18. ¿Qué haces aquí?

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Navier

Mi mente reaccionó al momento en el que me daba cuenta de la situación en la que estábamos. Me alejé acomodando mi falda; casi olvidando que él seguía en el sofá, con una mirada curiosa y agobiada por algo.

Fui hasta mi celular y revisando las notificaciones confirmé lo que mi mente creyó imaginar. Aunque era extraño y necesitaba respuestas no podía perder el tiempo asimilando esto, yo actuaba rápido ante una situación de riesgo, debía recordar eso.

Pero era complicado, cuando hace unos minutos solo dejé que mis impulsos tomaran las riendas y cayeran ligeramente en ese espeluznante encanto. Me giré a verlo y no evité suspirar al mirarlo desde mi altura.

Su camisa normalmente ordenada presentaba arrugas en la parte delantera, tres botones sueltos dejaban a la vista el inicio de lo que a vista de cualquiera sería un cuerpo totalmente cuidado y trabajado.

Sentía el ambiente tenso y sobre todo él. Sus piernas separadas, brazos extendidos y cabello desarreglado le daba un alto atractivo masculino y oscuro. Tal vez la tenue iluminación ayudaba en eso o el simple hecho de ser él hacía que esa sensación quisiera alcanzar la superficie y regresar a su regazo.

Apreté los labios y tomé uno de los cojines para lanzárselo y ayudara a mi mente a tomar toda razón para no volver a mirar sus pantalones. El calor en mi cuello se sintió drásticamente y volví a girar colocando mi palma sobre la frente.

—Tienes que irte —suspiré cerrando los ojos momentáneamente. Sabía que los minutos seguían pasando y la puerta volvería a sonar.— Henley.

Lo miré una vez más y seguía en la misma posición, aunque el cojín cubría lo que a él no parecía avergonzarle en lo más mínimo. Además, su mirada estaba perdida en algún punto de la sala. 

—Si te miro ahora, será peligroso -inhaló profundamente, mientras pensaba en cómo sacarlo de aquí. Solo había una puerta de salida, la terraza y... el baño.

—El baño, ve al baño -ni siquiera se inmutó en mirarme cuando se levantó dejando el cojín a un lado y dirigiéndose hacia el pasillo como si supiera a dónde ir exactamente.— Bien...

Esperé un minutos más, antes de escuchar la puerta cerrarse y la voz masculina volver a llamarme.

—Navier —esta vez su tono era más tranquilo o tal vez se dio cuenta que la seguridad del edificio podría tomarlo como amenaza.

Recogí unas cosas que estaban fuera de lugar y que pareciera que estaba yo sola. Una vez inspeccionado fugazmente me acerqué a la puerta principal y no lo hice esperar más tiempo.

Lo primero que sentí al abrir la puerta fue una sorpresa que hizo que entreabriera los labios, pero sin poder decir algo. El cuerpo se tambaleó hacia mí y sujeté sus hombros en un intento de estabilizarlo.

Mi olfato detectó el olor a alcohol y dejé que ambos nos adentráramos nuevamente en mi departamento. 

—Creí que... no estabas —dijo levantando su cabeza y dejándome ver los mimos ojos verdes que yo tenía. Tenía la mirada decaída y la preocupación me embargó por completo; pocas veces veía a mi hermano así.

 —Koshar —murmuré aún sosteniéndolo y guiándolo hasta otro sofá; inconscientemente mi mente seguía con una poca sensación de lo que había pasado antes y no quería tener un recuerdo de mi hermano allí.— ¿Qué pasó? ¿Qué haces aquí?

No comprendía qué hacía aquí, se suponía que estaría en otro continente. Entrenando para su próxima temporada con su nuevo equipo. Que estuviera en este estado, un día laboral y que no supiera de su llegada.

[+18] STATUS | Navier y HenleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora