Introducción

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Observó los informes en sus manos, su oficina silenciosa ocupada solo por su presencia se sentía como su interior, dejó los papeles, de todas maneras no estaba prestando atención a lo que leía. Se levantó acercándose a la ventana para observar el exterior. Los empleados y sirvientes qué transcurrían con su día a día, con sus vidas. Nada, no sentía nada en su interior, las vidas de los súbditos qué antes amaba y quería proteger ya no le causaban nada, ninguna emoción en él. Cerró los ojos, el sonido de las risas, voces, vida ahora le parecían nada más qué seres sin significado, al igual que él, que falló en su papel como rey.

Las voces qué oía sin que los demonios supieran, las palabras que iban dirigidas a él en susurros malintencionados criticando sus acciones, sus decisiones, su mandato. Qué derecho tenía a refutar tales palabras cuando él mismo pensaba qué tan patético e inútil tenía que ser para dejar que lo usarán de tal manera, para ser tan ciego incluso cuando las señales fueron tan obvias. Abrió sus ojos nuevamente para encontrar la imagen del cielo azul a través de la ventana. Giró su cuerpo encontrando el pequeño objeto en su escritorio las cartas de Ragnark qué aun no abría, las personales aquellas que escribió sólo para él sin ninguna relación con el trabajo. A sus ojos eran como una bomba de tiempo aún el pensamiento de su amigo que lo protegió y se arriesgo por él parecían no causar nada dentro de sí, por lo menos era mejor pensar eso a escuchar las emociones oscuras qué se revolvían en su interior. El golpe en la puerta lo saco de sus pensamientos.

"Majestad"

"Adelante"

Su primer caballero se acercó con una señal de respeto, el Oni qué lo observaba con respeto y admiración le causo una sensación de disgusto, apretó los labios, eran pocos los demonios qué aun lo observaban con sentimientos sinceros.

"Majestad se han cumplido sus órdenes los intercambios con el oeste han sido completados sin inconvenientes la señora del oeste envía esta carta"

Recibió la carta de Nagara, la Gorgona tenía temperamento, recibió sus quejas después de recuperarse y una solicitud de compensación por los daños causados en su territorio, mujer cínica después de liberar al monstruo qué tenía por hermana en el mar exigía compensaciones. No se molestó en leer la carta, despacho al caballero, suspiró con fastidio, no había hecho más que resolver todos los problemas desde que despertó. Incluso aguantar a los demonios qué se creían en derecho de dar su opinión. Su rostro se ensombreció al recordar algunas de las críticas qué había recibido desde hace años.

"Debería solo matarlos a todos"

Era como si el peso de su error fuese más grande que su esfuerzo por remediarlo, no valía entonces que las mejoras en el sur fuesen más grandes desde el incidente, qué ahora el sur y la nación demonio estuviese más consolidada y segura que antes. Cansado de sus pensamientos volvió a levantarse su magia creando una copia de su cuerpo para ocupar su lugar y tiempo mientras salía de la oficina. Se observó a sí mismo tomar asiento y continuar leyendo el papeleo se dio la vuelta y desapareció. Camino por la ciudad observando los cambios, las mejoras ¿Cuánto más debía hacer para sentir que era suficiente? Volvió a desaparecer esta vez observó la nieve qué caía en las montañas, los animales huyendo de su presencia ¿Cuánto más debía hacer para sentirse conforme consigo mismo? Levantó su rostro dejando que el frío golpeará sus mejillas el vaho de su aliento formando una nube al salir ¿Cuánto más debía sentir este vacío en su interior? Se movió sintiendo su cuerpo reaccionar a la temperatura las bestias en la periferia observando sus movimientos con cautela ¿Cuánto más debía arrepentirse de sus acciones? Sintió como su entorno cambiaba mientras se movía de lugar nuevamente el mar frente a él se extendía sin fin la brisa qué corría fuerte, el sonido de las olas ¿Cuánto tiempo debía seguir solo y vacío?

ARANDELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora