Un viaje mágico

Capítulo 62: Los corderos y el diablo

Ivy Potter abrió los ojos aturdida y se vio a sí misma mirando su regazo porque su cuello no sostenía su cabeza. Ella gimió y trató de levantar la cabeza, pero tal vez porque no estaba completamente despierta, terminó echando la cabeza hacia atrás y se encontró mirando fijamente hacia arriba.

La pelirroja entrecerró los ojos debido a la luz brillante en el techo, y sus pupilas dilatadas no podían dejar entrar tanta luz en sus ojos, lo que provocó que entrecerrara los ojos para que sus ojos pudieran ajustarse. Por supuesto, la chica de ojos verdes no estaba pensando en nada de esto y terminó gimiendo por la luz brillante que entraba en su ojo.

Su cabeza giró hacia un lado para quitar su línea de visión del contacto directo con la luz brillante, y cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, vio a su amiga Hermione.

Los ojos de Ivy se abrieron cuando vio las manos y el torso de Hermione atados a la silla en la que estaba sentada con cuerdas.

"¡Hermione!" gritó y trató de dejar su silla para liberar a su amiga, pero cuando sus manos no se movieron, miró su propio cuerpo y vio cuerdas alrededor de su torso, antebrazos, y pudo sentir las cuerdas uniendo sus piernas.

"Qué demonios-" se podía escuchar en su voz mientras luchaba contra las cuerdas mientras simultáneamente intentaba despertar a su amiga. "¡Hermione, despierta! ¡Hermione!"

Sus palabras parecieron funcionar cuando la morena de cabello tupido gimió y movió la cabeza, mostrando signos de recuperar la conciencia.

Hermione siguió la misma rutina que Ivy y entró un poco en pánico cuando sintió su cuerpo atado a la silla en la que estaba sentada.

Luchó contra sus ataduras hasta que finalmente escuchó la voz de Ivy.

"¡Hermione!"

Cuando miró a su derecha, vio a Ivy saltando de manera similar a una silla, igual que ella.

"¡Hiedra!" exclamó Hermione, inmediatamente sintiéndose un poco mejor al ver a su amiga con ella, "¿Qué pasó? ¿Cómo pasó esto?"

"No lo sé", respondió Ivy. Trató de pensar en lo que sucedió antes de que la noquearan, y sus ojos se abrieron como platos al recordar. "Fue Wes-".

"Ustedes dos parecen animados".

Esa frase interrumpió a Ivy, y ambas chicas se quedaron quietas cuando escucharon las palabras pronunciadas en un tono grave.

Las chicas finalmente miraron hacia el frente y vieron la gran mesa frente a ellas. Sobre la mesa, vieron dos manos apoyadas en ella. Cuando sus ojos miraron hacia arriba, vieron que el resto de la persona estaba oculta en la oscuridad y solo podían distinguir la silueta de la persona.

"Ustedes dos son muy valientes o extremadamente estúpidos para irrumpir en mi oficina", dijo la persona.

Las dos chicas inmediatamente supieron quién era la persona, y un momento después, se confirmó cuando una luz brilló desde el techo, iluminando a la persona sentada detrás de la mesa.

Quinn West los miraba con una mirada apática.

Si Ivy y Hermione no hubieran entrado en pánico, se habrían dado cuenta de que la luz de la habitación no era amarilla sino blanca, y no provenía de una especie de velas eternas como solía suceder en los lugares mágicos.

¿Una bombilla en Hogwarts? Esa pregunta habría sido su primer pensamiento. Pero en este momento, toda su atención estaba en Quinn West mirándolos.

"Han pasado unos cinco minutos desde que los aturdí y los até a ambos", comenzó Quinn, colocando un reloj de bolsillo sobre la mesa. Era un reloj plateado con números romanos escritos en negro con azul para indicar la hora. El mecanismo quedó expuesto en el centro. Las manecillas de hora, minutos y segundos eran de un azul similar, con el mecanismo del reloj hecho de un material dorado.