Engañándome

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Alexander: 

Lunes por la mañana. Suena mi despertador, el que adelanté sin ningún motivo aparente. Me levanto y hago mi rutina diaria: ducha, desayuno y alistarme para salir a correr antes de ir al trabajo. Curiosamente, hoy hago todo un poco más temprano.
Salgo con Chase hacia el parque. Esta vez lo llevo con correa y, al darme cuenta de ese detalle, sonrío. Miro a mi amigo y le digo cerca de su oído mientras rasco su cabeza:

-Quizás hoy tengamos suerte, Chase-

Empiezo a trotar con él a mi lado, y mi mirada recorre todo el lugar. Hoy no escucho música; necesito estar más atento. Mientras miro a mi alrededor, voy pensando solo en encontrarla a ella, Anna, que desde el momento que la vi, no he podido borrar su mirada de mi cabeza. Mientras protesto contra mí mismo, me pregunto: ¿qué estoy haciendo? Este no soy yo. Tengo novia, estoy bien con ella, todo está en orden y sigue los pasos lógicos de mi vida sin ninguna alteración. ¿Qué demonios estoy haciendo? La verdad es que amo mi vida tal como está. No necesito nada más. Mientras corría y me reprendía mentalmente, alguien pasa a mi lado y, manteniendo el ritmo, rasca la cabeza de Chase.

-Hey, guapo. No esperaba verte... con correa -le dice a mi perro, para luego guiñarme un ojo y acelerar para dejarnos atrás. Anna... solo la miraba desde atrás, y la vista de su cuerpo en movimiento era realmente fascinante. Ella lo era: sus piernas largas, su cuerpo proporcionado, nada sobraba, nada faltaba... Aceleré el ritmo para llegar junto a ella. Me mira y solo me sonríe. Por Dios, sentí que todo en mí vibraba, y ni hablar del amigo de abajo, que se despertó en un instante, pero... ¿Qué demonios? Sacó el auricular de su oído y dijo algo, pero realmente no la escuché. Mi cabeza estaba más allá de mí, en el limbo, solo trataba de memorizar su rostro.

-¡Oye! ¿Estás bien? -decía con la voz agitada y deteniendo su paso.

-Lo siento -dije pensando que me estaría viendo como a un gran idiota-. Solo venía distraído pensando en cosas de trabajo. -La excusa más estúpida que se me ocurrió. Nota mental: aprender a hablar con una mujer bella sin quedar como estúpido.

-Ok... ¿Vienes siempre a correr aquí? Salvo el sábado, no te había visto antes -pregunta mientras bebe agua de la botella que lleva en su mano.

Y ahí estaba yo, seguía mirándola y sin responder. Mi cerebro desconectó todo pensamiento y todo movimiento. ¿Qué demonios estaba pasando conmigo?

-¿Quieres agua? ¿Estás bien o ya se te sobrecalentó el cerebro? -dice sonriendo con burla.Sí, se me había sobrecalentado, pero no era el cerebro precisamente, y no podía decírselo tampoco.

-Solo es un poco de estrés y la sorpresa de verte por aquí -dije mientras señalaba una banca con mi cabeza para tomar asiento; primero dudó, pero luego asintió con su cabeza y se sentó a mi lado.

-¿Cómo está tu novia? ¿Sigue enojada por lo de... bueno, ya sabes, lo del cumpleaños? -dijo sonrojándose y bajando la mirada.

-No te preocupes por eso, solo es un vestido, no es para tanto. Ella... a veces tiende a exagerar las cosas -dije soltando un fuerte suspiro. 

-La verdad es que fue un accidente, no lo tomes a mal. Ver cómo se transformaba en una especie de ogro fue bastante chocante -dije soltando una risa suave.

-La verdad que sí -respondí y empecé a reír a carcajadas junto con ella.

Sin más, sin pensarlo, solo en el impulso del momento, tomé su cara entre mis manos y la besé. Al principio, ella se sorprendió y se quedó helada. Luego cerró sus ojos y se entregó por completo. Era un beso suave y dulce. Dejó que su lengua siguiera a la mía, su aliento tenía sabor a menta y sus labios eran como la seda sobre mi boca. Una sensación única en mi vida; todo era perfecto, el mejor beso de toda mi vida.

Una simple mirada...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora