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𓂃𓇼𓂃

– Hoy hay luna llena. ¿Has notado lo grande que es la luna cuando sale? Y lo chiquita que es cuando está arriba. – Dice Aurora mientras estaban de la mano, ya escuchando las olas del mar y con los ojos pesados del sueño.

– Solo es tu perspectiva, no importa dónde esté o dónde estés tú. Si levantas la mano y cierras un ojo, tu pulgar siempre es más grande. – Aurora rió y asintió al mismo tiempo.

– Probablemente debamos ir a casa, ¿No es así? –

– Yo ya estoy en casa. – Agregó Marc sin dejar de mirarla. Aurora se giró hacia él con la ternura que le había generado el comentario y lo abrazó, Marc apretó más ambos cuerpos como si la cercanía no fuese suficiente y necesitara todavía más.

Eventualmente buscaron el carro, fueron a la casa de Aurora, y se acostaron a dormir inmediatamente, ambos otorgándole calor al otro y sin preocuparse por el futuro, dispuestos a vivir el día a día y a terminar de construir esa pequeña y utópica felicidad que era solo suya.

𓂃𓇼𓂃

Aurora. – Llamó a la chica con la voz un poco ronca mientras su respiración subía desde el pecho de la chica hasta su cuello. Aurora empezó a pasar delicadamente su mano por el abdomen de Marc, el chico sin limitarse más, empezó a dejar pequeños besos mojados en el cuello de Aurora y sus manos bajaban a la cintura de la misma.

– Tenemos que irnos. – Dijo Aurora separándose. – Cuando volvamos podemos seguir, ¿Sí? – Marc asintió mientras la miraba con unos ojos, casi como si estuviese borracho y lo cierto es que no había tocado una sola cerveza.

Ya había pasado al menos una semana desde el cumpleaños de Marc, y cada vez lo suyo iba tomando más forma. Ambos tenían confianza en el otro y buscaban pasar el tiempo libre juntos. Finalmente fueron hacia la discoteca a la que habían acordado llegar con su grupo de amigos y al llegar divisaron a todos en la zona VIP, incluida Julia cosa que a ambos les extrañó, pero no dijeron nada sobre eso.

La noche iba muy normal, algunos bailando y otros hablando entre sí.

– Cariño, voy por un trago, ¿Vale? – Avisó Marc a Aurora. El apodo había dejado de extrañarle a la chica desde que le empezó a decir así, al chico le salía tan natural que se terminó acostumbrando rápido.

Marc se sentó en la barra mientras esperaba a que le sirviesen su trago y de la nada sintió que alguien se sentaba al lado de él. Giró el rostro pensando que era Aurora y se dio cuenta que en realidad se trataba de Julia, quien también pidió un trago.

– Me equivoqué. – Soltó de la nada la chica. – Estuve viéndolos un buen rato, y de verdad quería que me mirases a mí, pero realmente no podías apartar tus ojos de ella y sus estúpidos... – Hizo una pequeña pausa, Marc claramente notaba que estaba pasada de copas. – Lindos ojos. A lo que quiero llegar es que ella sí sabe cómo mirarte. – Cuando terminó de decirle, sonrió y se levantó con un par de lagrimas en los ojos dispuesta a salir de la discoteca. Marc no la detuvo, y si no se hubiese ido no sabía qué le habría contestado.

El chico se levantó y le informó a la amiga de Julia que la recién nombrada se había ido llorando, además de que iba sola, y la chica fue en busca de ella. Se volteó a ver a Aurora quien seguía sentada en el mismo lugar donde la había dejado, hablando con Héctor. Cuando ambos hicieron contacto visual, Aurora le avisó a Héctor que iría hacia Marc y el chico no puso problema. Al llegar a él, rodeó su torso en un abrazo y le preguntó:

– ¿Qué pasó? –

– Nada. Julia vino a hablar conmigo de ti y de tus ojos, estaba muy borracha. – Marc le dio una sonrisa a la chica y la tomó de las mejillas, para luego plantar un beso en sus labios. – Ya se dio cuenta de que tienes unos ojos preciosos. – Aurora simplemente lo miró confundida y no dijo más nada. – ¿Ya te quieres ir? – La chica solo alzó los hombros, sabiendo que el chico todavía no querría irse.

– Me quedaría un ratito más, si me lo pides, me quedaría la vida entera, si así lo quieres. –

Pasó la noche y ya todos estaban un poco pasados de copas, pero seguían ahí hablando de lo que sea. Marc decidió llevarse a Aurora porque creía que ya el ambiente estaba un poco pesado para ambos, llegaron a casa y se quedaron en el sofá. Aurora se encontraba sentada en las piernas de Marc mientras él acariciaba su rostro casi admirándola y asegurándose de que el momento era real, la rubia empezó a hablarle, cosa que él no podía amar más.

– Hubieses amado a mi yo de pequeña, considerando que ahora soy todas las risas de cuando era chiquita, y todos los llantos también. – Habló despacio.

– Háblame más de ti cuando eras pequeña. –

– Bueno, era muy reservada, pero también muy buena y muy querida. Con el tiempo me volví una nena extraordinariamente solitaria, sollozaba alto y sin una pizca de vergüenza. Por mucho tiempo tuve cinco años de nuevo y volvía a ser esa niña pequeña, creía que quizás la religión podría ayudarme, la fé en algo o alguien que sosteniese mi rostro y me mirase, y que eso fuese suficiente para afirmarme todo. – Aurora suspiró. – Pero ese sentimiento eventualmente acabó, y algo te trajo a mí. –

Marc la miró con ojos comprensivos, sabía que ella no necesitaba que le dijese algo, solo quería que la escuchara. La incorporó aún más sobre su cuerpo y la abrazó fuerte, Aurora se enganchó a él como si de un koala se tratase y enterró su rostro avergonzado en su cuello, soltando un par de sollozos demasiado silenciosos, tanto que le dolía la garganta.

– Puedes llorar, Aurora. Todo ya pasó, estoy acá. – Sus palabras fueron la gota que rebasó todo, y Aurora soltó libremente todo lo que tenía guardado de tantos años.

El chico se levantó con ella enganchada a su torso y la llevó a la cama, en donde finalmente Aurora se quedó dormida sobre su pecho.

𓂃𓇼𓂃

Perdón por no actualizar antess, estaba de vacas y eso, así que bueno. Ojalá les guste, gracias por todo. <3

 2006 ; Marc GuiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora