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𓂃𓇼𓂃

Era por la mañana, y Aurora se despertó gracias a varios mensajes seguidos que le habían llegado.

____

Marc
| Buenos días, mi chica
| ¿Después de el entrenamiento puedo pasar por ti?
| Quiero que hagamos algo y hablemos, si te parece bien

Aurora
| Buenos días, mi chicoo
| Me parece perfecto
| Acá te espero, suerte en el entrenamiento, besos 🤍

____

La chica se levantó inmediatamente de su cama para bañarse, y luego empezar a tirar su ropa al suelo, buscando algo lindo que ponerse.

Después de un tiempo se decidió por un vestido rojo con pequeñas flores blancas, se maquilló bastante sencillo, considerando que a Marc le gustaba tratar de contar el número exacto de pecas que la chica poseía cada vez que tenía la oportunidad.

Ordenó su habitación y trató de limpiar un poco la sala para que el tiempo le pasase un poco más rápido y así fue, después de un rato, Marc tocó el timbre y ella fue a abrirle. El chico la abrazó inmediatamente y al separarse le dio un corto beso en los labios.

– ¿Cómo te fue? – Preguntó la más baja.

– Muy bien, los chicos te mandaron a decir hola. – Aurora asintió escuchándolo atentamente. – ¿Estás lista? –

– Claro, vamos. – La chica tomó su bolso y salió del apartamento, cerrando la puerta. Luego, bajaron del edificio y fueron ambos en busca del auto.

La familia de Marc tenía una casa vacacional y allí había decidido llevar a Aurora, era una residencia muy linda, tenía piscina, un grande jardín, vista al mar y una considerable cantidad de habitaciones. Al llegar, Aurora estaba encantada, le gustaban los lugares con ese estilo que la hacían sentir relajada.

– ¿Te acuerdas del día en el que te dije que si existía algún tipo de Dios, no estaría en ti o en mí, sino en ese pequeño espacio en el medio? – Preguntó Aurora mientras se sentaban en un banco que había justamente para observar el mar y el cielo.

– Como si fuese ayer. –

– Bueno, agradezco mucho ese medio que nos hizo conocernos. Quiero decir, una de las cosas más emocionantes me pasó, y fue conocer a alguien y tener esa conexión. – Marc la observó detalladamente tratando de entender cómo podía una persona colocarlo tan fácilmente en una cuerda floja en la que probablemente caería.

– ¿Puedo decirte un secreto? – La chica asintió mientras lo observaba. Marc se acercó cuidadosamente a su oído y movió su rostro rápidamente, plantándole un beso en los labios. – Te amo. – Aurora sonrió y separó sus labios para decir algo, pero fue interrumpida por el más alto. – Y no quiero seguir amándote tanto, ser tan íntimos, y no poder llamarte mi novia. Por eso quería hablar contigo. – Se levantó y le mostró su palma a la fémina indicándole que esperase un momento. Al regresar, llegó con dos cajitas en las manos, y le entregó una a la chica. – Antes de abrirla. – Hizo una pausa y se sentó de nuevo al lado de ella. – Aurora, quería preguntarte esto hace mucho, ¿Puedo por favor ser tu novio? –

La sonrisa de Aurora se había ampliado de una forma extraordinaria.

– Claro que sí, novio. – Respondió antes de darle un largo beso, suave y cuidadoso. Marc sintió esa pequeña presión nerviosa en su pecho, como si estuviese viendo un gol perfecto. – ¿Puedo abrirla ahora? – El contrario asintió. Al abrirla, se dio cuenta de que se trataba de una cadena delicada con un dije en forma de "M" – Será un placer usarla. –

– Mira la mía. – Abrió su cajita y se trataba de una cadena idéntica a la de ella, pero su dije era una letra "A" – Será un honor usarla. –

Luego de aquello, ambos se sumergieron en un pequeño silencio cómodo, ambos mirando el cielo y pensando en el otro. Solo Marc, en el tiempo que la llevaba conociendo, entendía de qué manera sus silencios podían llenar los espacios, apropiarse de ellos.

– Eres mi persona, Marc. – Ante eso, Marc apoyó su cabeza en el hombro de Aurora y tomó una de sus manos

Aurora no pudo evitar decirlo, después de todo, la idea de hogar para ella, era inevitablemente él.

– Tú también eres mi persona, Aurora. – Respondió, y finalmente besó la mano de la chica.

Marc solo podía pensar en que los ojos de Aurora eran tan cálidos e intensos en él que estaba seguro de que ella podía leer todos sus pensamientos, todo lo que ha sentido y lo que ha pensado sobre ella, escrito en sus pupilas.

Almorzaron la comida que Marc había pedido para ellos, y pasaron el resto de la tarde juntos, en realidad no necesitaban mucho para entretenerse, era suficiente con que estuviesen ambos.

En un punto, Aurora tuvo que irse a ayudar a Sara en algo y Marc la fue a dejar en su casa, pero antes de bajarse del carro, la chica tomó la palabra.

– Debo decir que no te compré nada, pero sí tengo algo para ti. – Dijo, para después entregarle un pequeño sobre al más alto.

– Gracias, corazón. – Le dio un beso y agarró el sobre con la intención de abrirlo de inmediato, cosa que Aurora impidió.

– Ábrelo cuando estés en casa que me da vergüenza. – Rió cortamente y se despidió con un beso. Marc esperó que entrase al edificio y tomó camino hacia su propio apartamento.

Cuando llegó lo primero que hizo fue abrir el sobre que contenía una pequeña carta dentro.

"Querido, Marc.

Quiero decirte con la sinceridad de mi letra, que te amo, no solo porque ya conozcas mis íntimas grietas, ni porque conozcas cada espacio lleno y vacío de mi personalidad. En algún momento, me dijeron que en ningún lugar encontraría a alguien que en realidad me amase tal y como soy, muy viva y un poco muerta, abrigada pero al mismo tiempo desnuda, pero ahora sé que estás tú, en todas partes. En cada pincelada, cúmulo de mis sentires, nacimiento de una pintura que nunca acaba. Sé que estás en todas partes, porque creo que tengo sentidos agudizados con el arte, y puedo sentirte en cada lugar. Te amo por amar como amas, sentir como sientes, y por ser tú, el mejor lienzo en el que me puedo expresar.

Con amor, Aurora. "

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⏰ Última actualización: Jan 23 ⏰

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 2006 ; Marc GuiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora