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𓂃𓇼𓂃

Aurora se levantó lo más incómoda posible. El vestido le picaba, todo su cabello estaba pegado a su cara y sus pies dolían. Encendió su celular para ver la hora, y diferente a lo que ella esperaba, eran las 2:23 de la tarde. Inmediatamente, se levantó y retiró por fin el vestido de su cuerpo, se colocó un jogger gris y una camiseta blanca.

Se dirigió a la cocina, y en la sala vio a Héctor, Marc y Sara en el sofá, con la única diferencia de que Marc estaba tomado. Sara la puso en contexto y le susurró al oído que Marc y Julia habían terminado después de medio año de relación. Aurora automáticamente tomó las cervezas que habían en la pequeña mesa y las llevó a la cocina, para luego traer un vaso con agua y entregárselo a Marc.

– ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? – En realidad Aurora no esperaba una respuesta tan clara y detallada, ya que entendía que ella era en parte, una desconocida con la que pasó tiempo ayer con sus amigos.

– No pude dormir anoche porque sé que se acabó entre ella y yo. Ya no estoy tan amargo porque sé que lo que tuvimos fue real. Pero hubo un punto en el que ya no había nada que salvar. Estoy seguro que si envejecíamos juntos, íbamos a ser de esos viejos que se fastidiaban el uno al otro. Julia no es una mala persona de todas formas, aprendí mucho de ella. – Dijo Marc, cosa que Aurora escuchó detalladamente.

– No conocí bien a Julia, pero estoy segura de que fue una completa experiencia para ti. No debe ser fácil separarse de alguien tan repentinamente. De verdad lo siento. – Marc simplemente asintió. Aurora era consciente de que no podía hacer nada para hacerlo sentir mejor así que simplemente se fue a la cocina seguida de Sara, ya que harían el almuerzo.

– Eran una pareja muy tóxica. Más que nada Julia, pero Marc era muy pasivo con sus actitudes. Habían demorado en terminar. – Dijo Sara.

– Me lo imaginé. – Agregó cortamente Aurora, y se centraron en hacer la comida.

𓂃𓇼𓂃

– Voy a salir a caminar un rato. – Anunció Aurora después de salir de su habitación. A lo que Sara asintió.

– Necesito salir también, ¿Puedo acompañarte? – Sara y Héctor no lo vieron extraño, Marc en serio necesitaba tomar aire fresco.

– Está bien, vamos. –

Salieron de la casa juntos, al principio hubo un pequeño silencio que ninguno sabía cómo rellenar.

– ¿Los ojos no son solo su color? – Automáticamente Marc sonrió al escuchar eso.

– No lo son. Cuando prestas atención, parecen el reflejo de algo. O al menos eso pensé alguna noche en la que no podía dormir. Por lo general, Julia no me miraba al hablar. –

– Eres un romántico empedernido, pero es bueno hablar de esas cosas. – El chico se limitó a sonreír y agachar su cabeza. – Sabes, siempre siento esta presión de ser el ideal de mujer independiente y que no parezca que toda mi vida gira alrededor de un hombre. Pero amar y ser amada significa demasiado para mí. Siempre me burlo de eso y todo, pero ¿No todo lo que hacemos es una manera de que todos nos amen un poco más? – Al girar su rostro hacia el más alto, pudo ver que la escuchaba atentamente, y consecuentemente notó que los ojos del contrario lucían un poco más claros a la luz del sol.

– No lo sé. A veces sueño sobre ser un buen padre y un buen esposo, y se siente tan cerca. Pero a veces se ve tonto, como que arruinaría mi vida entera. No es un miedo al compromiso o que soy incapaz de cuidar a alguien o una relación, porque sí puedo. Es solo que, si soy totalmente honesto conmigo, creo que querría morir sabiendo que era realmente bueno en algo, sobresaliente en alguna manera, y luego darme cuenta que he estado de lleno en una relación que robó mi identidad. – Aurora asintió ante aquello. – Lo siento comparar todo con mi relación con Julia, pero siento no había un balance entre nuestra relación y a lo que yo estoy apasionado.

– Entiendo, igual como dices debería haber un balance, tal vez depende la persona reconocer el peso de sus pasiones y sus relaciones. Conocí a un viejo hombre y una vez me dijo que pasó toda su vida pensando en su carrera y su trabajo. Tenía 52 y eventualmente lo hizo darse cuenta de que realmente nunca había entregado algo de sí mismo. Su vida era para nadie y para nada. – Marc se quedó en silencio observándola. – Sabes, pienso que si existe algún tipo de Dios, no estaría en ninguno de nosotros, no en ti, ni en mí, sino en ese pequeño espacio en el medio. Si hay algún tipo de magia en el mundo, debe estar en el intento de entender a alguien, compartiendo algo. Lo sé, es algo imposible de lograr, pero ¿A quién le importa realmente? La respuesta la debe tener la intención.

Después de esa larga conversación, Marc tuvo que irse por una llamada que le llegó y se despidieron con un breve movimiento de mano y siguieron con su día.

Aurora siempre había sido un poco tímida para expresar cómo pensaba, por lo general no había mucha gente con la que fluyese una conversación de ese estilo, pero agradecía haberla tenido.

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Un capítulo un poquito largo, lo siento, no quería hacer el capítulo tan superficial y creo que no lo logré tan bien, pero bueno. Ojalá les guste, gracias por leer. <3

(Lo siento si hay faltas ortográficas).

 2006 ; Marc GuiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora