de no dejarte ayudar.
Tai al ver a Po acercarse le gruño.
Po: Se tratar esto, a cada rato me cortaba con los cuchillos.
Al escucharlo, Tai dejó que Po le quitara el vendaje y cuando Tigresa llegó, Po limpió su herida con delicadeza vendandola. Tigresa de fondo junto con Mono hablaban de ellos.
Tigresa: Me parece bueno que se estén llevando mejor. ¿Funcionó tu frasco de galletas?
Mono: Claro, hasta se lo llevaron.
Tigresa: Volvamos dentro.
Mono: Si, dejemos solos a ese par.
Un día después, Po se había exaltado pues había prometido ayudarle a su papá como mesero en su restaurante, ya que era un día festivo.
Po: ¡Vamos! (Bajaba las escaleras corriendo).
Tai: ¡Apenas me dices esto!
Po: Puedes fingir ser mi sombra si no quieres atender a los clientes.
Tai: No voy a ser sombra tuya.
Po: Entonces ayúdame.
Tai se maldecía por dentro, pues atendería un restaurante.