Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 7

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El sol había salido, la luz atravesó el cristal y se dirigió al rostro del erizo

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El sol había salido, la luz atravesó el cristal y se dirigió al rostro del erizo. Este abrió sus soñolientos ojos mientras se levantaba e intentaba acostumbrarse a la luz.

Su arma seguía en su mano, miró a su alrededor y notó que el lugar permanecía en silencio. Sin perder tiempo, recargó su arma y cubrió su rostro con una máscara negra. Se acercó a la puerta con cautela, giró la perilla tratando de hacer el menor ruido posible y cuando la puerta se abrió, se asomó para mirar afuera.

Los pasillos estaban desiertos, no había rastro de ningún infectado, así que salió con la pistola en alto. Con cada paso que daba, la tensión del lugar se hacía más fuerte; su frente sudaba y apretaba el arma con fuerza.

Cuando finalmente llegó a la salida, abrió la puerta y salió del lugar. Su suerte no duró mucho, ya que tan pronto como los infectados escucharon sus pasos, corrieron hacia él.

El erizo empezó a dispararles uno por uno, pero al ser tantos tuvo que empezar a correr. El sonido de su arma había atraído a más de los zombies, quienes ahora corrían tras él intentando alcanzarlo.

A lo lejos, pudo ver un restaurante de comida. Sin pensarlo mucho, entró al lugar, cerrando la puerta tras él. Los infectados se acumularon en la entrada de inmediato, golpeando y gruñendo con fuerza mientras tratanban de entrar. Fue entonces cuando pudo suspirar aliviado; sin embargo, un sonido en el fondo de las mesas lo hizo enderezarse y recargar su arma.

Se acercó lentamente al rincón hasta detenerse en seco al ver a un infectado comiendo los restos de lo que parecía ser una oveja. Apretó el gatillo sin perder ni un segundo más, acabando con la vida del zombie.

Bajó el arma y se acercó a los cuerpos de los animales. Ambos eran ovejas, así que dedujo que los dos podrían ser familia.

El infectado que había matado era un adulto, mientras que el otro parecía ser una oveja joven de aproximadamente dieciocho o diecisiete años, llevaba puesto el mismo delantal que el mayor. Esto confirmó su teoría de que podrían ser familiares.

Se sentó en una de las mesas y colocó su arma sobre la misma; su estómago empezó a rugir por comida, obligándolo a levantarse e intentar buscar algo para comer, dejando su arma en la mesa.

Entró por una de las puertas que llevaba a la cocina y encontró una escena que sería difícil de quitar de su mente.

En el suelo se encontraba el cadáver de una oveja mayor; su cabeza estaba desprendida del resto de su cuerpo, el cual estaba lleno de heridas y bañado en sangre.

Cerró sus ojos y siguió adelante, buscó en los almacenes y en los refrigeradores, todo parecía estar dañado. Lo único que permanecía intacto eran unas latas de atún; aunque era lo último que le provocaba comer, no tenía otra opción.

Abrió la lata con uno de los cuchillos que había en el lugar y comió el contenido con una mueca de asco. Mientras masticaba, miró a su alrededor, notando unas cámaras de seguridad que estaban en el lugar.

𝕴𝖓𝖋𝖊𝖘𝖙𝖆𝖈𝖎ó𝖓 •【¿̶S̶o̶n̶a̶m̶y̶?̶】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora