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En un instante de serenidad, Iryna se encontraba cómodamente sentada en la silla de playa, ubicada estratégicamente frente a la reluciente piscina del solarium

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En un instante de serenidad, Iryna se encontraba cómodamente sentada en la silla de playa, ubicada estratégicamente frente a la reluciente piscina del solarium. El suave murmullo de la fiesta nocturna resonaba en el aire, pero ella optaba por mantenerse al margen de la algarabía, como le era costumbre. 

Su atención se desviaba ocasionalmente de la manzana que saboreaba para posarse en un joven que, de alguna manera, le resultaba sorprendentemente familiar.

La joven disfrutaba de su soledad, sumida en pensamientos propios, cuando la entrada de Kuina a su quietud fue todo menos sutil. La alta amiga se dejó caer a su lado con una falta de gracia que no pasó desapercibida.

—¿Lo conoces? —inquirió la mas alta, escudriñando la dirección de la mirada de su amiga. 

En el horizonte visual de Iryna, el joven en cuestión compartía compañía con una chica de cabello corto y campera rosa. Ambos parecían forasteros en aquel ambiente, ajeno a la bulliciosa atmósfera que caracterizaba La Playa.

—Lo vi durante un juego. Parece que también ha terminado aquí —comentó Iryna, lanzando una mirada fugaz a Kuina—. ¿Tú lo conoces?

—No, nunca lo vi antes —respondió ella con un vistazo de reojo a su amiga—. Voy a buscar algo de beber, ¿te traigo agua? —La afirmación de Iryna fue acompañada por un asentimiento, y Kuina se puso de pie para internarse nuevamente en la fiesta.

Era evidente que esa noche no sería una de las que Kuina pasaría tranquila, pues, sin duda, alguna conquista dispersa la mantenía en constante movimiento dentro de la festividad. Iryna estaba segura de que se tomaría más tiempo del necesario en traerle la bebida, así que se acomodó en la reposera, aguardando pacientemente.

Aunque la serenidad de su espera se vio interrumpida rápidamente cuando una figura desconocida se instaló a su lado. Era el joven que había capturado su atención, ahora sin la compañía de la chica de cabello corto y campera rosa.

Bajo el resplandor de las luces que iluminaban la fiesta, Arisu se acercó con cortesía hacia la reposera libre junto a la de Iryna, señalándola con delicadeza.

—¿Puedo sentarme aquí? —preguntó con amabilidad. Ella asintió, aunque inicialmente no le dio demasiada importancia hasta que él volvió a hablar. —Estabas en el juego del tocado, ¿cierto? Con el chico ese rubio —cuestionó, acomodándose en la punta de la silla de playa. La extranjera lo imitó.

—Así es, soy Iryna —respondió ella con su acento japonés desalineado, extendiéndole una mano. Arisu entendió a la perfección, estrechándole la mano en respuesta.

—Arisu —contestó él. Acto seguido, echó una mirada a su alrededor, observando los cuerpos danzantes que no dejaban de moverse, ya fuese de mañana, tarde o noche. Era agotador tan solo mirarlos. —Apenas entiendo de qué va todo aquí. Supongo que es parte de la magia de La Playa —comentó, y la chica soltó una risa más irónica que otra cosa.

FOREIGNER [Chishiya Shuntaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora