Cuando se trata de amor, Jesse antes habría dicho que no sabía mucho de eso, que no lo entendía y que era en raras ocasiones cuando sentía que realmente existía.Como cuando sus padres se aseguraban de cubrirlo bien con las mantas, preguntarle si estaba cómodo y asegurarse de contarle una bonita historia antes de dormir.
O cuando él hacía algo mal y Andy se culpaba a sí mismo para que Jesse no sea regañado, y después se acercaba por la noche sintiéndose inquieto para agradecerle a Andy y como este siempre le respondía que haría todo por él y por su familia.
Pero eran pocas las veces en las que Jesse había sentido un amor real, eran contadas con una sola mano, y todo ese amor fue referente solo a su familia, no a nadie más.
Al menos eso hasta que conoció a Anthony LaRusso.
Ahora, cuando se trata de amor Jesse siempre piensa en su novio.
Piensa en cómo pasaban noches mandandose mensajes y hablando de todo lo posible, mintiendo diciéndose que no estaban cansados porque ninguno quería dejar de hablar.
Cuando se trata de amor, Jesse piensa en cómo Anthony lo perdonó y le dió una segunda oportunidad al enterarse que Jesse le había estado mintiendo, aquella noche que llegó con Andy después de la peor conversación que Jesse había tenido en su vida.
Jesse no creía en las terceras oportunidades, todas las películas decían que si la segunda vez lo hacías mal allí todo se terminaba, no te merecías otra oportunidad porque ya arruinaste la que te dieron.
Aún así, cuando se trata de amor Jesse recuerda la tercera vez que Anthony lo perdonó, diciéndole que lo amaba y cómo los besos eran estrictamente algo prohibido hasta la quinta cita.
Vivir con Anthony, siendo novios por ya casi cinco meses era un sueño hecho realidad que Jesse jamás había tenido el valor de soñar.
—¿Todo listo? —preguntó Gabe, mirándolos por el espejo retrovisor, ahora habían logrado conseguir una camioneta más grande para que todos puedan entrar.
Después de todo, ahora eran un gran grupo de diez personas.
Jesse se estiró por sobre su asiento para ver el otro asiento detrás, contando mentalmente que todos se encuentren allí.
Gabe, Robby, Andy, Eli, Nick, Tory, Miguel, Ariel, Anthony... y... ¿No faltaba uno?
—Nueve... —murmuró Jesse confundido, frunciendo el ceño, detrás de ellos, el grupo le respondió a Gabe que sí, que todos estaban listos y finalmente la camioneta rugió y comenzó su camino.
—Creo que te olvidaste de contarte a tí, bebé. —murmuró Anthony divertido, su mirada puesta en el juguete de agua que Jesse le había conseguido la otra vez.
Era como una pequeña pecera, pero estaba llena de agua y aros de colores, en dónde Anthony tenía que presionar los dos botones a cada lado de la pecera para mover el agua e intentar embocar los aros en unos caballitos de mar.
—Oh, cierto. Diez. —dijo Jesse, señalándose a si mismo para poder finalizar la cuenta—. Sí, Gabe estamos todos.
—Y solo le tomó cinco minutos esta vez. —comentó divertido Robby, sentado en el asiento de copiloto, Jesse no podía ver su rostro pero sabía que probablemente estaba sonriendo divertido, burlándose de él.
—Hey. —se quejó Jesse, Gabe sólo se rió— Tony, se está burlando de mí.
—Bueno, tiene un punto. —dijo Anthony, encogiéndose de hombros.
Jesse bufó y le sacó la lengua a Robby, quién volteó para devolverle el gesto, Jesse sabía que lo estaba viendo por alguno de todos esos espejos que tenían allí adelante.
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✓ OXYGEN, Anthony LaRusso
Fiksi Penggemaranthesse | anthony odia que todos busquen algo cada vez que se acercan a él, cree que jamás lo querrán por ser él mismo y siempre buscarán algo a cambio, cuando jesse llega a su vida descubre que todo lo que él había creído... era verdad. pero, ¿qué...