Zack:
La dejé en mi escritorio haciendo sus ejercicios mientras yo iba a buscar una caja de chocolates que tenía guardada para cuando ella viniera.
Tomé la caja y la bajé, la vi en mi escritorio concentrado, tenía el ceño fruncido y se mordía la lengua.
Me acerqué por detrás y la tomé de la cintura, la levanté mientras me sentaba en la silla y la puse sobre mi regazo.
Ella siguió concentrándose, como si no se hubiera dando cuenta, pase la cabeza por encima de su hombro, estaba leyendo un problema.
-¿Te ayudo?
Asintió con la cabeza y me puse a leer el problema con ella.
***
Salimos de casa y empezamos a caminar con dirección a los puestos de Navidad.
Fuimos tomados de la mano mientras pasábamos por los puestos, paramos en uno de antigüedades y le compré una cámara antigua.
Llegamos a un puesto de algodón de azúcar.
Luna se dio la vuelta con una sonrisa de oreja a oreja y me miró con ojos de cachorrito. Le compraría todos estos puestos por verla feliz, y se piensa que por un simple algodón de azúcar tendrá que convencerme, es tan dulce.
Le compré un algodón de azúcar y salimos de los puestos, se empezó a juntar mucha gente y no quería que me reconocieran.
Entramos en un Starbucks y pedimos dos chocolates calientes para llevar, la idea era tomarnos el chocolate dentro, pero el camarero es un capullo.
-Dos chocolates calientes por favor- le dijo mi princesa.
-Perfecto linda ¿tu nombre?
-Luna.
-Hermoso nombre.
-Gracias- le dijo mientras yo estaba en un estante mirando dulces.
-Perfecto. Eres una chica muy hermosa- vale, eso ya era suficiente.
Me acerqué para decirle unas cuantas palabras, pero mi princesa lo tenía controlado.
-Ya lo sé, mi novio me lo recuerda todos los días- esa es mi chica.
-¿Tienes novio?
-Sí, es ese chico tan guapo de allí, ese que te está matando con la mirada, y que como sigas ligando dejara de matarte con la mirada y procederá a hacerlo con las manos.
El chico se alejó más de mi princesa y nos indicó que fuéramos a por nuestra bebida.
Las tomamos y fuimos dando un paseo por un parque en el cual no había nadie.
Se paró y me quedé extrañado, nos dimos la vuelta mirándonos el uno a otro y nos besamos. Empecé a notar como algo frío caía en mi nariz y al levantar la vista vi como empezaba a caer nieve. Copos de nieve caían sobre su nariz roja, era hermosa, todavía no me creo que le haya gustado a esta diosa de mujer, soy el tipo con más suerte del mundo.
La tomé de las mejillas y bese su nariz, la abrace y escondí la cabeza en su cuello, la quiero demasiado.
Empezó a nevar más fuerte, la nieve nos llegaba casi por los tobillos. Luna me tomo de la muñeca y me arrastro a donde antes había un parque lleno de hierba, la cual ahora estaba cubierta por nieve, me tiró a la nieve y a mi lado se puso a hacer un ángel de nieve.
-Te pondrás mala, no tienes ropa para nieve- le dije como intento de regaño.
-En tal caso tengo a mi guitarrista buenorro que seguro me cuida- dijo provocándome una carcajada sonora.
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Un desconocido alemán
RomanceUn viaje a Europa lo puede cambiar todo, pero sobretodo si te sientas al lado de un guitarrista famoso que pone tu vida patas arriba. Completa.