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Aurora tenía un desastre en su nueva habitación. Había ropa por doquier, pero al final pudo decidirse por un vestido rojo ceñido al cuerpo.

Sinceramente, no sabía qué esperar de la reunión con los amigos de Sara. Por lo general los ambientes muy pesados podían llegar a abrumarla, pero siempre trataba de adaptarse y no pasar un mal rato. Después de pensar un rato mientras se maquillaba, salió de la habitación y se encontró con Sara y Héctor esperándola, e inmediatamente Sara se levantó emocionada.

– Te ves muy linda, Aurora. – La chica no pudo hacer más que abrazarla. Aunque amara obtener cumplidos, no sabía cómo aceptarlos. Héctor simplemente sonrió al ver a las chicas y salieron los tres a buscar el carro del recién nombrado y así irse.

Luego de varios minutos en el carro, finalmente llegaron. Era un lugar muy lindo, habían un montón de botellas de licor que decoraban el lugar, había una pequeña bola de disco y unas maquinitas de juegos. De lejos pudo reconocer a los amigos de Sara, ya que uno de ellos levantó la mano en forma de saludo al ver a Héctor.

Cuando se acercaron, Aurora se encargó de saludar a cada uno y presentarse a ellos. Habían dos chicos pelinegros, tres rubios y dos chicas también rubias. Hasta que llegó a una de las chicas para saludarla al fin, y como había hecho con todos, le dio un pequeño beso en el cachete y sonrió hacia ella.

– Mucho gusto, Aurora. Soy Julia, él es mi novio Marc. –

– Un gusto, Marc. – Aurora le saludó con un simple apretón de manos. Aunque persistía sólidamente con la costumbre de saludar con un beso en el cachete, no quiso hacerlo por respeto a Julia y evitar que fuese incómodo.

A lo largo de la reunión hubieron muchas risas, y al contrario de lo que había pensado, no había sido para nada asfixiante ni pesado el ambiente. Se sentía muy ligero. Hablaron de muchas cosas varias, entre esas sobre los ojos. Estaban ya un poco tomados por el tiempo que ya llevaban allí, así que no se preocupaban por los temas de conversación, ya que fluían solos.

– Los ojos de Aurora son muy lindos. – Dijo Sara, a lo que todos posaron sus ojos en los de ella. Claramente, Aurora no pudo contenerse y soltó una pequeña risa nerviosa, además del notorio rubor en sus mejillas que logró que agachase la cabeza. –

– Tal vez solo son azules. – Agregó Julia a la conversación, cosa que no tomó para mal.

– Es cierto lo que dice Julia, tal vez los ojos azules fueron mi salvación. – Dijo Aurora junto con una sonrisa.

– Tal vez los ojos no solo son su color. – Dijo Marc, a lo que su novia lo miró con extrañeza y un ligero toque de molestia, quizás porque la había contradicho.

De ahí el tema se dispersó y después de unos tragos más, Julia y Marc se levantaron de la mesa bruscamente y todos quedaron callados.

Cuando ya iban a cerrar el lugar, todos se fueron respectivamente. Héctor dejó a Sara y Aurora en su edificio y luego fue a su casa.

Al llegar a su habitación, Aurora se tiró a su cama y se durmió inmediatamente.

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Gracias por leer. <3

 2006 ; Marc GuiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora