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Sus primeros días encerrado no fueron necesariamente malos (en realidad no sabía exactamente los días que llevaba ¿Tres? Tal vez cuatro) es decir, por supuesto que prefería la comodidad y tranquilidad que le da su hogar, pero ahí no la pasaban tan mal como esperaba pasarlo cuando lo subieron a esa camioneta y la palabra "secuestro" se instaló en su cerebro, se podría decir que incluso Shotaro estaba cómodo recostado en la gran cama, viendo sus caricaturas y feliz porque se estaba tomando unas vacaciones de la escuela.

― Buenos días, chicos. ―Taeyong se sobresaltó cuando la voz de Nana rompió el silencio del lugar . El castaño entró a la habitación con una bandeja llena de cosas deliciosas para comer.

― ¡Hola Nana! ― saludó Shotaro, poniéndose de pie sobre la cama para acercarse a donde se encontraba el chico con el desayuno.

― Hola... ―susurró él aún con desconfianza, no les habían hecho daño hasta ahora pero sabía que ellos no eran buenas personas, por lo que su hijo y él no eran precisamente invitados ahí.

Y porque definitivamente las buenas personas no secustran a otras.

Nana solo le dedicó una sonrisa mientras seguía alistando, terminando de separar los desayunos para Shotaro y él. Una vez terminado el trabajo le tendió el tazón de yogurt con frutas al pequeño, quien muy feliz lo recibió. Nana le tendió su desayuno pero él no lo aceptó.

― No tengo hambre. ― se excusó otra vez, Nana suspiró y asintió resignado a llevarse la bandeja.

― Entiendo. Mira... ― él dudó, pero igual terminó por soltar las palabras con una mueca de incomodidad en el rostro. ― Mi hermano vuelve hoy y... No creo que le guste que te niegues a comer.

Taeyong quiso reír, pero no porque fuera gracioso, en realidad quería reír para no llorar.

― No contento con reteneme a mí y a mi hijo en contra de nuestra voluntad, ¿También va a obligarme a comer cuando no tengo ganas de hacerlo?

Una alerta se encendió en su cabeza, su interior rogaba que se callase, pero no podía hacerlo.

― Taeyong, entiendo tu enojo, realmente lamento toda esta situación. Sé que tú y Shotaro no tienen nada que ver aquí, pero si cooperas podrán volver muy pronto a su casa, ambos a salvo y no tendremos que vernos nunca más. ― Nana sonrió dulcemente, mas su aura no demostraba lo mismo, Taeyong podía decir que esta incluso se puso un poco más sombría. ― Te juro que a ti y a mí nos conviene que esto sea rápido... Mientras menos tiempo pases aquí todo será mucho mejor. ― una vez dicho esto, Nana hizo una corta reverencia y salió de la habitación, dejándolos solos.

Taeyong no supo qué carajos fue eso, pero de todos modos solo suspiró y miró a su pequeño concentrado en la televisión, mientras comía de su tazón.

― Él es raro, ¿Verdad, amor? ― Shotaro se giró a verlo y soltó una risita que hizo sonreír a su papá.

― Tal vez... Pero es lindo, el señor alfa también lo es. ― el omega frunció el ceño, su hijo no era necesariamente muy fanático de los alfas ¿Por qué de repente...?

"El señor alfa también lo es"

Taeyong suspiró otra vez y miró al techo con resignación.

Quería volver a casa.

Quería volver a casa

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Mafia 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora