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Por fin luego de todo ese  tiempo encerrado, estaba en casa como tanto lo había deseado desde el primer día en el que le fue arrebatada su libertad y la de su hijo, sin embargo, ¿Por qué no se sentía del todo bien?

Taeyong suspiró apretando el vaso en su mano derecha, caminando lentamente hacia la silla mientras bebía un poco de agua, sonriendo medianamente cuando vio a Yuta dormido en el sofá con Shotaro entre sus brazos. En los siete días que habían pasado desde que ambos volvieron a casa, Yuta había estado demasiado pegajoso con Shotaro, y no podía culparlo realmente al enterarse de todo lo que el alfa había sufrido en ese tiempo que estuvieron lejos.

El reencuentro entre él y su hijo fue bastante tierno, aún se sentía un poco conmocionado cuando lo recordaba. No había sido mucho realmente, pero fue demasiado significativo teniendo en cuenta que Yuta no era precisamente un padre que pasara mucho tiempo sin ver a su hijo. Y había sido privado de verlo por dos meses completos.

Taeyong mantenía a su hijo pegado al pecho, incluso cuando entraron a la comisaría. Por alguna razón no tan desconocida, no se sentía cómodo cerca de personas extrañas y solo quería volver a casa.

El ruido de la puerta principal siendo abierta fuertemente lo hizo soltar un jadeo, pero intantáneamente sintió un alivio tremendo al ver a Nakamoto frente a él. El alfa sonrió con alivio al verlo bien, pero soltó a romper en llanto cuando vio al pequeño cuerpo entre sus brazos. Yuta se acercó corriendo para envolverlos a ambos en un fuerte abrazo.

Desde entonces, el alfa había convencido a Taeyong y a Shotaro de que vivieran por un tiempo en la casa que compartía con Mark. Taeyong quiso negarse al principio pero no hubo problema con el omega, entendía a su alfa y no le molestaba tenerlos a ambos en casa.

Sin embargo, era demasiado incómodo para Taeyong.

― Son muy lindos, ¿No? ― la voz de Mark lo sacó de sus pensamientos, haciéndolo sobresaltar un poco.

―Hey, Mark. ― saludó, pues el omega llegaba de su trabajo como asistente social. ― Sí, relamente lo son. 

― Yuta sufrió mucho en este tiempo, solo podía pensar en cómo estarían tú y Shotaro. Estuvimos muy preocupados, pero me pone muy feliz saber que están aquí sanos y salvos. ― Taeyong sonrió, el menor siempre había sido demasiado adorable y bueno, le alegraba que fuera el omega de alguien igual de amable que Yuta.

― Gracias por la estadía, de hecho. ― Taeyong soltó en una corta risita. ― Les agradecemos realmente, pero creo que es momento de volver a casa. ― Mark abrió la boca con sorpresa.

―Pero aún no es necesario, no incomodan.

― Sé que no, pero soy el ex omega de tu alfa y ustedes son una pareja. Nesecitan su tiempo solos. ― sonrió Taeyong, arreglando algunos cabellos desordenados del omega menor.

Mark hizo un puchero incoscientemente, Taeyong solo se dedicó a tranquilizarlo con la mirada.

Él tenía que volver a casa con Shotaro, ya había tomado la decisión.

La despedida fue al otro día, al principio Yuta se había rehusado a dejarlos ir con la primicia de que aún podían estar en peligro, pero Taeyong solo le dijo que ellos sabrían cuidarse mejor y que confiarían en Jungwoo (quien estaría haciendo guardia y merodeando el lugar por unas cuantas semanas más) Y solo con eso, Yuta se quedó más tranquilo, alegando que iría a visitarlos al otro día. Taeyong rió, a veces Yuta era simplemente demasiado exagerado.

Cuando el omega pisó su departamento otra vez, no pudo negar que sintió un poco raro al principio, como si algo le faltara...

Pero solo se dedicó a suspirar y continuar con su vida, no podía (ni quería) detenerse a pensar por qué sentía que algo no estaba bien.

Mafia 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora