Mansión Gant

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King

He entrado varias veces a la mansión Gant y en todas he quedado embobado al contemplar tan maravillosa casa, era una obra de la arquitectura, única en su tipo, con un jardín repleto de flores, una fuente en forma de ángel y una familia de patos que lleva aquí más de una década

— ¿me vas a enseñar tu habitación? —le pregunté a mi esposa de manera coqueta —.

Ella me dio un golpecito con las mejillas sonrosadas

— nunca he llevado a un chico a mi habitación

— que suertudo soy entonces

Bese su mejilla apegándome a ella como dos malditos adolescentes enamorados

— es realmente un placer tener a todos reunidos aquí esta noche —agradeció Connor con una sonrisa, el imbecil se cargaba buenos genes, después de todo era el papá de mi mujer —. Siéntanse como en su casa, la piscina está en la parte de atrás, los ponys en los establos, y el criadero de conejos de mi querida hija se encuentra cerca del jardín

— no sabía que tenías conejos

— hay cosas que no sabes de mi

Me jalo de la cobarta hasta el segundo piso, Connor me miró de reojo y yo le sonreí con diversión

Por mucho que él no lo quiera, yo seré el hombre que de a partir en adelante estaré en la vida de su hija

— ¿las estrellas fueron tu idea? —pregunté mirando hacia el techo de la castaña—.

Su habitación era genial, nada a comparación de la mía, esta estaba ordenada y decorada de pies a cabeza por ella, todo aquí gritaba Diane

Las paredes eran de un lila hermoso, en el piso había alfombra blanca, cientos de cuadros con fotos en distintas partes de la habitación, cortinas blancas, y un stand de trofeos con su nombre

— Era porque en las noches tenía pesadillas

Se acostó a mi lado, viendo de igual manera el techo

— si juntas las de la esquina con las del medio y abajo se forma un osito

Me enfoqué en ella, en su respiración lenta, en su sonrisa, en el maldito brillo que desprendían sus ojos y que a mí me enamoraban como no tuviesen idean, ella volteo a verme y sonrió

Nunca antes me había sentido así, enamorado, con ganas de no rendirme jamás en este maldita vida de mierda que me tocó a mí

Sentí los labios de Diane sobre los míos, y como sus manos traviesas me tocaban el abdomen hasta adentrarse en mi boxer, jadeé cuando la sentí tocar mi falo, acariciarlo de arriba a abajo poniéndolo cada vez más duro

Me coloque sobre ella, mis labios bajaron a su cuello y succioné la piel de este dejándole un chupeton, ambos sonreímos

— ¿segura?

— solo si es contigo

Hace mucho tiempo renuncié al amor, a poder ser feliz junto a alguien, pero aunque yo mismo tratase de engañarme vivía pensando en Diane, la tenía presente en la cabeza y corazón todo el día

Recuerdo las noches en las que lloraba al no poder sacarla de mi cabeza, cuando yo mismo golpeaba mi cuerpo para evitar sentir esas malditas mariposas en el estómago

El sonido de una ráfaga de disparos abajo nuestro me alertó, pero Diane aprovechó mi distracción para ponerse sobre mi, pasar su lengua húmeda por todo mi abdomen, deteniéndose varias veces para besar mis tatuajes

— ¿y si es algo intruso? —le pregunté entre jadeos —.

— que se encarguen los demás, tú ya haz hecho suficiente

Solté mi pistola y me rendí

Por primera vez no acudí al llamado de la guerra

Quité el bonito vestido que yo mismo la había ayudado a ponerse horas atrás y deje a la vista sus bragas, rosas pastel, mis labios fueron directos a sus pezones rosas, los cuales mordí y chupe como un maldito bebé desesperado

La hija del señor GantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora