Tan confundida y sumisa frente a él, bañada de fragilidad, era un objeto que podía romper y que podía hacerlo en cualquier segundo.
Él estaba acostumbrado a estar alrededor de mocosas cómo ella, chicas que buscaban diversión y aventuras, siempre le importó una mierda lo que esas tipas hacían después de estar con él.
Por alguna razón, al ver a la chica tan débil cuando recién llegó a la casa, sintió curiosidad del por qué de su tristeza. Odiaba que Law fuese su pañuelo de lágrimas, odiaba que no fuese él quien la sostuviera mientras ella se desahogaba.
Su enojo creció más cuando escuchó silencio por unos segundos, admitía que espiaba a los jóvenes y no lo podía evitar, el solo pensamiento de Law tocando a la chica hervía su sangre. No entendía por qué se sentía de tal forma. Lo único que sabía era que lo odiaba y muchísimo.
Esa misma mañana Doflamingo había confundido el horario del joven médico para que éste no fuese al trabajo, no podía explicar el odio hacia éste individuo. Siempre sintió disgusto hacia él, aunque le daba una mierda lo que hacía con su vida, cuando presentó a una dulce y hermosa joven llamada (t/n) cómo su novia, Doflamingo tuvo el deseo de arruinar la vida del pelinegro y robarle a su noviecita.
Las cosas cambiaron y no para bien, pues el mayor se encontraba en crisis mentales debido a los confusos sentimientos que experimentaba por culpa de la peli-(c/c).
Era tan confuso, no solamente la situación y sus sentimientos, su propia persona era confusa. Doflamingo no sabía lo que era real y falso, si hablaban de cómo se sentía respecto a algo, claro.
-Do-Doflamingo, quiero-...
Fue callada por un beso del hombre.
Abriendo sus ojos, sus manos temblorosas sin saber dónde ser posadas y sus labios siendo entretenidos por el sabor a vino que sentía en los labios ajenos.
Estaba mal.
Sabía que sentirse atraída por Doflamingo, sabiendo que tenía un novio no estaba bien. Era todavía peor besar sus labios.
Pero se sentía tan bien.
Sus manos se posaban en sus caderas, acercando sus cuerpos más y mientras movía sus labios aprovecharía a introducir su lengua y descubrir el interior del paraíso. Aunque ella sabía que debía detenerle, no podía.
E incluso, quería más.
Sus pensamientos contradecían sus acciones, pues una vez Doflamingo se alejó, ella se movió hacia él de forma rápida como si fuese un imán.
-Desesperada, eh. - habló él, le miraba con tanto deseo en sus ojos que era imposible no quererle. -Puedo ver que has querido ésto desde hace mucho.
-Y-Yo...
-Podría follarte en la misma cama que pertenece a tu novio... ¿Cómo te hace sentir eso? - susurró en su oído, los ojos de la fémina se cristalizaron mientras sentía los besos del rubio en su cuello, bajando hasta su clavícula y llegando a sus pechos. -Debería detenerme, ésto no está bien, ¿no es así, pequeña?
Tenía esa sonrisa traviesa y ladina en sus labios, sabía que le daba igual si estaba bien o no.
Sin embargo, Doflamingo también era consciente de cómo la situación afectaba a la joven, por lo cual decidió que no le iba a follar.
En ese momento.
(...)
-Gracias.
Abrió la puerta del coche, el rubio posó su cálida mano en su pierna.
-No diré nada. - dijo serio, era extraño verle de tal forma. -Sé que ya sabes, pero deberías hacer algo sobre tu relación.
Se quedó en silencio, evitando su mirada y moviendo su pierna, Doflamingo captó la pista y quitó su mano.
-Sí... Tenga una bonita tarde. - no le dio tiempo a contestar pues una vez salió del coche, se dirigió a su apartamento con rapidez.
Con dificultad llegó a la puerta, sus manos temblaban y un dolor de cabeza se hizo presente. Cómo si no fuese suficiente, se sintió mareada y estresada. Nada más entró se derrumbó frente a la puerta, apoyando su espalda y deslizándose hasta quedarse sentada en el suelo. Sentía sus palpitaciones, la humedad de sus ojos le empezaba a irritar. El sudor le empezaba a molestar, no se podía mover, no podía hablar. No podía llorar.
No sabía si su hermano estaba, tampoco importaba mucho, sabía cómo lidiar con lágrimas cuando alguien estaba cerca. Era una experta fingiendo.
Su mente pensaba tantas cosas y al mismo tiempo no podía pensar.
Todavía no sabía el por qué de la injusticia y la estupidez de sus emociones.
¿Por qué no podía sentir nada por Law? ¿Por qué tenia que sentirse atraída a Doflamingo? ¿Por qué Doflamingo? ¿Por qué no Law? ¿Por qué permitió que él le besase? ¿Por qué le pasaba todo ésto a ella?
Solo quería amar y ser amada.
¿Cómo terminó siendo una infiel?
Y no sólo una infiel, también una cobarde, idiota y deshonesta. Una decepción.
Quería decirle la verdad al pelinegro.
Se dio por vencida y terminó quedándose dormida.
Una vez más, Sanji la encontró y la cargó hasta su cuarto. Se confundió al no ver lágrimas, aunque sabía que algo no estaba bien.
(t/n) pasó varios días sin salir de su cama, apenas salía cuando tenía que ir al baño, aparte de eso se la pasaba durmiendo todo el día, sin encontrar motivación de levantarse.
Sabía que no era el fin del mundo porque su novio no era la persona correcta, pero había algo más que le detenía de sentirse plena.
No estaba segura del qué.
Recibió otra llamada de Law, quien había estado muy preocupado por ella. Tampoco se dio la molestia de responder.
-¿Has pensado en ir a caminar? He escuchado que ayuda con sentirse desmotivado.
-¿Lo leíste de internet?
-B-Bueno, he escuchado...
-No te preocupes, Sanji, estoy bien. - interrumpió ella, abrazando una almohada y preparándose para dar la cuarta siesta del día.
-Nada vas a resolver si te duermes.
-Nada se resuelve si me quedo despierta. Y si duermo no pienso en ésto, entonces ayuda.
-(t/n).
-Dame tiempo, ¿quieres? Ya tengo suficiente que todo lo que esta pasando como para que vengas tú a molestar más.
CONTINUARÁ...
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El Cielo En Mis Manos (Doflamingo x Lectora)
RomanceTensión era una simple palabra hasta que conoció a Doflamingo. Le podía robar cada suspiro, suspiros que hacían falta en el momento correcto, con quien se suponía ser la persona correcta. ¿El corazón era tan ciego que se podía equivocar de persona p...