Ashley Clayton | Gossip Girl

1.06: El cuento de la doncella

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Hace mucho, cuando la realeza europea se aburría en los bailes del palacio, tomaron una idea de los sirvientes y agregaron algo de boato. Alta costura y canapés son solo otro sábado por la noche. Hasta que agregas una máscara.

Pero prepararse para un baile es un evento en sí. Es por eso que las reinas inventaron a las doncellas.
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Ese día me encontré con los chicos en la mansión Archibald. Al parecer Nate había visto a su padre actuar raro esa mañana y estaba preocupado, y también bastante paranoico. Así que mientras trataba de encontrar alguna pista sobre qué estaba ocurriendo en su familia, Chuck y yo nos probábamos máscaras para la fiesta de esta noche.

— ¿Qué es lo que estás buscando exactamente, Archi? —pregunté confundida.

Él solo revolvía unos estantes frenéticamente.

— Evidencias...

— ¿De qué? —alcé una ceja—. ¿De camisas almidonadas?

Parece que su papá se molestó mucho cuando notó el estado de su camisa esta mañana. Y eso fue un raro indicador para Nate.

— Huh, yo tampoco las soporto... los cuellos raspan —bromeó Chuck.

Viré los ojos.

— ¿Ya le preguntaste sobre tus supuestos fondos perdidos? —cuestioné, intentando llegar a algún sitio.

— Sí, dijo que estuvo moviendo las cuentas. Todo volvió al día siguiente.

— ¿Entonces qué quieres encontrar? ¿Misteriosas transacciones financieras, partidas secretas? —preguntó Chuck—. Bienvenido al Upper East Side —sonrió.

Bueno, tenía un punto valido allí. Hay que reconocerlo.

Nate, ignorando su declaración, siguió husmeando hasta que encontró un libro. Al abrirlo, se cayó una pequeña bolsa con contenido blanco. Parecía cocaína.

Nos miró con recelo.

— ¿Es lo que creo? —pregunté escéptica.

— Nathaniel, me asombras, yo creí que eras solo un hombre de hierba —Chuck rió.

— No es mía —contestó serio.

Miramos a la bolsa, para luego mirarnos a los ojos. Y así una y otra vez.

Aparentemente es peor de lo que creíamos.

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¿Por qué las amigas de Serena van der Woodsen tienen que buscarle un galán? ¿Los cuentos están tan pasados de moda que las princesas tienen que hacer todo ellas mismas?

Llámennos anticuadas, pero a veces el final de un cuento de hadas requiere que el caballero se mueva y se monte en su corcel.
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La reunión en la casa de Nate no duró mucho más después del descubrimiento, por obvias razones. Tenía que tener una conversación seria con su familia, así que decidimos marcharnos para darle su espacio.

Por otro lado, Blair me había pedido que vaya a su casa antes de arreglarme para la fiesta, así que me dirigí allí poco después. Y no bien salí del elevador, caminó hacia mi dirección con notable enojo.

— ¿Quién se cree Dan Humphrey? —bufó.

— ¿Qué ocurrió? Leí en Gossip Girl que Serena no irá con él a la fiesta.