Capitulo 12

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Aterrizo sobre un pequeño campamento vigía, por la estructura del lugar ya llevaban tiempo en las tierras. Sintió la presencia de Cicate en la torre vigía sobre la rama de los arboles, había estado al pendiente de la hembra todo el camino, después de perder el contacto físico, no puedo apartar su atención de ella. Siempre un paso por detrás de el, siguiendo su ritmo sin atrasarse, incluso para los onis era difícil seguirlo, pero ella no, no rechisto, no se quedo. 

Seguía sus movimientos sin necesidad de una señal, fluía junto a el como un ser acostumbrado a luchar, a la acción, incluso los pasos que daba no se oían, cada uno de sus movimientos demostraba experiencia y eso en lugar de preocuparlo, lo intrigo. El golpe suave del cuerpo femenino cayendo a su derecha mientras se acercaba a los demonios cautivos, confirmo la suavidad de aquellos movimientos.

"Por encima del follaje, en lo alto, esta bien estructurada para ser algo reciente, el campo de visión es limitado, el glaciar, la frontera y parte del camino. Deben tener mas apostadas en los alrededores. El lugar no tiene ningún artefacto personal, solo algunas mantas para la guardia nocturna, supongo que patrullan por grupos y realizan cambios de guardia en diferentes horarios"

Asintió, observo el rostro tranquilo por el rabillo del ojo, analizo el informe y las sugerencias. Sonrió, esta no era una diosa. No, un ser que estaba acostumbrado a dar y recibir informes de batalla no podía ser una diosa regodeada en palacios, nubes o donde sea que habitaran los Hijos de puta.

Los hombres de rodillas gruñeron en cuanto estuvo de pie frente a ellos, interesante, el aspecto de estas bestias estaba predispuesto para las bajas temperaturas. Los cuernos altos, la piel azul descubierta aun con la nieve no se veía reacia al frio. Observo ambos machos que diferían en tamaño y características pero compartían el color y curenos. Este era un clan que no conocía, lo que resultaba irrazonable. Estos demonios no formaban parte de este ecosistema en su ultima visita, se agacho tomando el rostro de uno de ellos, lo analizo. No eran diferentes de otros demonios, no tenían colmillos grandes, tampoco garras.

"Invades nuestras tierras"

Entre cerro sus ojos un poco, las palabras sonaban extrañas en la lengua del demonio, forzadas. Ladeo la cabeza observando al hombre mas robusto que hablo ¿No seria el idioma natal de estos? analizo el rostro frente a el y lo soltó con algo de brusquedad esperando una queja. La mirada de ira contraria por el acto. No parecían idiotas, así que se descartaba la idea de no entender el idioma.

"Difícilmente puedo invadir algo que me pertenece"  

Se levanto, cruzando sus brazos y observo el rostro de los machos que ahora mostraba desconcierto. 

"¿Cada cuanto es la patrulla?"

No recibió respuesta, bueno, no esperaba una amigable cooperación desde el inicio. La catana de Shiro atravesando el hombro del demonio por detrás salpico la nieve de sangre, sangre oscura. Un grito de ira y otro de dolor. Oh, así que uno sufría y el otro lo sentía como propio. Casi, por poco se sintió conmovido por tal compañerismo. La voz iracunda de Shiro demando una respuesta mientras giraba la catana dentro de la carne, la voz jadeante del hombre respondió. 

"Cada treinta mirs" 

Que mierda era un Mirs, no tenia idea pero la numeración no debía ser diferente o por lo menos el conteo del tiempo considerando que aun no recibían ataque. Observo a shiro entonces en busca de respuesta.

"Están cautivos hace veinte minutos mi señor"

"Um" Tomo su barbilla entre su mano, observo a los de rodillas y sonrío

ARANDELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora