24- Porque Me Gusta A Morir

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-Te amo, mocosa, cómo nunca he amado a nadie - confesó él. Aprovechó de la sorpresa ajena para acercarse a la joven y besarla con pasión, tanta intensidad que había estado resistiendo para no perder la cabeza. Era delicado, un experto en seducir sus labios, haciendo de su boca lo que él quisiera, le tomaba cómo si fuese el dueño de su cuerpo, y estaba en lo correcto.

Tenía un don para hipnotizarle con tan sólo usar su voz, esa sensual y grave voz que con una frase le tenía a sus pies. Acariciaba las mejillas de la chica con sus suaves dedos, jugaba con sus mechones (c/c), respiraba profundamente para exhalar ese cálido aliento que le ponía los pelos de punta. Supo que ese hombre le traería tantos problemas y le causaría estragos en su interior desde la primera vez que le vio, no se equivocó. Con un simple roce podría enamorarse.

¿Enamorarse? Algo que trató de forzarse a sí misma a estar, a sentir atracción por alguien que nunca despertó algo en ella. Recordaba las palabras que Doflamingo le dijo hace muchísimo tiempo, y tenía razón.

Porque me araña
Me inquieta y me va,
Porque despierta en mi cosas
Olvidadas ya,
Porque ha llegado
Calando en mi piel
Siento unas ganas inmensas
De hacerlo con el

"Desde el momento en el que tienes que forzarte a sentir algo, deberías saber que no es para ti."

Sus manos no le permitían perderse en sus pensamientos, jugaban con los tirantes de su camisa. Notaba al contrario admirar sus hombros, su clavícula, incluso su cuello, tantas zonas las cuales quería marcar, ya que varias de sus antiguas marcas estaban desvaneciéndose.

Sin previo aviso, acercó sus labios a la sensible piel del cuello de la fémina, usando la punta de su lengua para erizar sus vellos y ponerla aún más tensa de lo que se encontraba ya.

Porque me invade
Y me agita su voz
Y siento hasta escalofríos
Acercándonos,
Porque hay respeto
Y ternura a la vez
Siento unas ganas inmensas
De hacerlo con el

-Doflamingo... - reunió fuerzas para hablar, aunque fuese con su temblorosa voz por los nervios. -Yo también le amo...

Pudo sentir la curva de sus labios en su cuello, sonrojándose aún más por la sensación. Sintió su entrepierna calentarse más.

-Lo sé, pequeña...

Porque me gusta a morir,
Porque me gusta a morir,
Me enciendo tan solo en pensarlo,
Me lleno, me excito y me exalto
No se si podría aguantarlo
Si ahora lo hiciera con el

Le había susurrado al oído.

Tenía que estar haciéndolo a propósito. Sabía lo que hacía, sabía lo que provocaba en ella, sabía sus puntos débiles cómo la sensibilidad de su cuello. Sabía lo que causaba en su cuerpo, cómo ese cosquilleo en su bajo vientre, o la extrema excitación que estaba experimentando en ese momento.

Escuchó a Doflamingo reír con suavidad cuando un jadeo se escapó de sus labios debido a la caricia que recibió en sus senos, cerca de sus pezones.

Porque me gusta a morir,
Porque me gusta a morir,
Yo se que seria increíble;
Que podría pasar cualquier cosa;
Tocar con mis manos la gloria
Si ahora lo hiciera con el
Por que el me gusta a morir

Estaba jugando con ella a ese punto.

-P-Por favor, Doffy - pidió ser atendida, su cuerpo se encontraba sensible ante esas caricias juguetonas.

Sin respuesta, él fue dejando un camino de húmedos besos por su cuello hasta su clavícula, donde su destino fueron sus pechos. (t/n), desesperada, se deshizo de su camiseta y le sonrió de manera coqueta, para provocarle.

Porque me araña
Me inquieta y me va,
Porque despierta en mi cosas
Olvidadas ya,
Porque ha llegado
Calando en mi piel
Siento unas ganas inmensas
De hacerlo con el

Un gemido salió de sus labios una vez sintió la cálida lengua del hombre en su pezón, succionando aquel botón, mientras pellizcaba al otro.

Movía sus caderas contra la intimidad excitada de la mujer, simulando lo que estaría a punto de hacer dentro de unos minutos. Era su forma de prococar a la joven.

-Déjame hacerte mía, (t/n) - murmuró Doflamingo contra sus labios una vez había subido. -Te prometo que nunca te dejaré ir.

Porque me invade
Y me agita su voz
Y siento hasta escalofríos
Acercándonos,
Porque hay respeto
Y ternura a la vez
Siento unas ganas inmensas
De hacerlo con el

Con su labio atrapado entre sus dientes, ella asintió sin pensárselo dos veces.

Moría por sentirle dentro de su cuerpo y convertirse en uno solo una vez más, y otra y otra hasta que fuese el fin del mundo si era posible.

Él continuaba deshaciéndose de sus prendas con lentitud, torturando a la chica con cada segundo que se tardaba para llegar al momento.

Porque me gusta a morir,
Porque me gusta a morir,
Me enciendo tan solo en pensarlo,
Me lleno, me excito y me exalto
No se si podría aguantarlo
Si ahora lo hiciera con el

La tenía a su merced.

Tan preciosa con sus ojos llenos de lujuria, que le veían con desesperación para introducirse a ella.

Le gustaba tenerla bajo su cuerpo porque amaba la sensación de calidez que le daba. Tener una completa vista de su rostro mientras la penetraba sin piedad.

Porque me gusta a morir,
Porque me gusta a morir,
Yo se que seria increíble;
Que podría pasar cualquier cosa;
Tocar con mis manos la gloria
Si ahora lo hiciera con el
Por que el me gusta a morir

Amaba el misionero.

Se introducía a ella cómo la pieza faltante de un rompecabezas que encajaban a la perfección.

A veces creía que su vagina había sido creada sólo para él. Cómo una cerradura, exclusivamente para la llave que tenía Doflamingo.

Se dejó llevar por el placer, dejando salir gemidos roncos y quejidos, mostrando la satisfacción de estar dentro de ella una vez más.

-Te sientes tan bien - le dijo, en una extraña combinación de ternura y seducción. -, ¿extrañabas ésto?

Joder, claro que sí.

Había extrañado a Doflamingo. Desde despertar cada mañana a su lado, hasta hacer el amor todas las noches.


CONTINUARÁ...

El Cielo En Mis Manos (Doflamingo x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora