Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 10

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Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, una joven equidna corría por las calles en busca de un lugar donde esconderse

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Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, una joven equidna corría por las calles en busca de un lugar donde esconderse.

Encontró una casa cuyas puertas y ventanas estaban totalmente destruidas, saltó por encima de la ventana y se refugió detrás de la pared. Su respiración era agitada, su corazón latía con intensidad, el sudor resbalaba por su piel y el miedo se percibía en sus ojos. Se quedó inmóvil y trato de hacer el menor ruido posible.

Una horda de zombies corría por las calles, emitiendo sonidos extraños y retorcidos, desesperados por encontrar a la chica, destruyendo todo a su paso.

Pero esto no era lo que la tenía tan aterrada, ella huía de otra cosa, algo mucho peor.

El sonido de un motor se escuchó a lo lejos, eso la alertó. De sus ojos salían lágrimas y no podía evitar soltar sollozos mientras rogaba pasar desapercibida.

Un camión grande se estacionó cerca de donde estaba. Varios animales bajaron de aquel vehículo con armas en mano. Algunos infectados detectaron inmediatamente el sonido de aquel camión, dieron la vuelta y corrieron para acercarse a ellos. Fue entonces cuando los animales empezaron a disparar sin detenerse, derribando a algunos zombies pero no a los suficientes.

La chica miraba la escena asustada.

— ¡Cada vez llegan más! — Gritó uno de ellos sin dejar de disparar.

— ¡No se detengan! — Respondió en el mismo tono su compañero.

Mientras tanto, del camión descendía el que parecía ser el líder de todos ellos. Mantenía una expresión tranquila, con las manos en los bolsillos y un cigarrillo en los labios, caminando lentamente hacia donde estaban sus ayudantes.

Al verlo, la equidna se escondió rápidamente, tapando su boca para evitar soltar algún sonido.

Con cada disparo, los infectados se volvían más agresivos y violentos, aumentando su deseo de acercarse al grupo. Uno de los seres descuidado fue atacado desde el cielo por un murciélago, que le mordió directamente en el rostro, destrozándolo con un solo mordisco y dejando pedazos de carne colgando mientras la sangre se amontonaba. Los gritos desgarradores del zorrillo resonaron en los oídos de sus compañeros, quienes, al presenciar la escena, se horrorizaron y dispararon de inmediato al zombie, acabando con la vida del pelinegro al mismo tiempo.

— ¿¡Ese era Geoffrey!? — Exclamó uno de los animales con asombro y preocupación en su rostro.

— ¡Olvídalo! ¡ya está muerto! — Le gritó el castaño a su lado, disparando hacía los demás infectados que se aproximaban hacía ellos desde el cielo.

Los gritos, el estruendo de los disparos y los gruñidos de esas cosas estaban empezando a irritarle al erizo, quien había estado observando todo sin ninguna emoción en su rostro.

Se sacó el cigarrillo de la boca para liberar todo el humo que había adentro. Una vez hecho esto, tiró el pequeño cigarro al suelo y lo pisó con fuerza cuando impactó contra el pavimento.

𝕴𝖓𝖋𝖊𝖘𝖙𝖆𝖈𝖎ó𝖓 •【¿̶S̶o̶n̶a̶m̶y̶?̶】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora