Mafia 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂

⟳005

Un pelinegro de mejillas abultadas manejaba tranquilamente por aquellas calles que ya conocía bastante bien. El sol iluminaba el cielo celeste, parece que sería un buen día para él. Doyoung cantaba animadamente la canción que reproducía en el estéreo de su carísimo auto del año, estaba demasiado feliz.

Más la sonrisa se borró de su rostro cuando llegó a su objetivo: el edificio donde vivían Lee Taeyong y Nakamoto Shotaro. ¿Por qué el lugar estaba lleno de patrullas de policía?

Sintió su corazón latir con fuerza al reconocer a Nakamoto Yuta en la escena, él hablaba con un policía de cabellos azules y su expresión denotaba demasiada preocupación. No había mucho que procesar, era obvio lo que había pasado en aquél lugar.

Otra vez ese idiota arruinando sus planes.

Doyoung apretó el volante con toda la rabia acumulada, logrando que sus nudillos quedaran blancos por el esfuerzo. Respiraba constantemente para poder calmarse, no quería levantar sospechas, no ahora. Pero se encargaría de matarlo cuando tuviera entre sus manos al imbécil de...

― ¿Qué haces aquí? ― la enojada voz de Yuta lo sacó de sus violentos pensamientos, este venía acompañado por el policía de ojos bonitos con el que había estado hablando anteriormente.

Doyoung decidió mover sus cartas cuidadosamente a partir de ahora, no dejaría que la policía se involucrara porque estaba en peligro de perderlo absolutamente todo también. Él mismo se encargaría de encontrar a Taeyong y ya se podía hacer una idea de quién lo tenía.

Colocando la mejor expresión de confusión que pudo fingir, miró a ambos con los ojos de cachorro herido.

― Venía a visitar a Taeyong... ― murmuró devolviendo su mirada al edificio.― ¿Qué está pasando? ¿Dónde están Tae y Shotaro?

― Es lo que deberíamos preguntarte a ti, Kim ¿Acaso crees que soy imbécil? ― el tono de voz de Yuta estaba enojado, pero no debía salir de su papel. Iba a responder, pero el policía se adelantó.

― ¿Conoces a este individuo, Yuta? ― el pelinegro medio sonrió con la intención de presentarse él mismo al policía.

― Soy el alfa de...

― De nadie, solo un imbécil que lleva cortejando a Taeyong desde hace meses. El primer sospechoso en mi opinión. ― Doyoung mordió su lengua y resopló. No era momento para jugar pero aún así no pudo retener las palabras en su boca.

― ¿Celoso, Nakamoto? ¿Ya te arrepientes de haber dejado al mejor omega del mundo por otro que no le llega ni a los talones?

Fue bastante riesgoso de su parte haber dicho eso sin esperar un golpe a cambio, para su suerte, el policía de cabellos azules fue más rápido que el puño de Yuta. Este se soltó del agarre contrario con un gruñido y lo miró fijamente a los ojos.

― En primer lugar, Taeyong ya no es mi omega, pero jamás dejará de ser mi gran amigo y aún más importante, el padre de mi hijo. ― Yuta realmente se estaba conteniendo para no brindarle un golpe en la cara a ese imbécil. ― Segundo, nunca más en tu vida vuelvas a mencionar a Mark porque te juro que no respondo. Él ni siquiera tiene algo que ver aquí. ― Doyoung giró los ojos y volvió a resoplar cuando Yuta se acercó peligrosamente a él para susurrarle. ― Por último, yo sé que no eres el buen hombre que Taeyong cree que eres, yo sé que tienes algo que ver en todo esto y voy a averiguarlo. Cuídate la espalda, Kim Doyoung, porque cuando tenga pruebas de que por tu culpa Taeyong y mi hijo están en peligro... una rotura de huesos es lo mínimo que recibirás.

Yuta, muy enojado, se alejó del auto contrario, dejando a Doyoung con la palabra en la boca. Realmente no tenía cómo defenderse porque sabía que Nakamoto tenía razón: fue su culpa que Taeyong estuviese involucrado en algo que no debería, y por eso mismo iba a arreglarlo.