Bajo la copa vacía dejándola sobre la superficie lisa sintió como la bruma del licor se desvanecía lentamente de su cerebro analizando cada una de las palabras que había dicho. Joder ella tenia que estar pensando que era un hombre patético.
"No lo entiendo"
"¿Qué?" Elevo la mirada encontrando la rosa clavada en su rostro, la expresión seria de Cicate lo confundió un momento ¿Qué no entendía ella?
"Haz justificado mis faltas e incluso me consolaste por faltar al motivo de mi creación ¿Qué te hace diferente de mí? ¿Por qué temes a los instintos que te hacen demonio? ¿Por qué avergonzarse de ellos?"
"Yo" No tenia una respuesta para ella, compararse con otros demonios e incluso con su mejor amigo quien no sufría necesidad como él "Soy el rey"
"Si ¿no debe el rey demonio predominar sobre las bestias y especies demoniacas? ¿No son entonces tus instintos mas fuertes que los de otros demonios?"
La confusión era cada vez mas grande en el rostro de Cicate y la sorpresa en el suyo propio, nunca lo considero de esa manera. La observo dejar la copa sobre la mesa al igual que él, ella se cruzo de brazos lanzándole una mirada de molestia.
"¿Quién se ha metido contigo rey? ¿Quién estipula los comportamientos básicos de un demonio? cada raza es diferente, no pueden tener los mismos deseos, los mismos instintos ¿Cómo pueden ellos siquiera compararse a ti?"
"¿Por qué estas tan molesta?"
"¿Por qué no lo estas tú?"
Abrió su boca sorprendido por la pregunta ¿No lo estaba? claro que si lo estaba, hace no mucho se planteaba terminar la especie entera por su cuenta. Se trago la opinión analizando la pregunta de Cicate ¿Hace cuanto no se sentía molesto por ello? ¿No odiaba incondicionalmente a todos los demonios por juzgarlo cada que abrían la boca para culparlo? Sorprendido intento recordar la ultima vez que tuvo un pensamiento tan intrusivo o auto destructivo fuera de sus sueños. No podía, no encontraba un recuerdo su mente solo estaba llena de otras cosas.
"¿Quieres cazar? ¡Hazlo! ¡Que importan unos demonios!" La actitud molesta de Cicate no dejaba espacio para replicar "Sabes Arandel, hablas de aquellos demonios que han abandonado los instintos e imitan la vida humana, pero, eres igual a ellos. Un rey demonio que se reprime por las palabras de sus súbditos no habla bien de ti mismo, olvidaste lo que te hizo rey en primer lugar" Cicate se inclino hacia adelante observándolo "La fuerza, el demonio que sobresalió entre la guerra de las razas dominando a todos aquellos que se opusieron a él ¿No eran los instintos y la bestia quienes luchaban en el campo de batalla? ¿No eran la bestia quien reinaba sobre los débiles?"
Estiro su mano tomando el brazo de Cicate, ella lo observo extrañada por el contacto sorpresivo. Pero mierda, necesitaba tocarla, saber que era real. Las palabras que ella le decía mostraban comprensión y apoyo que necesito por tanto tiempo sin saberlo, sin saber cuanto lo quería y lo necesitaba. La emoción bullía bajo su piel en su sangre deseaba tanto cumplir con aquellas palabras poder saciar tan siquiera el más pequeño de sus antojos. Tan solo necesitaba, algo, no alguien que cumpliera con aquello que necesitaba Cicate encontró sus ojos y por el reflejo en los ojos rosa supo que los suyos brillaban.
"Oh" Cicate sonrió y él quiso ronronear "Ya entiendo" El brazo femenino salió lentamente de su mano pero no aparto la mirada de la contraria "Has estado solo" Su emoción creció como un cazador que identifica la presa, los ojos de Cicate se encendieron al igual que los suyos en un rosa brillante llenos de magia "Jugare contigo" Dicho eso ella elevo ambas manos y dio un aplauso. Su cuerpo se erizo por la magia que se desbordo por el lugar cubriendo los pasillos, pasajes y habitaciones "Todo lo que tu quieras" Desapareció, ella se desvaneció en el aire dejando una estela de magia.
ESTÁS LEYENDO
ARANDEL
FantasíaDespués de ser engañado por la santa humana y crear un lazo contra su voluntad Arandel tendrá que recuperar la confianza de su pueblo, su raza, los compañeros y por sobre todo tendrá que recuperar la confianza en si mismo. Desconfianza y dolor que s...