08

1K 49 2
                                    

𓂃𓇼𓂃

Al despertarse, Aurora sintió un peso en su pecho que al abrir los ojos notó que era la cabeza de Marc descansando como si de una almohada se tratase. La chica se acordaba perfectamente de todo lo que había dicho y hecho la noche pasada, sí había tomado, pero no lo suficiente para estar fuera de sus rieles. Lo único que podía pensar era en si fue correcto pedirle a Marc que se quedase, en efecto, ella necesitaba que se quedase con ella, pero no sabía si eso podría afectar en algo. Trató de despejar la mente y simplemente redujo su pensamiento en la calidez que le daba Marc. Revisó la hora y eran exactamente las 8:50.

– Oye, despierta. – Dijo Aurora moviéndole y como respuesta obtuvo un ronco sonido inaudible. – Venga que me cansé. – Marc simplemente escondió su rostro en el cuello de la ojos claros.

– Estás calentita, duerme. – Dijo por fin Marc.

– Ya no tengo sueño, venga, déjame levantarme. – Aurora cometió un grave error y fue empezar a hacerle mimos en el cabello, a lo que él empezó a soltar ligeros "Mmh".

– No, sigue con los mimos, por favor. – Aurora simplemente rió y lo movió hacia un lado con esfuerzo para por fin levantarse. – Qué mala eres. – Dijo y se tapó el rostro con la manta.

– Ven, vamos a desayunar, hombre. – Aurora insistió hasta que por fin hizo caso.

Aurora preparo café para ambos y ninguno de los dos habló por una simple razón: los dos estaban pensando en el otro.

– ¿Por qué me pediste que me quedase? –

– ¿No querías? –

– Responde la pregunta. –

– Te diré la verdad. – Marc alzó una de sus cejas. – Estos días he tenido pesadillas, sabía que Sara no se quedaría en casa y parecías muy cómodo para dormir. –

– ¿Qué pesadillas? –

– No sé, ni siquiera las recuerdo, me levanto asustada y ya. –

Hablaron un poco, luego se ducharon y terminaron acostados en el sofá viendo una película romántica solo porque Aurora dijo que le gustaban. De la nada, Marc empezó a hacerle cosquillas a la chica, que estaba al borde del llanto de lo que le dolía el estómago de tanto reírse, hasta que la dejó, y ambos se quedaron quietos por unos segundos.

– Te odio. – Dijo Aurora.

– ¿Ah sí? – Dijo el más alto, fingiendo estar ofendido. La rodeó con sus brazos y enterró su rostro en el cuello de Aurora, punto en el que la chica podía sentir la respiración del chico en su oreja. Aurora no dudó en también rodear al contrario con sus brazos.

La mayoría de gente pasa toda su vida sin sentirse nunca tan cerca de alguien. – Pensó Aurora en voz alta.

– Agradezco que no seamos la mayoría de la gente. – Se quedaron en silencio por unos cuantos segundos hasta que Marc tomó la palabra de nuevo. – Aurora. – La chica simplemente soltó un pequeño sonido indicándole que hablase. – ¿Puedo besarte? – Marc alzó su cabeza para ver el rostro de la chica, quien asintió lentamente.

Marc tomó suavemente la nuca de la chica para acercarla más a su rostro y finalmente juntaron ambos labios en un beso lento y calmado. Estaban desesperados, pero tanto así que trataron de hacerlo durar mucho más, disfrutarlo más y recordar como una impresión en la mente el cómo se sentían los labios del otro encima de los propios. Se separaron por falta de aire y Marc empezó a repartir pequeños besos en el rostro de Aurora hasta que el más alto se acomodó de nuevo, abrazando a la chica.

A Marc le llegó un mensaje que enseguida le mostró a Aurora, decía: "Estamos en el bar de Checho, ven"

– ¿Quieres ir? – Le preguntó a Aurora.

– Nos vendría bien un poco de aire callejero después de todo el día en casa. – Marc asintió coincidiendo con ella.

– Entonces voy a mi casa a cambiarme de ropa y vengo por ti, ¿Te parece? – Dijo Marc acariciando el cabello de Aurora, a lo que ella asintió.

𓂃𓇼𓂃

 2006 ; Marc GuiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora