5- El Peso de la Verdad

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—Es una lástima que tengas que estar con un tipo que ni siquiera te atrae.

No estaba del todo segura, pero podía notar un leve tono coqueto en sus palabras, cómo si estuviese tratando de insinuarle algo. Tal vez sería su imaginación.

—Ya, tampoco es culpa de Law... es solo que... — se mordió el interior de su mejilla, ni siquiera sabía lo que trataba de decir. —Nunca he sentido algún tipo de chispa entre los dos, o tensión, o... algún tipo de acercamiento, apenas le puedo dar besos.

Su último comentario provocó que su rostro se enrojeciese, aquella reacción hizo reír con suavidad a Doflamingo.

—¿No han hecho nada más que besitos? — le molestó él. Disfrutaba del intenso rubor en sus mejillas. —Bromeo, comprendo que no quieras hablar de eso conmigo.

—Nunca ha pasado... nada.

Doflamingo no tuvo problema alguno en disimular la sonrisa traviesa que quería formarse en sus labios. De cierta forma se alegraba que ella no hubiese tenido intimidad con el amargado, no entendía el por qué, tampoco quería entenderlo. Le daba igual.

O eso quería pensar.

—No pretendo ser cruel, pero créeme cuando te digo que mereces alguien mejor que Law. — dijo y posó su mano en el hombro de la fémina.

Su cuerpo se calentó una vez más por el contacto físico, sintiendo su corazón acelerarse al igual que su respiración, los nervios aumentaron, el sudor apareció. Un simple toque había afectado todos sus sistemas.

—S-Sí...

—No te fuerces mucho a aguantar su amargura. — comentó al final, regalándole esa sonrisa ladina.

(t/n) se relamió los labios de forma inconsciente, algo que no pasó desapercibido por parte del mayor. Éste llevó su dedo índice a la barbilla de la chica para alzar su mirada, intensificando el contacto visual.

Se sentía intimidada por su mirada, aunque por más avergonzada que se sintiese de admitirlo, cierta excitación apareció en su cuerpo.

—S-Sí... — volvió a decir de forma embobada.

—Que tengas una buena noche.

Se levantó del sofá en el cual se encontraban sentados charlando, la ausencia de su cercanía le regresó a la situación rápidamente e imitó su misma acción.

—G-Gracias... Usted también.

Sus ojos (c/o) seguían a la silueta del hombre que se alejaba y desaparecía por los pasillos. Un profundo suspiro salió de sus labios, llevando sus dedos a su barbilla donde él había tocado anteriormente.

Después de un corto tiempo, regresó a la habitación del chico de ojos grises.

Dormir no parecía ser una opción, sus pensamientos le acompañaron en la silenciosa noche, evitando la incomodidad que era causada por la presencia de cierto individuo.

Sus párpados empezaban a sentirse pesados, el sueño empezaba a provocar fallos en su cerebro, uno de éstos siendo el pensamiento de que quien estaba a su lado no era Law.

Imaginaba a cierto hombre de cabellera rubia, acostado junto a ella, con su respiración fuerte y pesada acompañada del olor de su perfume costoso. Su aura intimidante se desvanecía de forma leve ya que al dormir no se sentía como una amenaza, pero su cuerpo provocaba tensión al propio.

Quería sentirle más cerca.

Rodeó su cuerpo con sus brazos, sentía que su cuerpo no era el musculoso cuerpo que se podía apreciar ante sus ojos, era más delgado, le dio poca importancia. Pegó su nariz para disfrutar del olor de su espalda, sintiendo cómo poco a poco el sueño le abrazaba.

Hasta quedar profundamente dormida.

La Mañana Siguiente

Para su gran sorpresa, Trafalgar Law abrió los ojos para encontrarse con su novia abrazandole por detrás. Ésto le confundió aunque le gustó muchísimo y no pudo evitar darse la vuelta para disfrutar más de la cercanía de sus cuerpos.

Hizo su mejor intento en no moverse demasiado para no perturbar el sueño ajeno, sin embargo su plan no funcionó a la perfección. (t/n) empezó a moverse hasta terminar boca arriba con uno de sus brazos tapando la mitad de su rostro.

Ante la posición de su brazo, la camisa de pijama que ella llevaba puesta se levantó un poco, dejando expuesta la piel de su abdomen hasta sus costillas, muy cerca del comienzo de la parte baja de sus senos.

El pelinegro se mordió el labio inferior, la tentación frente a él hizo que su cuerpo tuviese una reacción debajo de sus pantalones, algo que le hizo quejarse.

Pensó que cómo la de ojos (c/o) se había sentido cómoda para abrazarle toda la noche, no le molestaría si disfrutaba de la calidez de su cuerpo. Sus dedos acariciaron su estómago, subiendo de forma peligrosa.

Sus ojos grises se posaron en la manera en la que sus pechos bajaban y subían al compás de su respiración. Acercó sus labios a su cintura y besó la suavidad de su piel.

Y cómo todo lo bueno acaba, (t/n) se despertó, a diferencia del ojeroso, ella no se había despertado ante una bonita sorpresa.

—¡Law! ¿Qué haces? — frunció el ceño, tratando de acostumbrarse a la luz que entraba por las ventanas. —¿Qué mierda?

Se acomodó la camiseta, abrazando sus piernas y manteniendo cierta distancia con su novio.

—(t-t/n)-ya, tranquila... — dijo con suavidad en su voz, aunque se le notaba nervioso y algo avergonzado. —Yo... realmente me vuelves loco, no lo pude evitar, solamente quería sentir tu cuerpo...

—Ya te he dicho que no me gusta el contacto físico, Law. — se quejó.

Sus palabras eran mentira hasta cierto punto. Le gustaba el contacto físico si venía de la persona correcta, pero no disfrutaba de los roces y caricias por parte del pelinegro.

—(t/n)-ya... lo siento, pero te amo mucho, quiero demostrártelo.

<< Oh no... >>

—Hemos estado saliendo por ocho meses, casi nueve, no quiero presionarte, pero... — se detuvo unos segundos para mirar la reacción de la chica.

Sabía que éste momento iba a llegar.

<< Maldición. Me acabo de despertar. >>

La incomodidad se levantó casi al mismo tiempo que ella, aunque llegó un poco tarde.

Su mirada no pudo evitar notar el bulto en los pantalones de su novio, maldijo en su mente una y mil veces.

—(t/n)-ya, déjame hacerte el amor.


CONTINUARÁ...

El Cielo En Mis Manos (Doflamingo x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora