Todo había sido un desastre, una catástrofe. Caminaba furiosa y a paso acelerado hacia mis aposentos. Las criadas observaban mi andar y simplemente se limitaban a cuchichear a mis espaldas como arpias. Me detuve al escuchar a una criada reírse y luego mirarme."¿QUÉ ME MIRAS?" -le grité exaltada, agarrándola del vestido y acercándola a mí. Se veía bastante asustada. Sumbul se acercó y me tocó el hombro. "Sultana, por favor, cálmese. La sultana Mahidrevan la verá y no dudará en usar esto a su favor".
Medité un momento y la solté para que se fuera. Me giré hacia Sumbul mientras respiraba profundamente. Tenía razón, debía mantener la calma. No podía parecer débil, debía actuar con inteligencia, especialmente con esas arpias observándome.
"Aléjate, desaparece de mi vista", dije haciendo un gesto con la mano para que se retirara. Ella se marchó apresuradamente y me volví a Sumbul. "Perdí los estribos por un momento... ven, tenemos que hablar", le dije mirándolo a los ojos.
"¿Qué sucedió?" preguntó él, interrogándome.
"Es algo que debemos hablar en privado", respondí seria.
Empezamos a caminar hacia mis aposentos. Una vez dentro, hice un gesto a mis criadas para que se retiraran. Una vez a solas con Sumbul, comencé a hablar.
"Nuestro sultán... otra vez me ha dejado de lado por una mujer. No sé quién es, pero debemos encontrarla. Fui a sus aposentos y los guardias me dijeron que estaba con una criada", expresé molesta.
"¿Tienes alguna idea de quién pueda ser?", inquirió él llevándose una mano a la cara.
"Ni idea, la están ocultando muy bien... pero si te soy completamente sincera, mi amor por Suleiman se está desvaneciendo. Yo doy todo por él, pero cuando no estoy, se involucra con otras", hablé cabizbaja. Últimamente, había estado mirando a otros hombres mucho más atractivos.
"¿Qué haremos entonces?", me miró preocupado.
"Solo descubre quién es. Nadie sabe si ella es la solución a mis problemas", comenté con desdén. "Descubre quién es y luego vienes a mí. Estoy cansada de todo esto", añadí, haciendo un gesto para que se marchara.
Me recosté en mi cama. Hacía ya un mes que estaba agobiada. No era lo mismo. Siempre me engañaba con alguien más y luego me mentía a la cara diciendo lo mucho que me "amaba". Esto era agotador y, sobre todo, estresante. Suspiré y una imagen de Ibrahim llegó a mi mente mientras tomaba aire en el balcón de Suleiman. Se veía muy masculino, si era del todo sincera. Admito que era bastante atractivo, pero lo odiaba a muerte. Él era de lo peor.
Al día siguiente, me armé de valor y decidí enfrentar a Suleiman, ansiosa por obtener respuestas sobre la identidad de esa mujer misteriosa. Sin embargo, mi valentía se desvaneció ante su silencio obstinado. Enfurecida, provoqué un escándalo en sus aposentos, irritándolo con mis demandas.
Le espeté preguntas sobre la mujer en cuestión, cuestionando su importancia al punto de desperdiciar tiempo que debía dedicar a nuestros hijos. Su respuesta fue evasiva: "No te metas en asuntos que no te incumben", me espetó, lo cual exacerbó mi frustración. Le reproché su constante desatención hacia mí, cuestionando su amor si repetía patrones de abandono.
En medio de nuestra acalorada discusión, me gritó y ordenó que me retiraran. Mientras me dirigía a mis aposentos, me crucé con Mahidrevran, quien, con burla en su tono, lanzó sus comentarios provocativos: "Me enteré de que nuestro sultán ya no te llama para ir a sus aposentos, ni siquiera te toca". Respondí con altivez, afirmando que no tardaría en volver a mí, aburrido de su nueva conquista.
Sin embargo, su respuesta sarcástica me golpeó: "¿De verdad? Pues está tardando mucho, ¿no crees? ¡Ya ha pasado un año!", exclamó con triunfo mientras se alejaba con aires de superioridad. Hundida en la pared, las lágrimas brotaron sin control, perdiendo la noción del tiempo y el espacio.
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solo tu (Hurremxibrahim)
Romancehurrem estaba agotada de las constantes infidelidades del sultan que sin darse cuenta estaba buscando refugios en los brazos de otro y ese otro era...su mayor enemigo