11-Chocolate.

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Zack:

La dejé en mi escritorio haciendo sus ejercicios mientras yo iba a buscar una caja de chocolates que tenía guardada para cuando ella viniera.

Tomé la caja y la bajé, la vi en mi escritorio concentrado, tenía el ceño fruncido y se mordía la lengua.

Me acerqué por detrás y la tomé de la cintura, la levanté mientras me sentaba en la silla y la puse sobre mi regazo.

Ella siguió concentrándose, como si no se hubiera dando cuenta, pase la cabeza por encima de su hombro, estaba leyendo un problema.

-¿Te ayudo?

Asintió con la cabeza y me puse a leer el problema con ella.

***

Salimos de casa y empezamos a caminar con dirección a los puestos de Navidad.

Fuimos tomados de la mano mientras pasábamos por los puestos, paramos en uno de antigüedades y le compré una cámara antigua.

Llegamos a un puesto de algodón de azúcar.

Luna se dio la vuelta con una sonrisa de oreja a oreja y me miró con ojos de cachorrito. Le compraría todos estos puestos por verla feliz, y se piensa que por un simple algodón de azúcar tendrá que convencerme, es tan dulce.

Le compré un algodón de azúcar y salimos de los puestos, se empezó a juntar mucha gente y no quería que me reconocieran.

Entramos en un Starbucks y pedimos dos chocolates calientes para llevar, la idea era tomarnos el chocolate dentro, pero el camarero es un capullo.

-Dos chocolates calientes por favor- le dijo mi princesa.

-Perfecto linda ¿tu nombre?

-Luna.

-Hermoso nombre.

-Gracias- le dijo mientras yo estaba en un estante mirando dulces.

-Perfecto. Eres una chica muy hermosa- vale, eso ya era suficiente.

Me acerqué para decirle unas cuantas palabras, pero mi princesa lo tenía controlado.

-Ya lo sé, mi novio me lo recuerda todos los días- esa es mi chica.

-¿Tienes novio?

-Sí, es ese chico tan guapo de allí, ese que te está matando con la mirada, y que como sigas ligando dejara de matarte con la mirada y procederá a hacerlo con las manos.

El chico se alejó más de mi princesa y nos indicó que fuéramos a por nuestra bebida.

Las tomamos y fuimos dando un paseo por un parque en el cual no había nadie.

Se paró y me quedé extrañado, nos dimos la vuelta mirándonos el uno a otro y nos besamos. Empecé a notar como algo frío caía en mi nariz y al levantar la vista vi como empezaba a caer nieve. Copos de nieve caían sobre su nariz roja, era hermosa, todavía no me creo que le haya gustado a esta diosa de mujer, soy el tipo con más suerte del mundo.

La tomé de las mejillas y bese su nariz, la abrace y escondí la cabeza en su cuello, la quiero demasiado.

Empezó a nevar más fuerte, la nieve nos llegaba casi por los tobillos. Luna me tomo de la muñeca y me arrastro a donde antes había un parque lleno de hierba, la cual ahora estaba cubierta por nieve, me tiró a la nieve y a mi lado se puso a hacer un ángel de nieve.

-Te pondrás mala, no tienes ropa para nieve- le dije como intento de regaño.

-En tal caso tengo a mi guitarrista buenorro que seguro me cuida- dijo provocándome una carcajada sonora.

Un desconocido alemánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora