Un viaje por desolación de una adolescente

prólogo

20 junio de 1995...

Adelaia, Ron y Hermione estaban en el cuartel general de la Orden del fénix muy nerviosos. Ya sabían que estaban difamando cada vez más a Harry y a Dumbledore, hace apenas unos días que habían llegado al cuartel general.

Hermione y Adelaia compartían una habitación en la noble y ancestral casa Black mientras que Ron tenía una habitación para él solo por ahora.

—Le mandé una carta al abuelo—anunció Adelaia, ya en la habitación que ambas compartían después de la cena.

—¿Qué te dijo?—le preguntó Hermione preocupada, las dos sabían la razón por la cual le había escrito al director.

Llegó un patronus en forma de Fenix y se posó arriba del armario.

—Chicas, veré que hacer ante su planteamiento—dijo el patronus de Fénix.

—Muchas gracias abuelo, ¿Qué hacemos mientras tanto?—preguntó Hermione al patronus.

—Sigan con las tareas que se les asignan y no usen magia—dijo el patronus de fénix.

—Bien—bufó Lilliane, pero luego cambió su actitud—, mandale un saludo a mis padres y a mis hermanas.

—Les mandaré saludos—asintió el patronus antes de desaparecer.

—A vivir como menores de edad encerrados en esta maldita casa—suspiró Lilliane con fastidio.

—Estoy de acuerdo, y sin poder comunicarnos con nadie—concordó la castaña, recordando a sus amigos de Slytherin.

—Extrañás a los chicos ¿no?—le preguntó la rubia.

—Sobre todo a Mili—asintió la castaña, ella y Milicent amaban hablar de libros y se la pasaban hablando de ellos. Tanto libros muggles como mágicos.

26 de enero del 2019...

Todos los chicos de la tercera generación, los adultos de la segunda y los que ya existían de la cuarta, estaban reunidos festejando el cumpleaños de la menor de la gran familia. Era una reunión familiar mientras que la ceremonia elegante de los quince era otro día.

Era una fiesta casual en la pileta de la gran mansión Crounch. La mayoría de la tercera generación ya estaban por llegar a los 20. Se escuchó el timbre de la casa y Lisa abrió la puerta, encontrandose a un montón de personas en su puerta.

—Dejenme pasar—dijo una voz abriendose a empujones—. Hola, Lisa. En serio lamento haber traido a mis amigos.

—Janet, Ashley queridas—dijo la rubia con una sonrisa al verlas—. No se preocupen.

—Un gusto conocerla, señora Finch-Fletchey. Soy Ji-Hoo, el hermano de Ashley, y ellos son Nethan y Oliver y Claire y Aby—dijo el chico y la mujer los hizo pasar.

Entraron al gran jardín, en el que inmediatamente llamaron la atención.

—Hola Jan, hola cuñada—se acercó a saludarlos Lav con una sonrisa.

—Y vos tenés que ser Lavender—dijo Claire mirando a la pequeña—, tu hermana nos habla mucho de vos.

Justo en ese momento un humo los envolvió a todos y los hizo desparecer. Y en aquel momento salía al jardin Hermione con una bandeja de sanguchitos de miga en las manos y estos cayeron al suelo. Habían desaparecido de un momento para el otro todos los chicos.