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Chishiya se hallaba cómodamente recostado sobre la baranda del palco, sus ojos fijos en el tumulto que se desenvolvía a continuación

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Chishiya se hallaba cómodamente recostado sobre la baranda del palco, sus ojos fijos en el tumulto que se desenvolvía a continuación. La reaparición de Iryna en el hotel, tras varias horas de ausencia, coincidió de manera precisa con su posición estratégica. A pesar de haber planeado esperar solo un breve lapso de tiempo, la realidad superó con creces sus previsiones, y la espera se extendió mucho más de lo anticipado. Sin embargo, se resistía a apartarse de aquel lugar, incapaz de desviar la atención de la multitud que llegaba y escudriñando entre los grupos en busca de la figura esperada.

Hasta ese momento, seis grupos habían llegado antes que el suyo. Algunos celebraban con entusiasmo, otros, agotados, optaban por avanzar en silencio, mientras que algunos aún mostraban signos de terror, con heridas y manchas de sangre que contrastaban con el ambiente. Iryna, por su parte, no exhibía rastros de sangre, pero su cabello despeinado y la ropa notoriamente arrugada insinuaban el caos que había experimentado durante su ausencia. No parecía mantener relación alguna con ninguno de sus acompañantes, sugiriendo que eran personas con las que simplemente había compartido el trayecto, sin establecer conexiones más allá de la circunstancia.

Chishiya, en un intento fallido por conciliar el sueño, había dado vueltas inquieto en la cama antes de decidirse a abandonarla. La decisión de dirigirse a ese lugar específico estaba impulsada por la esperanza de encontrar tranquilidad después de tantas horas. La iluminación tenue del lugar resaltaba los matices de su rostro, revelando una mezcla de ansiedad y expectación en sus ojos.

Justo cuando creía que Iryna pasaría de largo sin percatarse de su presencia, ella se detuvo en su lugar, levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de Chishiya. En ese instante, él, con la boca entreabierta y tratando de recuperar el aliento, levantó una mano en un gesto de saludo. La necesidad de contenerse se hizo palpable, aferrándose fuertemente a la baranda para resistir la tentación de descender hacia donde ella estaba. Cada detalle del momento estaba impregnado de una tensión emocional, como si el aire mismo hubiera cobrado vida, cargado de las expectativas y emociones entrelazadas de ambos.

Chishiya era consciente de que mantener una distancia prudente era imperativo. Lo tenía claro: después de ejecutar sus planes, intuía que Iryna lo aborrecería. No obstante, esa separación era esencial para preservar la seguridad de ambos en medio del tumulto circundante. En ese contexto, enamorarse se presentaba como una debilidad peligrosa, una que podría convertir a las personas en insensatas y exponerlas a riesgos constantes.

Así, se permitió solo el lujo de admirarla por unos breves instantes. Escudriñó su rostro delicado, ahora enrojecido por la agitación, y sus ojos brillantes, que, a pesar del cansancio, aún irradiaban un resplandor único. Sin embargo, con resolución, retrocedió un paso, interrumpiendo el contacto visual, y se retiró en la dirección opuesta.

Desde su posición, Iryna no pudo evitar que una sonrisa tonta se dibujara en su rostro mientras inclinaba la cabeza, capturando la esencia de ese fugaz encuentro. Si no hubiera estado tan apegada a su habitual frialdad, habría corrido hacia él, ansiosa por sellar ese momento con un beso que expresara la mezcla de emociones que la invadían.

FOREIGNER [Chishiya Shuntaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora