XVI

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1 de Diciembre, 1995.

Diciembre había llegado más rápido de lo esperado, y definitivamente eso me ponía feliz, ya que esta era mi época favorita del año.

Diciembre era igual a patinar con Theo en el lago congelado, decoraciones navideñas, Cassiopeia y yo rogándole a Dumbledore que nos dejara organizar el Baile de Yule, entre muchas otras cosas.

Aunque este año era algo diferente, había estado bastante ocupada enseñando a los chicos del "Evans Revolution" más hechizos de defensa. Debo admitir que el nombre aún me parecía un poco bobo. En fin, entre eso y las conexiones con Voldemort, tuve que abandonar el equipo de porristas por su bien y el mío.

Definitivamente, no estaba en condiciones de liderar un equipo entero yo sola. Así que Cassiopeia se convirtió en la nueva capitana.

Voldemort había invadido mi mente en varias ocasiones, lo cual me llevó a tener sesiones de oclumancia con Snape y, secretamente, con Tom. Sí, Tom Riddle. También me había tenido comiendo más de la cuenta y, a veces, me causaba ansiedad.

Esa tarde me desperté de mi siesta después de haber tenido un ataque de ansiedad mientras estaba sola. Me levanté de la cama y fui al baño para arreglarme un poco antes de salir de la Torre de Gryffindor hacia las mazmorras de Slytherin, esperando encontrarme con los chicos.

Cuando llegué a las mazmorras de Slytherin, esperé a que algún estudiante de esa casa entrara para seguirlo. Pronto, Adrian Pucey entró y me permitió pasar. Le agradecí y caminé hacia la habitación de los chicos.

En este punto, Hogwarts parecía más pertenecer a Slytherin que a Gryffindor.

Lo que vi en su habitación me hizo fruncir el ceño y sonreír de manera burlona. Los chicos, incluido Mattheo, estaban cada uno con una chica en sus respectivas camas mientras hablaban.

-¿Acaso están en algún tipo de encuentro sexual en grupo? -me paré en el marco de la puerta con los brazos cruzados y mi aparente tono sarcástico.
-Cállate, idiota -y así fue como recibí una almohada en el rostro por cada uno de mis amigos.
-Qué raro, Potter arruinando las cosas -habló esta vez Riddle, y Daphne, quien estaba a su lado, soltó una leve risa.
-Nadie vino a verte a ti, Riddle. Y además, no vine a ver a ninguno de ustedes -sonreí ampliamente, y los chicos me miraron ofendidos.
-¿Y a qué viniste? -preguntó un confundido Blaise.
-A robarle gel para el pelo a Draco.
-¿Con quién te vas a ver? -habló esta vez el rubio.

Por Merlín, ¿me conocían tanto que sabían que cuando me junto con un chico me hago un peinado con gel? Increíble.

-Cormac -murmuré casi inaudiblemente o, al menos, eso quería creer yo.

Pero no, Enzo estaba tomando agua y básicamente se ahogó.

-¿¡CORMAC!? ¿Estás bien de la cabeza, pelirroja? ¿Se te quemaron las neuronas? -habló esta vez Theodore.
-Puede que sea un caballero, Theo. No hay que juzgar sin saber -expliqué, buscando en el baúl de Draco el gel.
-Ese tiene de caballero lo que yo tengo de Gryffindor, o sea, nada -habló esta vez el rubio.
-Aish, solo déjenme en paz y sigan con su reunión extraña -rodé mis ojos y caminé hacia el baño.

Antes de entrar, pude escuchar a la cita de Draco susurrarle: -¿La dejan agarrar todo así nomás? ¿Como si fuera la reina de aquí?
-Lo soy, amor, lo soy -sonreí de manera victoriosa, y ella solo rodó los ojos.

Una vez en el baño, momenté mi pelo con agua para que fuera más manejable y me apliqué, sin exagerar, o bueno, tal vez un poco, medio frasco de gel en el pelo. Tomé un peine y comencé a peinarlo hacia atrás para hacerme un rodete apretado.

Destiny Spell Our Love | Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora