𝐍𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐢...
Una escuela privada, pero no vida privada. Lo que sea que los estudiantes hacen, va directamente a su blog. La desconocida pero escandalosa Gossip Girl, le da problemas a los...
══════════════════════ Extra, extra, lea todo sobre el último Upper East Sider en ocupar un lugar central en el centro de atención social.
Pero ya saben lo que dicen. Si no puedes soportar el calor, entonces múdate a Hell's Kitchen. ══════════════════════
Nate y yo estábamos recostados en su cama mientras él leía el segundo capítulo de la nueva historia de Dan, que como le había dicho, continuaría en Vanity Fair.
Este nuevo relato se trataba de él. Y teniendo en consideración lo despiadado que había sido con Rufus, su propio padre, el capitulo sobre mi novio contenían aún menos cortesía.
Le dediqué un vistazo a la pantalla mientras Nate fruncía el ceño.
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"El Chico Dorado No Puede Comprar un Respiro"
— "Nate Archibald tiene lo opuesto al toque de Midas. En lugar de que todo lo que toca se convierta en oro, convierte en polvo todo el oro que le han dado".
— Archi, Dan quiere llamar la atención por el fracaso que resulto el desarrollo editorial de Inside. Y probablemente esta celoso de lo que estás logrando.
— Oh, primero que nada, Dan me jodió al vender la serie de su nuevo libro a mis espaldas y luego va y publica un capítulo sobre mí —dijo enojado.
— Al menos te ves sexy en la foto que eligieron —intenté subirle el ánimo—. ¿A quién le importa lo que dice?
— Está diciendo que estoy "destruyendo el Spectator sin ayuda de nadie".
— Bien, basta —respondí, sacando la notebook de su regazo—. Dan simplemente está exagerando para generar vistas.
Nate suspiró mientras se sentaba en el borde de la cama, dándome la espalda.
— No, en realidad, si él estuviera inventando cosas... ya sabes, me enojaría, pero lo superaría. La cuestión es que tiene razón. El Spectator está en serios problemas financieros y todo es culpa mía.
Alcé las cejas al escucharlo. Sabía que tenía inconvenientes, pero no creía que fueran tan graves. Sonaba consternado.
— Archi, ¿por qué no me lo dijiste?
Pero ya sabía cuál iba a ser su respuesta. Y fue justo lo que dijo:
— No quiero involucrarte en esto... es mi desastre para arreglar.
Me arrodillé en la cama, deslizándome para apoyar mi pecho en su espalda, rodeando su torso con mis brazos.
— Lo sé, pero somos un equipo, ¿recuerdas? Y todo lo que te involucra, me involucra. Y viceversa. Quizás no fue muy oportuno comenzar con la adquisición de nuestra casa, y si lo deseas, no es muy tarde para retroced...
