14. Sentir tu aroma, tu respiración y todo de ti

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Navier

Cuando recogí de la cama la parte superior de su equipo, en la que aún quedaban restos de sangre seca no pude evitar pensar en mi hermano. El nuevo escándalo que podía impedir que fuera al extranjero a expandir su carrera como deportista profesional, que por años se esforzó por mantener.

Giré para entregar sus pertenencias, aunque aún sintiera esa sensación ansiosa y el calor en mis palmas al apretar ligeramente la prenda.

Pude acabar esta noche con una despedida y descansar para el largo día de papeleo y reuniones que me esperaba en mi oficina. Pero no.

-¡Ah!- mi cuerpo se tensó cuando choqué con algo, mejor dicho con alguien. La prenda se cayó de mis manos por la impresión y mis manos se posaron en el amplio e igual de tenso pecho de Henley

Suavizó su mirada al notar que me había sorprendido verlo detrás mío.

-¿Por qué apareces sin hacer ningún ruido?- recriminé recomponiéndome y retrocediendo un poco

-Solo porque reaccionas de la misma manera cada vez que lo hago- su mirada era la misma a la de la cocina y no podía distinguir la causa o motivo de que esos pares púrpuras me miraran con tal intensidad- tu rostro no lo demuestra, pero tu cuerpo sí- se acercó a paso lento, ese paso que yo había delimitado para no llevar las cosas por otro rumbo

-Y parece que disfrutas de ello- fruncí el ceño, no estaba acostumbrada a eso; la mayoría que me rodeaba anunciaba su llegada o pedía permiso, incluso podía sentir los pasos de mis padres o Koshar en la mansión. Pero simplemente él aparecía como un ser sobrenatural

-Por supuesto- sus manos fueron directo a mí y se posaron en cada lado de mi cintura; atrayéndome a él

-¿No sabías que es descortés ingresar a la habitación de alguien sin pedir permiso?- murmuré sintiendo que la cercanía era diferente a la que habíamos tenido en todo el día

-Tú no eres solo alguien- ladeó su cabeza llevando su diestra a mi cabello y dejando una caricia en ellos- eres especial- acercó su rostro, dejándome sentir el suave aliento del alcohol que bebimos hace unos minutos, recordándome de cuál se trataba

-¿Abriste el Macallan Adami 1926?- cuestioné volviendo a fruncir las cejas

-Eso creo- no le tomó importancia y continuó con la caricia en mi cintura- no pienses en eso ahora

Acercó su rostro al mío y cuando creí que se dirigía a mi boca, desvió sus labios a mi mejilla. Haciéndome sentir dichosa, pero al mismo tiempo desilusionada; quise reprochárselo por alguna razón.

Me dio otro en la otra mejilla y me abrazó por completo la cintura, agachándose por su imponente altura.

-No me gusta- susurré con la misma actitud disconforme

-¿Qué cosa?- debí suponer que por nuestra cercanía escucharía hasta mi más mínimo suspiro. Su intriga por querer saber la razón de lo que dije se quedaría allí, en intriga, porque no iba a admitir que no me gustaba que fuera más alto que yo

Separó sus labios para continuar hablando; pero lo único que quería ahora era colocar los míos sobre ellos. Así lo callé, dejando una mano en su mejilla, para besarlo justo donde quería y no dudó ni un segundo en corresponder con el mismo anhelo.

-Esperé todo el día...- entre dientes lo mencionó, apretándome a él, lo que hizo que mi otra mano no supiera dónde quedarse y siendo lo más cercano su brazo

Con pasos lentos y sin apuros me guio hacia atrás al mismo tiempo que su mano izquierda desciende hasta mi cadera, aferrándose sin brusquedad y con delicadeza arrastra mi cuerpo a mi cama, que por un momento la sentí lejana al perderme en los besos que nos calmaban la indiferencia que hubo entre ellos todo el día.

[+18] STATUS | Navier y HenleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora