3

116 14 47
                                    

Narra Mike.

Hice algunas llamadas y me reuní con un par de amigos para despedirme. Realmente no tenía muchos porque principalmente me concentré en estudiar mi carrera, estudiar cursos de arte y música. Los cuales son muy amplios. Así que no tenia mucho tiempo libre.

Hice mis maletas, me despedí de mi familia y de Japón, y así, mirando Tokio desde las alturas regresé a mi país y ciudad natal. Viaje aproximadamente 12 horas, salí al medio día un 18 y llegue el amanecer, del 18.

Cuando bajé del avión miré al señor Lee y a la señora Susan con un letrero de "BIENVENIDO MIKE SHINODA". Y no habían cambiado mucho desde la última vez que los mire.

--Mike, wow... Que grande y guapo estás hijo --Dijo Susan.

--Gracias --respondí sonriendo. Claro que ya lo sabía pero era bueno escucharlo de vez en cuando.

--Vamos hijo, tu habitación está lista para que descanses del viaje --Me dijo Lee dándome unas palmadas en la espalda y guiándome.

Cruce el aeropuerto mirando muchos cambios, luego mire más cambios en la ciudad mientras viajaba en el asiento trasero del auto. Wou... Todo lucía diferente.

--¿Sabes manejar hijo? --Preguntó Lee mientras esperaba el semáforo.

--Si claro --Respondí.

--Bien, intentaré sacarte un auto de agencia a nombre de la empresa para que te puedas mover --Me dijo.

--Ah no no no, esta bien, yo... No creo poder pagar un auto aun, mi salario será mínimo y quisiera rentar un departamento pronto para no molestar.

--Nada de eso hijo, tu te quedaras con nosotros al menos medio año, en eso quedé con tu padre. Todo esta listo para que te quedes con nosotros.

--Bueno entonces... Será un placer --Respondí sonriendo y dudando por dentro.

Había dormido un poco en el vuelo, pero me sentía muy cansado, ya era mi hora de dormir y para ellos apenas empezaba el día.

Me entretuve mirando todo a través de la ventana, me sorprendió lo mucho que extrañe la ciudad y como había cambiado cuando de pronto escuché que me llamaron.

--¿Mike? Hijo, te quedaste dormido --Dijo Lee, yo abrí los ojos de inmediato y volteé a mi alrededor: era de día y el carro había parado.

--Oh, lo siento --Dije desabrochando mi cinturón de seguridad.

--No te preocupes hijo baja; te llevaré a tu dormitorio para que descansen --Me habló la señora Susan

--Si, no te preocupes. En unos días te acostumbraras --Dijo el señor Lee ordenando con señas a un hombre que bajaran mis maletas. --Tomate unas semanas antes de trabajar para que te ambientes.

--Prefiero trabajar en cuanto me acostumbre porque... Siento que desperdicio tiempo --Respondí haciendo que ellos rieran.

--Te llevarás muy bien con Chester, él también tiene que estar ocupado todo el tiempo --Dijo la señora y yo recordé que él era su hijo.

Estaba tan confundido que por un momento lo había olvidado.

La casa Bennington era muy bonita a simple vista. La cochera era un lugar abierto con tejado; había al menos cinco carros estacionados contando la camioneta en la que yo viajaba y cabían más. Luego salías de este y te encontrabas con el patio frente a la entrada a su casa. Apuesto a que se suelen juntar a hacer hamburguesas o cosas así porque es amplio y tenía muy bonitas flores adornando el camino hacia la puerta y al rededor de algunos árboles.

Especial Donde viven las historias. Descúbrelo ahora