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Tomar malas decisiones pueden llevarte a un mundo oscuro del cual nadie podrá sacarte, ni siquiera los que un día te llamarón hermano.

Jeon Jungkook lo aprendió de mala manera, pues por culpa de su pandilla terminó él solo en un agujero llamado prisión juvenil, donde no solo le dieron una bienvenida a golpes, sino que tuvo que aguantar las malditas pandillas de allí dentro. Por suerte, el guardia de seguridad que lo vigilaba, le protegía, era un buen hombre por el que Jungkook terminó portándose bien y le redujeron la condena de 6 años a 4 años.

Trabajó y se hizo bueno en el taller de carpintería. Fue bueno durante sus cuatro años encerrado, ahora que el guardia Kim Namjoon le dio la noticia que hoy sale en libertad, no podía creerlo.

—Estas son tus cosas con las que ingresaste -le entrega una cadena pequeña, un anillo de plata con calaveras al lado, una navaja, una cajetilla de cigarrillos y 10 dólares- Ten cuidado con la navaja por favor, no querrás volver otra vez. —le dice el guardia Namjoon.

Jeon negó.

—No gracias, estoy harto de esa mierda.

—Me alegro de escuchar eso. El mundo afuera es más peligroso de lo que crees. No dejes que te mandé aquí otra vez.

Le advierte, aunque sabe que no será así. Ya sufrió demasiado en este lugar por sus malas decisiones.

—Solo firma estos documentos y podrás irte. Necesito también tu huella aquí por favor.

Jungkook lo hace y después se pone de pie tomando sus cosas. Namjoon también lo imita.

—Ya es hora de tu salida. Vamos.

—No puedo creer que voy a ser libre al fin oficial Kim. —dice Jungkook mientras abren las puertas de seguridad.

—Bueno tu comportamiento fue bueno, solo espero que no vuelvas a lo mismo. Aléjate de esas pandillas que solo te perjudican, estudia o consigue un buen trabajo y sal adelante. Verás que todo te irá bien.

Pasan afuera mientras que los otros guardias abren la puerta principal. Al fin saldré de este infierno.

—Gracias por siempre preocuparse por mi oficial Kim. Sin usted, creo que habrían dado más años.

—Me gusta orientar a los jóvenes que entran aquí, creo que no muchas personas les quieren dar la oportunidad cuando hacen las cosas mal, todos se equivocan y creen que estando en un lugar como este ya no tienen remedio, yo pienso diferente. —Salen al fin, Jungkook ve los árboles moverse al frío viento que sopla hoy en octubre— Por eso cuando te mire sentí que tenías mucho que vivir, y aquí no deberías desperdiciar tu vida.

Jungkook le medio sonríe.

—De verdad gracias por todo y por no rendirse conmigo.

—Se buen muchacho —le palmea el hombro mientras el moreno le sonríe— Si algun dia necesitas algo, toma —le entrega una tarjeta con su número y dirección, Jungkook lo toma— Llámame o ve a mi casa, mi esposo y yo estaremos encantados de recibirte. Cualquier cosa que pase no dudes en llamarme ¿De acuerdo?

—Muchas gracias oficial Kim. —Jungkook hizo una reverencia de 90 grados, era lo más respetuoso que podía hacer por el hombre que hizo que esto pasara- Le prometo no más pandillas y conseguiré un empleo.

—Eso quería escuchar. Anda, el autobús llegó. Suerte Jungkook. Y corta ese cabello, pareces uno de los temerarios.

Jungkook se despide y avanza al autobús que lo sacará del área de la prisión juvenil. Se sienta mirando al oficial levantar su mano para despedirlo, era un gran hombre, espera que más como él sean así de bueno porque muchos guardias son unos hijos de puta. Lo comprobó bien estando dentro de esa mierda.

𝗆𝗂 𝗅𝗂𝗇𝖽𝗈 𝗋𝖾𝗉𝖺𝗋𝗍𝗂𝖽𝗈𝗋 ⤿🥪𝗄𝗆🛵⤾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora