3.14: La dama desapareció

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Levántate y anda, Upper East Side.
Oí que la pequeña J está teniendo relaciones internacionales con un caballero extranjero y apuesto. Siempre supimos que tenía amigos en altos puestos, ¿pero qué tan bajo caerá?
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Me moví en la cama, suspirando al ver el reloj sobre mi mesa de noche. Ya se acercaba el mediodía, era tarde para seguir acostada, pero tampoco tenía intenciones de levantarme. Me salteé el gimnasio y, lo más importante, el desayuno. Generalmente no evito cualquier evento que tenga que ver con comida, pero no tenía fuerzas para levantarme de la cama. Y por suerte era sábado, no debía ir a la universidad y tampoco tenía trabajo.

Esos dos motivos fueron los únicos por los cual salí de mi casa esos días. Si no estaba en Columbia, estaba trabajando; si no estaba trabajando, estaba encerrada en mi habitación. No es como si estuviera ignorando a la realidad que ahora debo afrontar, solo prefería evitar a los causantes. Y sorprendentemente era bastante buena actuando como si nada ocurriera.

Mi teléfono sonó, haciéndome estirar mi brazo sin mucho esfuerzo para tomarlo. También había evitado usarlo estos días, pero supongo que quise sentirme algo productiva antes de que fueran las 12 p.m.

Mensaje de Chuck:
Por favor, reúnete conmigo. Estoy en el bar del Empire.

Arrojé el teléfono al otro lado de la cama, saliendo del lio de sabanas mientras ponía un pie en suelo. Me senté brevemente en el borde, hasta que encontré la energía para pararme y caminar hacia el baño. Lo último que quería era ir a la boca del lobo, pero tenía un motivo valido. Chuck estuvo pasando cosas difíciles últimamente. Y tampoco es de decir por favor, así que debe ser serio.

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Y así, tenemos la madre de todas las preguntas.
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Llegué al bar del Empire sin interrupciones inoportunas

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Llegué al bar del Empire sin interrupciones inoportunas. Pude divisar a Chuck sentado en la barra, cabizbajo, con un vaso de whisky al alcance de su mano.

— Hey, ¿cómo estás? —me senté a su lado. El barman rápidamente me sirvió un vaso de whisky—. Gracias —sonreí.

— Hasta que te veo —murmuró tranquilo.

— Resulta que me importas lo necesario como para presentarme en el lugar donde menos quiero estar —declaré, dándole un sorbo a mi vaso—. Además, supuse que era serio cuando dejaste claro que me necesitas.

— No es como si lo hubiera dicho, pero no puedo luchar contra eso.

Metió la mano en su saco, tomando del bolsillo interior el mismo relicario de la noche fatídica en la embajada francesa. Pero esta vez, no solo se encontraba allí la foto de un joven Bart Bass, sino que tenía la mitad restante que lograba el propósito de la joya: la otra foto, de una señora con un bebé. Y no tardé en conectar los puntos.

Ashley Clayton | Gossip GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora