parte 32

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Akira estaba en la puerta del colegio, charlando con sus amigos, como era costumbre.
Te dirigió la mirada cuando entraste allí, siguiendo con la mirada tus pasos y gestos. Al mirar que tus amigos rechazaban a Uruha, su sonrisa se expandió de oreja a oreja y durante el resto del día no podía dejar de hacer bromas y reírse como un niño cuando le dan un llamativo juguete.
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Pasaron unos días, el tamaño de tu panza crecía cada vez más.
- ya fue... lo aceptaré...- dijiste mirándote al espejo, mientras acomodadas tu cabello ____(tu color de pelo) y mirabas como te quedaba el precioso Jean negro, tu remera favorita de black moral con una campera azul y tus zapatillas favoritas.
-¿aceptaras?- preguntó tu hermano, mientras se apoyaba en el marco de la puerta de madera del baño.
- así es- respondiste, mirándolo fijamente
- Te ves muy linda- dijo- Él tiene suerte de tenerte- te sonrrojaste por el bonito cumplido.
- Muchas gracias Taka- lo abrazaste fuerte.
Terminaste de alistar y saliste de tu casa, afuera estaba un hermoso auto negro estacionado enfrente de la casa. Al cerrar la puerta, el conductor del Ford, salió de el, asomándose a la puerta del acompañante. Su vestimenta al estilo sargento del ejército japonés, te deslumbraba lo bien que le asentaba a su carácter.
- wow te ves....- se quedó meditando sus palabras- perdón, te ves muy linda - corrigió sus palabras.
-Muchas gracias, Akira.-respondiste a su cumplido. Como todo un caballero, abrió la puerta del acompañante, cuando entraste y te acomodaste, este la cerró y entró al auto.
Habían arreglado para tener una cita ese mismo día, para hacer como si nunca hubieran estado juntos.
Llegaron a un increíblemente refinado, caro y lujoso restaurante en el centro de la ciudad. Ambos entraron al restaurante, las paredes estaban pintadas de color salmón y los manteles de la mesa junto a las sillas eran blancos. El señor que nos atendió nos dirigió a una mesa apartada del resto de las personas, se encontraba en una esquina junto a una candelabro dorado con velas rojas y en unas de las paredes estaba un espejo con sus bordes de madera oscura y brillante. Cuando el señor se fue, le preguntaste:
-¿Cómo pagaste todo ésto?- Él rió
-____(tn) eso no se pregunta, solo se disfruta- contestó el rubio, sonriendo de lado coquetamente y dejando ver un paquete rojo sobre la mesa- ten- te entregó el obsequio. Extrañada lo abriste y viste una caja cuadrada, en ella decía el anuncio; sólo para mujeres embarazadas de 1 o 2 meses.- sé que quieres abortar- continúo al ver que abriste el envoltorio.
- wow Akira... no sé que decir... muchas gracias- dijiste mirándolo con ternura y una sonrisa en el rostro de ambos se notó.
- ¿ que les puedo servir?- preguntó un mozo de cabello rubio.
- Lo que planee con el chef, si es posible. Soy Suzuki Akira- dijo
- oh! Disculpe, ahí se los traigo- terminar la oración, se fue. A los minutos, trae un vino caro y nos lo sirve a ambos hasta la mitad de la copa de vidrio.
- brindo por nosotros- dijo alzando su copa con vino, al igual que tú, y estrechandolas delicadamente, para luego tomar un sorbo de esta. Su sabor era peculiar, era suave y el gusto a las uvas añejas importadas desde Argentina, eran la perfecta combinación para un vino clásico y puro como aquel lo era.

MI REITA (Reita y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora