Navier
Estuve sumergida en un corto trance de confusión, lo que me había dicho Henley con total sinceridad me hizo pensar por un instante y sentir una incomodidad al saber que podía reunirse con una joven.
Aunque él me preguntó directamente, no era yo quien debía decidir. La frustración se transformó en incertidumbre y esta pasó a convertirse en confusión. El beso, sus palabras, su toque, e incluso el perfume en su saco desviaban mi grado insuperable de sensatez.
Colocándome una bata de satén de color tinto salí de mi habitación; habían pasado aproximadamente diez minutos, en los que tardé cambiándome y quitando el poco maquillaje que usé esta noche.
Mis pensamientos divagaban entre ese hombre y el trabajo que me esperaba en E.E.U.U. al regresar, pero fue contradictorio porque olvidé que él aún estaba en mi sala.
Regresé a esa zona y me detuve en el instante en el que lo vi con la cabeza recargada en el mueble, sosteniendo un cojín, abrazándolo hasta que este se contrajera y sus frondosas pestañas sobre las mejillas solo mostraban lo dormido que se encontraba y lo adorablemente sexy que se veía con el cabello caído.
Lo contemplé pocos minutos antes de acercarme con cuidado y mover su cabello dorado que ocultaba su frente. Había sido un manojo de dudas, a favor y en contra que atravesaban mi mente cada vez que pensé en un posibilidad de tener un sentimiento hacia él.
Me daba cuenta de la indiscutible atracción que tenía por ese hombre y el remolino que me generaba cada vez que me besaba desprevenidamente; solté un suspiro dándome cuenta de ello y que probablemente él sintiera esa ansiedad porque nuestros labios se tocaran.
Sin darme cuenta ya estaba sentada a su lado, con la mano sobre su mejilla, sintiendo su respiración apaciguada sobre mi piel. Dejé que mis dedos frotaran su superficie tersa un instante más antes de apartar mi mano
O esa fue mi intensión, porque Henley tomó mi muñeca manteniéndola en el mismo lugar; aún con los ojos cerrados inhaló lo suficiente para soltar el aire por un largo segundo. Sintiendo sus labios justo en mi pulso contuve la respiración; solo fue un toque sencillo, pero gratificante.
-Navier- murmuró entre sueños; debía estar lo suficientemente cansado para hablar sin estar consiente- regina
Estaba segura que había dicho eso anteriormente, pero al no saber mucho italiano, aún no descubría lo que significaba
-Descansa- separé mi cuerpo y dejé que se acomodara en el mueble, sería incómodo, pero era su culpa haberse quedado dormido en mi pent-house.
[...]
Apenas el alba se asomó abrí los ojos, sabiendo que mi vuelo saldría después del desayuno; Eliza posiblemente me llamaría para recordarme mi agenda así que preferí tomar la ducha refrescante que tomaba cada mañana y me ayudaba con cada uno de los músculos de mi cuerpo.
Mientras lo hacía recordé a Henley, quien tal vez debía de seguir en el sofá; imaginaba que pudo haberse quedado toda la noche allí, aunque no lo conocía lo suficiente para saber sus hábitos; supongo que de eso se trataba... conocerse en el proceso.
Escogí un conjunto formal, pero casual; tenía que tener algo cómodo cuando pasaría horas en el avión. Salí como anoche y mis ojos se dirigieron al instante a la sala; donde creí que se encontraría descansando, ahora no había nadie, estaba ordenado el saco que había tenido en mis hombros hace horas ya no estaba donde lo había colocado.
Una desilusión ligera me generó el no verlo, pero eso duró solo unos minutos; hasta que al ir por un vaso de agua lo que adornaba mi mesa era unos platos con frutos rojos y debajo de ellos unos panqueques de ricotta, lo había leído en alguna parte, pero esta sería la primera vez que los probaría.
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[+18] STATUS | Navier y Henley
RomanceUn arrogante y calculador empresario, sumamente profesional si se trata de negocios. Un mujeriego de primera que disfruta de los placeres que le brindan por las noches, jamás visto con la misma mujer dos veces; sin embargo, una mujer totalmente dife...