Día inesperado

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Alexander:

Desperté a las 06:00 AM como todas las mañanas y procedí a seguir mi rutina diaria: un baño, un desayuno nutritivo mientras me sentaba en el balcón de mi departamento y leía las noticias diarias. Mientras tanto, mi perro Chase se recuperaba a mis pies.

La mañana estaba fresca, y la brisa resultaba realmente relajante. Mientras desayunaba, revisé mi celular para comprobar si Stefanía me había dejado un mensaje anoche. Había tenido una salida de chicas y dijo que me escribiría antes de dormir, pero eso no sucedió. Conociéndola, seguramente se pasó de tragos y se durmió por la madrugada.

Terminé de desayunar y me preparé para salir a hacer un poco de ejercicio y pasear a Chase. Miré la hora, ya eran diez minutos pasadas las 07:00 AM, así que tomé mi celular para desearle un feliz cumpleaños a mi gran amigo. Sabía lo ansioso que se ponía ese día, odiaba que las personas más cercanas no lo saludaran, Así que sin dudarlo más, le deje un mensaje por su cumpleaños. Salimos con Chase caminando hacia el parque, que quedaba a unos pocos metros de mi departamento.

Al llegar al parque, mi teléfono vibró en mi bolsillo; era Theo. Sabía que llamaría apenas viera mi mensaje, aunque no creí que lo haría tan temprano.

-¿Qué hay, amigo? ¡Feliz cumpleaños! -

le dije con voz alegre.

-¡Alex! Buenos días. Este año te has superado; fuiste mi primer saludo -

en su voz se notaba cierta alegría.

- ¿Estás más entusiasmado de lo normal hoy? ¿A qué se debe? -

En ese momento, una mujer pasó corriendo a mi lado, no pude verla, pero su olor a jazmín quedó en el aire. Al mismo tiempo, vi cómo Chase salía corriendo detrás de ella.

- Theo, tengo que colgar. Ya te llamo. -

Sin más, salí corriendo y colgué el teléfono.

Mientras corría tan rápido como podía, le gritaba a Chase que se detuviera, pero él no me prestaba atención. La mujer que corría tampoco escuchaba mis gritos. "Joder", pensé, "lleva auriculares puestos". De repente, me detuve en seco, observando la escena que se desarrollaba frente a mí. Chase saltó y apoyó sus patas en su espalda, haciendo que cayera al suelo con el impulso que llevaba. Tardé tres segundos en reaccionar y llegar al lugar.

Al llegar, la vi sacudiéndose y murmurando enojada. Hasta que levantó la mirada hacia mí... y juro que cuando me miró, sentí que mi corazón latía un segundo más lento. Tan solo una mirada y experimenté cómo mi cuerpo se estremecía.

-¿Estás bien?-

Pregunté rápidamente. Sus ojos seguían clavados en los míos, sin emitir ni una palabra. Carajo, pensé, quedó en shock del susto.

-¿Estás bien? ¿Puedes oírme?" -

Pregunté, ya más preocupado y con algo de ansiedad.

-Sí, gracias. ¿Es que no sabes que existen las correas? - 

Respondió con una voz tan melodiosa y dulce que jamás había oído. Me sentía como un adolescente, nervioso, sin saber si acercarme a ayudarla o darle su espacio personal. Las manos me sudaban, y de pronto, el cabrón de mi corazón decidió acelerarse, tan solo de escucharla.

-Lo siento mucho. Chase no suele comportarse así. Traté de avisarte, pero no escuchabas, y no llegué a tiempo-

Traté de que mi voz sonara neutra, sin delatar lo que sea que me estaba pasando y ni yo entendía.

Me quedé completamente cautivado por aquella desconocida; cada detalle en ella llamaba mi atención de manera hipnótica. Sus ojos, su forma de moverse, incluso su aroma, todo conspiraba para dejarme sin aliento. No lograba pensar con claridad mientras trataba de persuadirla para llevarla a ver a un médico o a su casa, inventando cualquier excusa solo para prolongar mi encuentro con ella. Me sentía como un completo idiota; hasta yo odiaba mi actitud, pero ella, con toda dignidad, se negaba a aceptar mi ayuda.

De repente, otro hombre apareció a su lado. Lo escuché llamarla Anna, un nombre tan precioso y dulce como ella misma. Al parecer, era su novio o pareja. Fue un golpe de realidad; lógico, pensé, una mujer tan increíble no estaría sola. Sin embargo, esa revelación desencadenó una extraña sensación de celos en mí. Sí, esta mañana mi cabeza estaba funcionando de manera caótica. Observé impotente cómo ella lo abrazaba y se despedía de mí con una sonrisa que, aunque dirigida a él, se quedó grabada de manera imborrable en mi memoria.

La vibración de mi celular me saco de aquel estado y sin mirar siquiera quién llamaba respondí.

-Hola -

Dije totalmente distraído y ensimismado.

-¡Bebé! Buenos días, lamento no haberte llamado ayer cuando llegué a casa, me quedé sin batería y luego me dormí-

La voz de Stefani sonó algo chillona en ese momento, pero descarté la idea rápidamente, seguro eran solo ideas mías; el día de hoy me estaba comportando como un completo idiota.

-Buenos días, bebé. Lo supuse, por eso esperé que me llamaras cuando despertaras. ¿Todo bien? ¿Cómo te fue anoche con las chicas? - Pregunté en tono monótono y con muy poco interés.

Excelente, cenamos y luego tomamos unos tragos para ponernos al día. Ya sabes, un poco de todo. Luego brindamos porque Caroline nos contó que al fin su novio le propuso matrimonio. ¿Puedes creerlo? Llevan menos tiempo de relación que nosotros -
dijo algo molesta.

-Bebé, cada pareja tiene sus tiempos. Ya llegará el nuestro-

Traté de hablarle con comprensión porque ya sabía a dónde se dirigía la conversación. Sutilmente, traté de cambiar de tema.

-Bebé, esta noche es el cumpleaños de Theo y dará una fiesta. Esperaba que mi bella novia me acompañara -

Sabía que las fiestas le encantan, pero no le agrada mucho Theo, así que aguardé en silencio su respuesta.

-Voy a acompañarte, Alex, pero solo para que nadie robe lo que es mío. Porque si fuera por Theo, ni me aparezco. Me detesta y yo a él -

Respondió algo malhumorada.

-Amor, Theo no te detesta, solo no tiene confianza contigo, es algo parco cuando no conoce bien a alguien-

Trate de convencerla, aunque Sabía perfectamente que Theo y Max mis mejores amigos, tenían muchas reservas hacía ella, solo que no decían nada, pero era muy obvio que ella no les gustaba.

-Como digas, ¿a qué hora pasas por mí? Necesito estar lista y comprar algo lindo que ponerme -

Rodé los ojos, pensando que tenía una habitación llena de ropa, ¿para qué necesitaba más?

-A las 20 hs paso por ti. Te escribo cuando llegue-

--Perfecto, mi amor. Nos vemos en la noche. Ya te extraño.-

- Igual yo, bebé. Nos vemos - 

Colgué la llamada sin más, solo para darme cuenta de que seguía parado en el mismo lugar, mirando por dónde Anna se fue.

¿Qué rayos pasaba conmigo? Solo era una chica. Tan solo fue una mirada. Tan solo... tan solo fue todo ella...

Inmediatamente, me dispuse a correr con Chase a mi lado para sacarme esas ideas de la cabeza, mientras repetía en mi mente: Mi vida es perfecta tal cual y como está.

Kevin Stells:

Kevin Stells:

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