Esta historia es sobre una chica llamada Charlotte Davies, qué vive en el Distrito 11 y fue convocada para los 74° juegos del hambre, junto a otro joven llamado Oliver Brown. Juntos, durante estos juegos, se hacen aliados, (incluidos Peeta y Katniss...
Me desperté como cualquier otro día, en mi casa muy humilde, como las demás de mi distrito. El distrito en que vivo, el 11, se especializa en la agricultura. Es uno de los distritos más pobres, junto con el doce, que creo que se dedican a la minería. Mientras que mi padre Thomas y mi hermano Chris van a trabajar (cultivan), yo me quedo haciendo los quehaceres de mi casa junto con mi madre. De vez en cuando, voy al bosque porque me encanta el arco y flecha, y de paso cuando no alcanza el dinero para comer voy a cazar animales para alimentar a mi familia.
Tan pronto cuando me desperté, sentía que hoy había algo. No podía recordar que era, hasta que mi madre, cuando me vio sentada en la cama mirando a un punto fijo (como hago siempre jaja) me grita con enojo "Charlotte!" "i¿Acaso no sabes que día es hoy?!". Hasta que recordé. Los juegos del hambre. Hoy seleccionaban a los tributos para este infierno de "juego".
Para los que no saben, yo tengo 16 años, y tengo posibilidad de que me elijan para este juego. Mi hermano ya tiene 20 años, eso significa que ya no va a ser convocado, gracias a dios. Esto se debe a que los juegos son entre los 12 y 18 años. A medida que vas creciendo, mas papeles con tu nombre se van agregando al sorteo, y tienes mas posibilidades de ser tributo. Igualmente, si te convocan, puede ser que de verdad la suerte esté de tu lado y alguien sea voluntario (ósea que alguien se ofrezca en tu lugar). Cosa que nunca a pasado en la historia del distrito 11.
Hice ayuno (porque no había comida), y fui a buscar el balde con agua para bañarme. Así es, me baño con un balde porque no hay ducha.
Cuando ya me bañe, vi que mi madre ya había elegido mi vestido, y lo dejo sobre mi cama. Era bellísimo. Era blanco con flores azules, y un moño que era como la cereza del pastel, lo hacia aún mas lindo de lo que era.
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Me lo puse, y me deje el pelo suelto. Me intente hacer una trenza, pero soy pésima en los peinados y bueno, me lo deje como lo tenía.
Cuando me estaba mirando al espejo roto, mi madre entra y dice: "Te queda hermoso Char. Le pertenecía a tu abuela." Note que mientras lo decía, tenía los ojos cristalinos.
"No llores, estoy segura de que todo saldrá bien." Le dije para que se quedara tranquila, aunque por dentro, estaba completamente aterrada. No quería ir. Nos quedamos conversando un rato, hasta que decidimos ir a la cosecha, cosa que odio.
