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— ¡Tiren el ancla! — Demandó el mapache en voz alta. Habían llegado a tierra firme.
— ¡Llegaron! — Sonrió con felicidad un felino de aspecto robusto.
Pronto los tripulantes fueron bajando de uno en uno mientras eran recibidos con aplausos y algunos regalos.
— Gracias, no es para tanto. — Alzó sus brazos en agradecimiento.
— ¿No es para tanto? — Le sonrió el gato con incredulidad. — tu equipo y tú son los únicos capaces de arriesgarse en volver a ese horrible lugar.
— ¡Es cierto! — una coneja se acercó a ellos. — tenemos mucha suerte de tener machos tan valientes como ustedes, les debemos todo.
— Basta, me harán sonrojar. — Bromeó el peli gris soltando una risa.
— ¿Alguna novedad? — cuestionó entregándole una cerveza.
— Nada nuevo, ese lugar esta totalmente perdido. — Comentó sacudiendo la botella levemente.
— ¿Tan mal estaba? — Esta vez pregunto la peli negra, a lo que el mapache solo asintió. — De verdad se escucha muy mal.. — desvío la mirada, pero luego abrió sus ojos. — ¿Y que hay de los sobrevivientes? ¿Encontró alguno?
— Lamentablemente no encontramos a ningúno. — Mintió descaradamente mientras fingía una expresión decepcionada. — por más que buscamos no hayamos a nadie, todos estan infestados.
— Oh.. — Ambos miraron el suelo desanimados.
— Entonces esta confirmado.. — Habló el felino. — No hay sobrevivientes.
— Si, es una lastima.
— Eh.. ¿Ya bajaron todas las provisiones? — Cambio de tema la coneja.
El mapache miro el barco, donde se encontraba la mitad de la tripulación bajando cajas pesadas de allí.
— Faltan algunas, pero no se preocupen. En menos de una hora estarán todas las cajas de comida abajo.
— Es bueno escucharlo. ¡vengan! Hay que celebrar este viaje exitoso con unas cervezas, ¡yo invito! — Los contrarios solo aplaudieron emocionados y lo siguieron.
— ¡baja las cajas con cuidado novato! — le grito uno de los tripulantes al perro que cargaba las provisiones con algo de torpeza.
— ¡L-Lo siento! — se disculpo para alzar la caja con cuidado. — mierda. — se dio la vuelta para irse pero un ruido lo detuvo.
Extrañado se giró en busca de lo que haya provocado tal ruido, pero al comprobar que no era nada se giró nuevamente.
Un gruñido hizo que sus orejas se levantaran y lo pusieran en alerta.
— ¿Hola? — Habló con la voz temblorosa, miro a su alrededor pero no había nada. Un poco inseguro colocó la caja en el suelo y camino por el lugar para investigar. — ¿Quién está ahí? — Preguntó alzando la voz.
