⟳006

2.1K 196 8
                                    

Jungwoo le dijo explícitamente que no se metiera en problemas en lo que él intentaba averiguar qué pasó, pero Yuta no podía quedarse tranquilo sabiendo que Taeyong y Shotaro podrían estar siendo heridos en ese mismo instante. 

Por eso se encontraba ahora mismo observando cada uno de los movimientos de Kim Doyoung a una distancia respetable.

¿Quién podría culparlo? Ese alfa jamás le había dado buena espina, ahora con la desaparición de su familia era obvio que él tenía algo que ver. Era exactamente eso lo que quería averiguar, pero Doyoung no cooperaba en absolutamente nada.

No cuando el pelinegro había estado sentado en una banca del parque toda la mañana dándole de comer a las aves de por ahí, hasta que llegó cierta hora y Doyoung tuvo que irse a su empresa a trabajar. ¿Así de aburrido? ¿Nada más interesante? Yuta bufó y vio la hora, iban a ser las siete de la noche así que decidió ir por unas hamburguesas para cenar con Mark. Seguiría con su investigación al otro día, así que se dedico a manejar hacia su hogar otra vez.

Desde su gran ventanal, el pelinegro sonrió cuando vio el auto de Nakamoto abandonar el lugar, Doyoung sabía que Yuta había estado siguiéndolo todo el día, pero simplemente decidió fingir tener una vida normal y aburrida. La mayoría de las personas, incluyendo a ese alfa, lo creían un hombre estúpido o despistado, pero en realidad era más inteligente, calculador y observador de lo que pensaban. No por nada había llegado hasta donde está, con su imperio en la cima.

Doyoung se acercó al teléfono que había en su oficina, la llamada fue tomada al instante.

― Yang Yang, que pasen.

― En seguida, señor. ― y la llamada se cortó.

Segundos después, sus hombres de confianza entraron a su oficina, con los rostros cabizbajos y una expresión de vergüenza insertada en sus miradas.

Doyoung medio sonrió, cambiando su aura completamete a una más amenazante e incluso aterradora.

― ¿Por qué están aquí, chicos? ¿Por qué creen que los mandé a llamar? ― habló Kim, sin mirar a sus subordinados, caminando lentamente por todo el lugar.

Ninguno dijo una sola palabra, cosa que enojó más al empresario.

Doyoung golpeó el escritorio con ambas manos, causando un sobresalto en los contrarios, su expresión enojada y la vena en su frente resaltando, demostrando el punto.

― Su trabajo era vigilar a mi omega, ¿Saben lo que pasó? ¿Lo saben? 

― Él... ― habló uno con la voz temblorosa pero fue interrumpido.

― ¡No está! ¡Lo secuestraron! El imbécil de Jung se lo llevó y era exactamente su trabajo lograr que no lo haga. ― Doyoung respiró profundamente y volvió a sonreír. ― ¿Saben que es lo gracioso? Hablé con Taeyong días antes de su secuestro, él me dijo que sentía que lo estaban siguiendo. Al principio pensé que habían sido los hombres de Jung, pero luego me di cuenta de que las fechas no coincidían. Eso quiere decir que no cumplieron bien su trabajo de ser disimulados y mantenerse al margen. No solo me fallaron una vez, sino dos. Les mandé una misión tan fácil y es así como me pagan, haciéndolo mal.

― Lo siento mucho, señor. ―el más joven del grupo, Jisung, fue el valiente que rompió el silencio. ― ¿Qué podemos hacer para arreglarlo y recuperar su confianza?

― De hecho esa es una buena pregunta, Sungie. ― Doyoung los observó a todos y dijo lo siguiente:― Van a traer a mi omega. Más les vale que sano y salvo junto a su hijo o de verdad desearán nunca haberme conocido. Pero soy un alma buena y caritativa, así que no van a hacerlo completamente solos. ― Kim tomó el teléfono y marcó el mismo número de antes. ― Yang Yang, hazlo pasar.

Mafia 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora