parte 39

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Faltaba el tercer paso: invitar a Reita a tu casa. Le mandaste un mensaje insistiendo que entrara por la ventana de tu cuarto, el cual respondió a los segundos aceptando la propuesta.
Eran las 21:00 pm, faltaban minutos para que llegue Akira. Tomaste la mercancía y corriste al baño a ponértelo. Cuando terminaste, te miraste al espejo, delineaste tus ojos y arreglaste tu cabello.
- Perfecto- dijiste en voz alta.
El plan era perfecto, tu hermano no estaba, tu recuperación era absoluta y solo faltaba " la cereza del postre" que venga Reita para tener una apacionada noche.
-____(tn)- llamaron desde tu habitación. Saliste del baño y abriste la puerta de tu habitación, mostrando tu cuerpo frente a él. - Wow- dijo al verte, era segura que estaba sorprendido. Te apoyaste en el cuadro de la puerta y lo mirabas coquetamente.
- Buenas Noches, Reita- dijiste, acercándote a él. Llevabas tacones altos y quedabas a su misma estatura. - ¿ Quieres un poco de acción?- preguntaste mordiendo tu labio inferior y empujando a Akira a la cama, quedando sentado tomando tus cadenas.
- Creo... que me.... invitaste para eso- tartamudeaba, te miraba de arriba a abajo con la boca semi abierta.
Te sentaste sobre sus piernas, besando sus labios, pasando a mezclar saliva entre sí, mientras que el rubio tomaba de tu cintura y vos de ambos lados de su cabeza.
- oh sí- dijo Reita agitado, sintiendo tus labios sobre su cuello. Quitaste su remera arrojándola a un lugar X, lamiendo su torso desnudo llegando hasta la hebilla del pantalón, desabrochandolo y deshaciéndose de el, notaste el bulto en su pantalón, mojaste tus labios y le quitaste el bóxer dejándote ver la gran erección del rubio.
- Soy todo tuyo- dijo al ver que lamías tus labio al ver su miembro erecto y quitando tu cabello de tu rostro.
Comenzaste a masturbarlo con la mano y luego metiste al gran pedazo en tu boca, manteniendo un ritmo y masturbarte con tu mano izquierda mientras escuchas los gemidos de Akira.
No había luz en el cuarto, solo era la luz del sol reflejada en la luna, la cual daba un aspecto misterioso en la habitación.
- Ahh... No muerdas- se quejó al sentir que mordiste la punta de su genital masculino. Te separaste del miembro, subiendo hasta el cuello de tu pareja. Éste desabrochó tu corpiño dejando ver tus pechos mientras él los masajeaba, a la vez que sus lenguas se entrelazan.
- Ahh mmmm...- Gemías y degustabas en cuerpo de Reita. Él te recostó en tu cama, bajando hasta tu entrepierna, quitando tu ropa interior, lamió tu genital mojado mientras te saboreaba.
- ahh~ Akira~- gemiste al sentir que el rubio mordía uno de tus labios internos de tu genital y masajeando tu pecho derecho. Acto seguido, subió hasta tu torso, masajeando aquel pecho mientras que el otro lo re lamía y mordía haciendo que gimieras como una loba.
Se acomodó entre tus piernas, penetrandote, ambos gemían y el calor corporal comenzaba a notarse. Aquella posición era incómoda para Reita, así que sacó su miembro de su interior, te volteaste colocandote a cuatro patas y dejando que el rubio volviera penetrar tu genital un poco estrecho por la posición el la que estabas. Esta vez, los gemidos eran más fuertes al igual que las penetraciones y más seguidos.
- Ahh... Akira... Más, dame más... ahh mmm ahhhh- Gemías placenteramente.
La próxima posición que tomaron fue : "la libélula" (Ésta posición aparece en el libro Kamasutra). Akira estaba cansado, pero no quería dejarte con ganas. Se recostó detrás tuyo, levantando su pierna derecha, colocando tu pierna derecha por ensima de su cadera dejando tu entrada y volviendo a penetrar.
- Ahhh ____(tn) me... vengo~- gimió Reita. Sacaste su miembro de tu interior y te arrodillaste en el suelo, Akira se levantó de la cama y se masturbaba rápido y fuerza cada gemido te excitaba aún más. A los segundos, el semen se esparció por tu boca y sus alrededores, lo tragaste y degustabas de la sustancia.
Ambos estaban agotados, se acostaron en la cama, apoyando tu cabeza en su pecho del rubio, el cual te abrazaba con un brazo.
- Me encantó- dijiste, lamiendo la tetilla de Reita. Él estaba sin palabras, se había quedado impactado por aquella noche y sin duda alguna sería inigualable con las anteriores.
Ambos se dieron un beso y se dejaron llevar por el cansancio, quedando acurrucados en el medio de la cama y profundamente dormidos.

MI REITA (Reita y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora