I-Shells Town

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Nara entró tranquilamente a un bar dentro de la aldea en la que había dado a parar, no tenía hambre ni nada por el estilo sólo quería un poco de paz

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Nara entró tranquilamente a un bar dentro de la aldea en la que había dado a parar, no tenía hambre ni nada por el estilo sólo quería un poco de paz.

Un poco después escucho como algo inerte se posaba a su lado y al que lo había puesto ahí después de eso, volteo solo para encontrarse la cabeza de un pirata y una peculiar cabellera verde que reconocía a la perfección.

Zoro Roronoa llevaba al rededor de 6 años sin verlo y el escuchar su voz pídiendo una cerveza la dejó casi estupefacta, pero prefirió no darle importancia y voltearse hacia el otro lado para no ser reconocida por el.

Observó como una pequeña niña de acercaba a Roronoa con una bandeja en manos.

-¿que es eso?—preguntó el peliverde.

-Bolas de arroz, para ti—contesto la niña sonriente.

-¿las hiciste tú? Y esa cosa marrón.

-chocolate, hace que todo sepa mejor—respondió la niña.

Nara rio pues si algo sabía acerca de Roronoa es que odiaba lo dulce.

La pequeña llamada Rika se volteo con la bandeja tras el llamado de su madre pero lamentablemente chocó contra un sujeto de la marina que se vio completamente molesto.

-Niña estúpida—escupió el rubio mientras aplastaba una de las bolas de arroz en el piso—mira por donde vas.

-Rika discúlpate con nuestro cliente—hablo su madre.

-Lo...lo siento mucho—titubeo la pequeña.

El marino se burló de ella imitándola—la próxima no seré tan benévolo.

-Tiraste mi comida—hablo el peliverde mientras se agachaba y probaba la bola de arroz aplastada del piso—delicioso—murmuro para después levantarse y extenderle el plato al marino—ahora come una y discúlpate con la niña.

El rubio se rio mientras se acercaba a Zoro—¿sabes quien soy?

-un marino idiota con peinado ridículo—respondió con simpleza.

El rubio ofendido empuñó su espada dispuesto a pelear.

-Yo no haría eso—habló Zoro sin siquiera mirarlo.

-Vamos campeón ¿tres espadas?—dijo burlón—me basta con una.

-como quieras, pero va a doler.

Roronoa sin siquiera sacar una de sus katanas bloqueó el ataque del rubio y comenzó a pelear con más gente de la marina que trataba de defenderlo.

Nara vio como un marino se acercaba por detrás de Roronoa y aunque quizo quedarse inmóvil no pudo evitar sacar uno de sus cuchillos y arrojarlo al marino que cayó inerte al suelo.

Roronoa volteo al escuchar el sonido de la persona caer quedando estupefacto al ver quien había sido la causante.

-Deberías tener más cuidado Roronoa.

Un asentimiento de su parte fue todo lo que obtuvo pues después de eso continuó peleando con el marino.

-Jamas saques tu espada si no estás listo para usarla—susurro en su oído.

-No me mates por favor—suplico el rubio—mi padre te dará lo que quieras.

-¿Tu padre?

-El capitán Morgan—respondió temeroso—dirige la base de la marina.

-En ese caso me debe dinero—Roronoa volteo en la dirección de Nara—¿me acompañas? Tal vez pueda compartir la recompensa.

Nara se encogió de hombros—no me vendría mal.




-Segun me dicen, mandaste a cuatro marinos a la enfermería—hablo el papá del rubio—y sin desenvainar, cabe añadir, impresionante

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-Segun me dicen, mandaste a cuatro marinos a la enfermería—hablo el papá del rubio—y sin desenvainar, cabe añadir, impresionante.

-Preferí no desatar un caos—respondió Zoro sencillamente.

-Roronoa Zoro, el demonio—el hombre se rio de sus palabras—el cazador de piratas más temido del Este, veo que estas a la altura de tu reputación—dijo al ver la cabeza del pirata.

-Si no le molesta cobraré y me iré.

-Cobraras tu recompensa—mano de hacha hablo—pero la pena por agredir a un marino es de siete días colgado en el patio, sin comida ni agua.

-Arrésteme pero su hijo mimado será el primero en morir.

-¡oye! ¡No puede hablarme así!—dijo este ofendido solo para recibir un golpe de su padre.

-Me caes bien—dijo el hombre en dirección a Roronoa—deberíamos jugar en el mismo equipo—habló dando vueltas al rededor del cazador—serías un marino extraordinario.

-Tengo mis propios asuntos—respondió—No me queda tiempo para jugar a los disfraces.

-Es una pena perder a alguien con tu talento, ninguna base de la marina volverá a pagarte recompensas cuando corra la voz—hablo tratando de convencerlo—entonces ¿que eliges?

-¿siete días?—dijo Zoro pensando—me serviría para recuperar horas de sueño.

-Bien llévenselo—hablo el capitán Morgan—a la chica también.

Suspiro mientras sentía los brazos de los marinos rodearla.

-Ella no tiene nada que ver—hablo Zoro seriamente pero nadie lo escucho pues la escoltaron hasta afuera amarrándola a su lado.



















-Ella no tiene nada que ver—hablo Zoro seriamente pero nadie lo escucho pues la escoltaron hasta afuera amarrándola a su lado

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Old promise/Zoro Roronoa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora